MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA
Voy a leer del El Discurso Maestro de Jesucristo, la página 84, los párrafos uno al tres. Estos se basan en la escritura “Buscad primero el Reino de Dios”.
D.M.J., p. 84 – “Los oyentes de las palabras de Cristo seguían aguardando ansiosamente algún anuncio del reino terrenal. Mientras Jesús les ofrecía los tesoros del cielo, la pregunta que preocupaba a muchos era: ¿Cómo podrá mejorar nuestra perspectiva en el mundo una relación con él? Jesús les mostró que al hacer de las cosas mundanales su anhelo supremo, se parecían a las naciones paganas que los rodeaban, pues vivían como si no hubiera Dios que cuidase tiernamente a sus criaturas.
‘Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. ‘ … Abrid el corazón para recibir este reino, y dedicad a su servicio vuestro más alto interés. Aunque es un reino espiritual, no temáis que vuestras necesidades temporales sean desatendidas. Si os entregáis al servicio de Dios, el que es todopoderoso en el cielo y en la tierra proveerá todo cuanto necesitéis.
“Cristo no nos exime de la necesidad de esforzarnos, pero nos enseña que en todo le hemos de dar a él el primer lugar, el último y el mejor. No debemos ocuparnos en ningún negocio ni buscar placer alguno que pueda impedir el desarrollo de su justicia en nuestro carácter y en nuestra vida. Cuanto hagamos debe hacerse sinceramente, como para el Señor”.
Arrodillémonos y oremos para que podamos hacer del avance del reino nuestro mayor interés; para que ninguna cosa pasajera interfiera con nuestro servicio incondicional al Señor; y que de todo corazón creamos que el Señor proveerá nuestras necesidades. Sólo entonces no tendremos temor por el futuro.
EL CAMINO DE REGRESO AL EDÉN
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 28 DE DICIEMBRE DE 1946
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
Génesis 3:17 – “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida”.
Después que Adán pecó, ¿qué le dijo el Señor a él? – “Por cuanto obedeciste la voz de tu mujer, has hecho lo que no debías, y has comido del fruto que te prohibí que comieras, por esta causa, la tierra es maldita, no en contra tuya, sino para tu bien”.
El Error, siendo contrario a la Verdad, ello hubiera dicho, “Bendita es la tierra por tu bien”. Y en vez de decir, “Con dolor comerás todos los días de tu vida”, El Error hubiera dicho, “Con alegría comerás de ella todos los días de tu vida”. En otras palabras, mientras que Dios pronuncia una maldición, Satanás en las mismas circunstancias pronuncia una bendición. Así que estando el mundo naturalmente en armonía con lo que Satanás habla, espera vivir en el placer todos sus días. No obstante está teniendo mucho dolor. Gran cantidad de dolor.
Génesis 3:18 – “Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo”.
El Diablo, por supuesto habría dicho, “Rosas y flores te producirá”. Y en vez de decirles, "Comerás hierba del campo”, él les hubiera dicho, “Tú comerás de todas las cosas que encuentres en el campo”. Es verdad que él no dice esto en un libro, pero lo dice en el corazón de cada ser viviente, y ellos celosamente obedecen su voz.
Génesis 3:19 – “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”.
Satanás habría dicho: “Con alegría comerás tu pan hasta que, por el proceso de la evolución, vengas a ser como un Dios; porque fuiste tomado de un insignificante átomo, y evolucionarás hasta llegar a ser un Dios poderoso si prosigues de esta manera”.
Pero ¿qué dijo Dios? – “Con el sudor de tu rostro comerás el pan todos los días de tu vida; esto es por tu propio bien vas ahora a tener dificultades en ganar tu vida; así que podrás tratar ya de reconciliarte con ello”. En otras palabras, aunque no era éste el destino del hombre antes que pecara, ésta vino a ser su suerte tan pronto como fue arrojado del jardín, tan pronto como él ganó la maldición.
“Pero”, vosotros preguntáis “¿por qué se propuso Dios que todos nosotros tuviéramos que pasar por arduos trabajos y pesares antes de que regresemos al Edén? Si él ha de llevarnos de vuelta, ¿por qué no lo hizo desde un principio, en los días de Adán?” - La respuesta a estas preguntas se halla en
Lucas 15:11-13 – “También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente”.
