LOS PADRES PREFIRIERON EL ENGAÑO,
SUS HIJOS RECIBEN GRACIA
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 15 DE MARZO DE 1947
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
Estudiemos esta tarde el capítulo treinta de Isaías comenzando con el primer versículo.
Aquí, como en los otros capítulos de las profecías de Isaías, notarán que una parte del capítulo (en este caso los primeros 17 versículos) hablan de los pecados del antiguo Israel, los padres de Israel Antitípico, y de la caída de su poder. Pero el resto del capítulo trata del Israel de los últimos días, los días en que Israel Antitípico es otra vez elevado al poder. Consideremos ahora
Isaías 30:1, 2 - “¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi Espíritu, añadiendo pecado a pecado! Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto”.
Evidentemente el pueblo de Dios en esos días fue culpable de estos pecados. En vez de confiar en Dios para librarse de sus enemigos, ellos se confiaron en Faraón. ¡Que débil soporte para sostenerse! Como resultado de esto claramente les fue dicho que:
Isaías 30:3-7 - “Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión. Cuando estén sus príncipes en Zoán, y sus embajadores lleguen a Hanes, todos se avergonzarán todos del pueblo que no les aprovecha, ni los socorre, ni les trae provecho; antes les será para vergüenza, y aun para oprobio. Profecía sobre las tierras del Neguev: Por tierra de tribulación y de angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de asnos sus riquezas, y sus tesoros sobre jorobas de camellos, a un pueblo que no les será de provecho. Ciertamente Egipto en vano e inútilmente dará ayuda; por tanto yo le dí voces, que su fortaleza sería estarse quietos”.
Como saben esto es lo que exactamente aconteció al pueblo antiguo de Dios. ¡Cuanto mejor es estarse en quietud esperando en la ayuda del Señor cuando nos encontramos desamparados, que el solicitar ayuda de los enemigos de Dios!
Isaías 30:8 - “Ve pues ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre”.
Verdad es que ellos mataron a los profetas por advertirlos de sus pecados, pero Dios decretó que los escritos de los profetas permanecieran intactos para que fueran una lección objetiva a las generaciones venideras que tenían que seguir después de ellos. Hoy día, el pueblo de Dios no tendría ninguna excusa si repitiera los mismos errores que los antepasados cometieron. Si ellos repiten los pecados a aquellos que los antecedieron, esta culpa traería sobre ellos un castigo aun más que el que trajo sobre los Judíos. Y si ninguno puede negar que las profecías de Isaías en contra de los Judíos fueron cumplidas, entonces ¿quién se atreverá a decir que no se cumplirían en contra nuestra si falláramos como ellos fallaron?
Isaías 30:9-10 - “Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras”.
Al matar a sus profetas por la franqueza de su palabra, efectivamente el antiguo pueblo de Dios estaba diciendo, Profetizad mentiras. Decidnos cosas halagüeñas, nosotros no queremos saber la verdad acerca de nosotros. ¿Existen actualmente hoy día estas mismas cosas entre nosotros? - Permítanme narrar un incidente que contestará pronto esta pregunta.
Justamente el otro día recibí una muy amable carta de un hermano ministro, en la que sinceramente expresaba su opinión acerca de nuestra literatura. Este ministro de una manera muy cortés expuso que la única objeción que él tenía en contra es que nosotros hablamos de los pecados y errores que cometen los dirigentes de la iglesia. El hermano ministro dice, si ustedes los aman, deberían hablar sólo bien de ellos.
Yo aprecio la sinceridad de este hermano en este asunto, pero no aprecio su juicio acerca de ello. Si él examinara de nuevo la literatura, estoy seguro que encontraría que no decimos nada más que lo que las Escrituras dicen acerca del asunto para nuestro tiempo. Así que en la actualidad los cargos de este hermano no son dirigidos en contra de nosotros sino en contra de Dios mismo!
Hermano, Hermana, nuestra preocupación no es para encontrar faltas ni en los ministros, ni en los laicos, sino traer a la luz con fidelidad la verdad, lo que las Escrituras tienen que decir al pueblo de Dios en la actualidad. No podemos hacerlo de otra manera, Dios nos está ayudando. La carga de Ezequiel es nuestra carga:
“Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás y tu no le amonestares, ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino, a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, más su sangre demandaré de tu mano”. Ezequiel 3:18.