La historia cuenta que había dos hijos en la familia. El mayor de ellos eligió permanecer en casa, pero el más joven eligió irse lejos. Y vosotros sabéis lo que sucedió. Poco tiempo después el hijo joven malgastó todo su patrimonio en una vida licenciosa.
Estoy seguro de que el padre sabía de antemano que su hijo iba encaminado a sufrir duros contratiempos. El amaba mucho a su hijo, y seguramente deseaba salvar al joven de todos los sufrimientos que le esperaban. El mismo hecho de que cuando el joven volvió el padre salió a su encuentro, estando el hijo aún muy lejos de la casa, e hizo un banquete para él, no obstante que había malgastado los bienes de su padre y deshonrado el nombre de la familia, es una gran evidencia que el padre amaba al hijo supremamente. Le fue permitido al joven dejar el hogar solamente porque nada sino la experiencia propia podría haberle demostrado su locura, probándole a la vez el amor de su padre por él.
¿Cuál fue la causa de que al joven le disgustara su casa? Fue el deseo de vivir una vida licenciosa. Ningún joven y ninguna joven dejan su casa excepto con la esperanza de obtener libertad para vivir perdidamente y obrar conforme a su voluntad y según los deseos de su corazón carnal.
Una vida licenciosa - sin duda puede ser bastante divertida por una temporada, pero su resultado final es la vergüenza y deshonor. Si el hijo prodigo viviera en nuestros días ¿qué suponéis vosotros que él haría para comenzar su vida divertida y tener buen tiempo? - Con seguridad que lo primero que haría, si le fuera posible, sería comprar un automóvil, buena ropa, un anillo con diamante, un brillante pisacorbata, un reloj de pulsera. ¡Oh sí!, y no olvidaría poner una flor en el ojal de la solapa y un pañuelo de seda en el bolsillo al lado de su saco. (Puede ser que no haya nada de malo en tener algunas de estas cosas, pero ciertamente no es recomendable ni aún de buen gusto adornarse con todo lo que se pueda. Por decir lo menos, es ridículo ataviarse al estilo del pavo real).
¿Y a quiénes llevará este joven díscolo en sus paseos? - Por supuesto que a las jóvenes. ¿Y a dónde irán? - no a donde van los predicadores, ni tampoco irán a la iglesia.
Lucas 15:14 – “Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle”.
Si vosotros gastáis todo lo que tenéis y todo lo que ganáis también, tarde o temprano tendréis hambre. La Providencia trajo esta hambre especialmente para traer al joven “a sí mismo”. Sin duda que ningún joven deja su casa cuando está en sí y, al contrario, tampoco vuelve a su casa antes de volver en sí mismo. Sí, así aprende su lección, ¡pero a qué costo! ¡A qué costo!
Lucas 15:15-16 – “Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba”.
Cierto es que el pródigo obtuvo trabajo, pero éste “no cubría sus pagos”, porque aún tenía necesidades.
Lucas 15:17-19 – “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros”.
El finalmente descubrió que había estado jugando al necio de sí mismo y comenzó a reflexionar acerca de volver a su casa, diciendo: “Pensad cuantos criados hay en la casa de mi padre. ¿Por qué yo aquí perezco de hambre? Pero, pensó, “¿que diré cuando llegue allá?”. Habiendo vuelto en su sentido, por supuesto, sintió que debía decir la verdad, la cosa que lo recomendaría ante el Cielo así también como ante la tierra.
Si este joven hubiera escuchado el consejo de su padre en primer lugar, él no habría sido humillado. ¡Y que humillación! y también que lección no sólo para los jóvenes, sino también para los mayores. Sí, hay miles de jóvenes y mayores también que aprenden grandes lecciones, pero a menudo pagan precios tremendos tan sólo porque escuchan al “embaucador” del Diablo. ¿Por qué son ellos llevados tan fácilmente por sus seducciones? - Solamente porque su atractivo cebo atrae a la naturaleza egoísta y pecaminosa del hombre.
La humillación del pródigo espera no solamente a los jóvenes que no aceptan los consejos de sus ancianos, sino también a los mayores que no aceptan honestamente los consejos del Señor. Esta es una de las leyes de Dios que ninguno ha sido capaz de evadir.
La experiencia del pródigo contesta ahora las preguntas: ¿Por qué Dios sacó a Adán del Jardín? En primer lugar ¿por qué lo arrojó del Jardín? Si Dios tenía de todos modos que perdonarle algún día, ¿por qué no lo perdonó poco después de su caída y le volvió a poner en el Edén? ¿Por qué no toda la humanidad fue salvada de esta manera de vivir en medio de la miseria y de la muerte antes de volver al Edén?
Si Dios hubiera permitido a Adán y Eva permanecer en el Jardín después de su pecado para así seguir teniendo acceso al “árbol de la vida”, les hubiera así perpetuado su vida pecaminosa en su estado de pecado. Qué cosa tan terrible hubiera sido - pecadores que viven eternamente. Y si les hubiera evitado a sus descendientes pasar por las dificultades y la muerte, no hubieran podido darse cuenta de lo que es una vida de pecado, como de la misma forma el pródigo no podía hacerlo antes de pasar por una vida licenciosa, y de fracaso, trabajo riguroso y pobreza.
“Pero” vosotros decís, “si el Señor no pudo regresar a Adán y Eva al Jardín sin primero hacerlos pasar por la muerte y la resurrección, ¿Tenía él que maldecir la tierra ocasionando con esto que ganaran el pan con el sudor de su rostro? ¿Y por qué tenía que hacerlos comer su pan con dolor por 6.000 años? Porque todos los que han de entrar en el Reino, y volver al Edén, deben primero volver en sí mismos como lo hizo el hijo pródigo, pues todos deben comprender que todas las cosas fuera del jardín son nada más que desperdicios de puercos.
Porque el trabajo es esencial y porque a los pecadores por naturaleza les disgusta el trabajo, los cardos y las espinas fueron creados obligarles a trabajar para ganarse la vida. Si dejamos en el campo las malezas perjudiciales, y pasamos el tiempo divirtiéndonos, entonces éstas ahogarán las mieses, y nosotros, como el hijo pródigo, tendremos hambre. Así que, el que no trabaje que no coma. Dios quien conoce lo que es mejor para nosotros, hizo de tal manera las cosas para que ganemos nuestra vida de un modo difícil trabajando todo el día con sólo poco descanso.
Ahora para los que han vuelto en sí mismos, el trabajo es un placer. Sólo los necios aborrecen el trabajo.
Antes que fuera inventada la maquinaria moderna los agricultores no tenían tantas dificultades con las pestes destructoras como las tienen ahora. Pero como la maquinaria se multiplicaba y mejoraba, también los insectos. ¿Y cuál es la razón de esto? - Para tenernos trabajando todavía y evitarnos tanto daño.
Cuando yo vine a Estados Unidos hace algunos años, vi toda clase de maquinaria, maquinaria que hacía bastante trabajo en corto tiempo. Pero juntamente con todas estas conveniencias, ¿qué otra cosa vi? - Yo vi cardos y espinas multiplicados por miles y toda clase de pestes devorando los sembrados.
En los países antiguos no teníamos maquinaria, ni tampoco teníamos que rociar la vegetación. ¿Por qué? - Porque la gente trabajando sin maquinaria se mantenía ocupada. Si ellos hubiesen tenido que combatir pestes sin tener nada con que combatirlas, entonces tampoco cosecharían nada. Pero cuando la maquinaria nos libra del trabajo, Dios manda las pestes para ponernos de nuevo a trabajar.
El Señor mandó que ganáramos la vida con el sudor de nuestro rostro, pero sabía que muchos de nosotros no lo haríamos si no nos hubiésemos visto obligados a hacerlo. Y El también sabía que si nosotros no teníamos mucho que hacer, nos veríamos envueltos en dificultades y desórdenes y por consiguiente nunca vendríamos en si mismos, y nunca volveríamos al Edén. El pues maldijo la tierra para nuestro bien.
Además para la mujer que se sienta y hace muy poco para mantener su casa, Dios manda a las cucarachas y a los chinches, los ratones y las ratas, las moscas y las hormigas, los piojos y las pulgas. Sí, y también los mosquitos. Sí, todas estas pestes las pondrán a trabajar dentro y fuera de la casa, si ninguna cosa hace.