Cuando los Judíos encontraban faltas en los profetas porque estos les hablaban de los pecados que los sacerdotes cometían, ellos de hecho dijeron esto:
Isaías 30:11 - “Dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel”.
La ceguera espiritual es una cosa cruel. Es una tarea muy difícil lograr el que sus víctimas vean sus pecados o la justicia de Dios. Ellos mal interpretan y hacen mal uso de todo lo que se hace en bien de ellos.
Isaías 30:12, 13 - “Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ella os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente”.
Si los ojos espirituales del antiguo pueblo de Dios hubieran podido ser abiertos, si ellos hubieran podido ver que sus pecados estaban minando los cimientos sobre los cuales ellos, todos estaban establecidos, entonces no habrían escupido los rostros de los profetas que continuamente les amonestaban de su problema. Sin duda que no. En vez de esto, ellos habrían dado la bienvenida a los profetas.
Isaías 30:14 - “Y se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen pedazos; tanto, que entre los pedazos no se halla tiesto para traer fuego del hogar, o para sacar agua del pozo”.
¿Quién se atreve a negar que así fue como cayó su reino? Todas estas cosas vinieron sobre ellos porque rehusaron oír a los profetas.
Isaías 30:15-18 - “Porque así dijo el Señor Jehová, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis. Sino que dijisteis: No, antes huiremos en caballos: por tanto, vosotros huiréis. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por tanto serán veloces vuestros perseguidores. Un millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de cinco huiréis vosotros todos; hasta que quedéis como mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una colina. Por lo tanto Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él”.
Sin embargo El dio Su promesa de que esperaría hasta que ellos como un pueblo terminarán su período de prodigalidad, y hasta que descubriendo sus errores dieran oportunidad al Señor para mostrar a ellos Su gracia. Así que los que esperan en El están seguros de recibir las bendiciones. El Señor permitió que las naciones combatieran a Su pueblo y lo esparcieran por los cuatros vientos, porque no había nada que hubiera podido ser hecho para salvar a nuestros antepasados de la vergüenza.
El versículo dieciocho es la línea divisoria entre las relaciones de Dios con su antiguo pueblo y Sus planes nuevos trazados para Su pueblo en los postreros días. Hasta este versículo consta el registro de lo pasado; y concerniente a todas las promesas proféticas, nosotros leemos:
Isaías 30:19 - “Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oir la voz de tu clamor te responderá”.
¿Cuál es la razón porque Dios espera tan pacientemente? ¿Y porqué promete El Su gracia tan abundantemente a Su pueblo? - Porque El está resuelto a que ellos moren en Sion en Jerusalén. Su designio es el de traerlos de vuelta allí, y darles descanso. El se propone poner fin a sus lágrimas, escuchar sus oraciones y conceder sus necesidades. sí que mientras el antiguo pueblo de Dios encontró destrucción, castigo, y ruina, ahora nosotros estamos esperando restauración, gracia y misericordia. Hoy tenemos las mismas promesas que tuvo el pueblo en los días de Moisés - sí, aun más grandes todavía.
Isaías 30:20 - “Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán tus maestros”.
Aunque Dios antiguamente permitió que los maestros del pueblo (sus profetas) fueran puestos en aprietos, abusados y aún matados, El no lo permitirá más. Los ojos de Su pueblo mirarán a sus maestros que Dios les ha asignado, ellos serán puestos al frente en primer lugar.
Isaías 30:21 - “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por el; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”.
Así es que no hay necesidad que ninguno de nosotros cometa errores. No hay excusa para cometer faltas que no debíamos cometer.
Isaías 30:22 - “Entonces profanarás la cubierta de tus esculturas de plata, y la vestidura de tus imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo asqueroso ¡Sal fuera! les dirás”.
No, el pueblo fiel de Dios no se adherirá a ninguna cosa que disguste al Señor. No solamente arrojará lejos tales idolatrías, sino que por completo las aborrecerá del todo.
Isaías 30:23 - “Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera, cuando siembres la tierras; y dará pan del fruto de la tierra; y será abundante y pingué; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas”.
Cuando cumplamos con todos los requerimientos de Dios, entonces prosperaremos. Entonces es cuando será reprendido el devorador, y quitadas las maldiciones de sobre nosotros. Deberíamos realizar ahora que nuestra prosperidad no depende únicamente de nuestra habilidad, sino que depende más de la aprobación de Dios sobre nuestros hechos.