¿Qué sería del hombre si no fuera por las pestes? Como ves, Dios ha hecho todas estas cosas con un buen propósito. Pero a pesar de todas estas pestes que urgen a la gente a levantarse para moverse, ¡hay todavía algunos que prefieren vivir como cochinos! ¿Por qué esperar hasta que El envíe su gran ejército de pestes? ¿Por qué no tomar su consejo, manténte ocupado en hacer a los otros felices, en hacer al mundo mejor de lo que es, para dar a saber que tu estás en él para hacer bien y no para ser una carga en él? Entonces los ángeles se deleitarán en acampar en derredor tuyo, y el mismo Señor vendrá y comerá contigo.
Si nosotros hacemos los negocios de Dios nuestros negocios, su Reino nuestra casa, entonces todas las otras cosas por las que estamos en lucha y mortificándonos serán suplidas en gran abundancia. No seamos más entonces Cristianos en apariencia y gentiles de corazón, sino más bien seamos "sin engaño en nuestras bocas" y con "palmas en nuestras manos".
¿Por qué ha tenido la humanidad que esperar seis mil años antes de poder volver al Edén? - Porque este largo tiempo se ha requerido para que un gran número de pródigos se arrepientan, pródigos que han vuelto en sí mismos, quienes se dan cuenta de que es mejor ser un portero en la casa del Padre que el estar sumido en los deleites así llamados muy lejos de su casa. Dios no nos lleva de vuelta al Edén a ninguno de nosotros en el estado de entendimiento en que hemos nacido. No, así como El no llevó a Adán otra vez al Edén en su estado caído. Todos debemos volver en nosotros mismos. “… La aflicción no surgirá la segunda vez”. Nahum 1:9.
Ahora nosotros podemos ver porque es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino. Solamente los pródigos que por medio de sus experiencias se dan cuenta que este mundo no es la casa de su Padre, sólo aquellos que comienzan su camino de regreso al Edén con el mismo entendimiento y con la misma confesión que la del pródigo, pueden formar parte del Reino.
También cuando los hijos de Israel fueron a Egipto, vivieron muy felices en la tierra de Gosén. Vivieron como reyes. Sí, ellos tenían mejor manera de vivir que los mejores de los Egipcios. Dios sabía sin embargo, que cuando el tiempo de su liberación se acercara, si ellos continuaban viviendo como reyes, con tantas felicidades como tenían cuando vivía José, entonces ellos nunca pensarían en volver a la tierra prometida. Así fue que providencialmente se presentaron penosas circunstancias que los hicieron clamar día y noche por su liberación. Entonces ellos estaban listos para marchar. Aunque para hacer más seguro su deseo de salir de Egipto, el Señor permitió que los mayordomos Egipcios azotaran sus espaldas para hacer su trabajo sobremanera duro mientras que Moisés estaba en la tierra. De la misma manera hay que azotar fuera de nosotros el amor del mundo, si hemos de emprender nuestro camino para el hogar del Edén.
Ahora jóvenes, varones y mujeres si queréis vivir licenciosamente, bien lo podéis hacer. Sin duda que hoy día hay mucho más en que pasar el tiempo, que lo que había en tiempo del pródigo original. Pero recordad que si alguna vez hayáis de volver a nuestro hogar Edénico debéis pagar el mismo precio que él pagó. No hay allí entrada gratis para ninguno sea viejo o joven.
Eclesiastés 4:5 – “El necio cruza sus manos y come su misma carne”.
El necio dobla juntas sus manos; desprecia el trabajo. El come su propia carne. Más bien que trabajar, él estará siempre hambriento, dejando que su estómago consuma la reserva de su gordura, y así él será cada vez más delgado. ¿Quién quiere ser necio?
Eclesiastés 7:2 – “Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón”.
La casa del convite trae el fin de todo hombre que vive en el deleite, vive perdidamente. “El que vive lo pondrá en su corazón”. Entonces los que no lo “ponen en su corazón”, en realidad no viven y ellos necesitan ser revividos.
Eclesiastés 7:3 – “Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón”.