Isaías 30:24 - “Tus bueyes y tus asnos que labran la tierra, comerán grano limpio, aventado con pala y criba”.
Si nuestro ganado debe tener alimento limpio, cuánto más importante es que nosotros mismos tengamos el alimento espiritual que es escudriñado por el mismo Espíritu de Verdad, éstos están para tenerlos.
Isaías 30:25 - “Y sobre todo monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza, cuando caerán las torres”.
Es obvio, que cuando las aguas de salvación de Dios cubran la tierra - hasta la cima de las montañas, por decirlo así - entonces caerán las torres o atalayas (los púlpitos) que las gentes han construido a su propia iniciativa. Sin duda que el día de la matanza es el día grande y terrible del Señor. Así que otra vez somos traídos frente a frente de la realidad de que la Verdad hace una de dos cosas - si no puede salvar, destruye.
Esta misma Verdad que estamos escuchando hoy será verdaderamente esparcida por todo el mundo como cuando el fuego se esparce en un campo de rastrojo. No importa quienes sean los que intenten detener la Verdad de Dios, yo sé que los que éstos intenten, tropezarán y caerán y no serán hallados, más la Verdad cubrirá la tierra.
Isaías 30:26 - “Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que vendare Jehová la herida de su pueblo, y curare la llaga que él causó”.
Si no fuera esto un lenguaje figurado, si el sol viniera a ser siete veces más caliente de lo que es, entonces la tierra se incendiaría. Es obvio que el sol en este caso se usa figuradamente para ilustrar que la luz de la Palabra de Dios mientras que El está soldando la “herida” de Su pueblo, tiene que aumentar siete veces más. Toda la luz que hay en ella se derramará sobre la tierra como lo hace el sol en un claro día. Por la otra parte, la luna (la iglesia), la agencia que refleja los rayos del sol en los lugares oscuros de la tierra, como resultado cuidará al pueblo, no mucho mejor de lo que ha podido hacerlo hasta hoy, sino perfectamente. Precisamente en la actualidad estamos mirando que la luz de la Palabra de Dios está elevándose alto y más alto cada semana que pasa.
Isaías 30:27 - “He aquí que el nombre de Jehová viene de lejos: Su rostro encendido, y con llamas de fuego devorador; sus labios llenos de ira, y Su lengua como fuego que consume”.
¡Mirad! manda el Señor, el descubrimiento de estas verdades indica una cosa -que nos estamos aproximando al día grande y terrible del Señor, el día en que sólo habrá un Señor, y uno será Su nombre.
Isaías 30:28 - “Y Su aliento, cual torrente que inunda; llegará hasta el cuello, para zarandear a las naciones con criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos, haciéndoles errar”.
El aliento del Señor, Su palabra escrita, se levantará alto, (la Verdad revelada aumentará) y más alto hasta que llegue al “medio del cuello”, para zarandear las naciones. Los vanos caerán, pero los humildes, los que esperan en el Señor permanecerán.
Isaías 30:29 - “Vosotros tendréis cántico como de noche en que se celebra pascua, y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir al monte de Jehová, al Fuerte de Israel”.
Sí, los que rechazan la Palabra de Dios lamentarán y crujirán sus dientes en la oscuridad de afuera, pero los obedientes, los que esperan en el Señor, cantarán como cuando se celebra una solemnidad santa, y tocarán como el que toca con flauta “para venir al monte [reino] de Jehová”.
Isaías 30:30 - “Y Jehová hará oír su potente voz, y hará ver el descenso de su brazo, con furor de rostro, y llama de fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra de granizo”.
Dios está ya para manifestar Su poder y vindicar Su causa. Los días de Su silencio casi han pasado ya.
Isaías 30:31-33 - “Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantada. Y cada golpe de la vara justiciera que asiente Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla tumultuosa peleará contra ellos. Porque Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho; cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende”.
Si el pueblo de Dios en los antiguos tiempos hubiera creído lo que los profetas les decían, ¡Que diferente hubiera sido! El conocimiento de sus errores, debe servirnos como una vía de escape en nuestro camino.
“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios … Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis su voz hoy, no endurezcáis vuestros corazones”. Hebreos 3:1, 2; 4:1, 2, 7.
Nuestros antepasados prefirieron el engaño. Sin embargo, nosotros hoy debemos responder gozosos a la llamada de Misericordia, para que así obtengamos gracia.
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