Si tu te lisonjeas en “el placer”, entonces un día tu corazón sentirá tristeza, pero si tu corazón está triste, algún día estará alegre. Sólo el necio elige estar en la casa del regocijo. Por lo que toca a mí, iré más bien a la casa de luto, a “sufrir aflicción con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres del pecado por un corto tiempo”. Hebreos 11:25.
Hubo dos hombres que entraron en sociedad después que el Señor les mandó que salieran de su tierra para otra tierra lejos de su patria. Ellos se hicieron ricos. En efecto llegaron a ser tan ricos que tuvieron que separarse en dos compañías.
El que eligió las montañas para vivir, eligió una manera de vivir difícil, pero probó ser el más sabio. Pero el que eligió los valles para vivir, donde podía hacer su vida fácilmente, probó ser sumamente necio. Vosotros sabéis que este último era el más joven. El plantó sus tiendas hacia Sodoma, y cuanto más duraba mirando a la ciudad, tanto más cerca se allegaba a ella. Finalmente él decidió mover su tienda exactamente al lugar donde él podía mirar con más facilidad.
El vino a ser un gran hombre, posiblemente el alcalde de la ciudad, como algunos piensan, y así fue que él se sentó a la puerta de Sodoma. Más probablemente, sin embargo, se sentó allí esperando extranjeros para invitar a su casa. Seguro que la familia de Lot tuvo una vida de excitación y bullicio entre los de Sodoma. Pero el placer no duró para siempre, y Lot perdió en una noche todo cuanto poseía, y salió de allí siendo el más pobre de los pobres. Como veis Lot pagó muy caro su placer, y si queréis pagar el mismo precio por vuestros placeres, podéis hacer como él hizo.
El hombre de cuyos escritos hemos estado leyendo, fue el hombre más sabio que el mundo haya tenido y aún no ha habido otro como él. Ahora ¿qué dice él acerca de lo que hacen los insensatos? - El insensato va a la casa del placer. ¿Deseáis vosotros aprovechar por la experiencia de los demás? ¿Queréis vosotros tomar el consejo del hombre sabio? Si lo haces, entonces la sabiduría estará contigo.
Eclesiastés 10:18 – “Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa”.
La casa del perezoso decae. En su casa se ven males aún antes de terminarse o repararse. El es tardío en todas las cosas - lo cual es un mal hábito para cualquier persona que se deja caer en ello. Cuando se fuera de la ciudad, se nota a uno y otro lado del camino que las casas toscas y en mal estado son de aquellos que se miran sentados en los portales de las casas pasando el tiempo cuando debían estar trabajando. Pero con dificultad se mira alguno que esté ocioso sentado en derredor de las casas que se miran bien cuidadas. Si acaso se mira alguno, se le verá siempre ocupado en algo. ¿Qué estáis haciendo Hermano, Hermana? ¿Conocéis el camino de regreso al Edén?
Volvamos a Eclesiastés.
Eclesiastés 3:17 – “Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace”.
Dios tiene que juzgar al impío y al justo, porque hay tiempo para cada propósito y para cada obra. Cada uno tenemos que dar cuenta de nuestro tiempo y de nuestros hechos.
Eclesiastés 8:6 – “Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él”.
Porque hay tiempo para cada propósito y cada obra, hay también tiempo de juicio tanto para los malos como para los justos. Y porque hay tiempo y razón para cada propósito, entonces la miseria del hombre acrecienta si él no atiende la ley Divina. El debería hacer todas las cosas a tiempo para no incrementar su miseria.
Proverbios 6:6 – “Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio”.
¡El hombre, un estudiante; la hormiguita, un maestro! ¡Qué declaración tan humillante en contra del ocioso!
Proverbios 6:7-8 – “La cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento”.
La hormiga sabe que hacer y cuando hacerlo. Nunca deja de allegar su alimento aunque no tiene jefe. Si fuerais a su casa, encontraríais más provisión de la que requiere para la estación. Conoce cuando la cosecha viene, sabe como hacer el mayor acopio de ella. Si el hombre deja de hacer lo que la hormiga hace, si él falla en tomar nota del tiempo y la estación, entonces acrecentarán sus miserias.
Si este consejo viniera del hombre, quizá no lo necesitaríamos; pero vino de Dios, quien controla todas las cosas. El conoce nuestra vida desde nuestro tiempo en el cual tú naces y hasta el tiempo en el cual tú mueres. El sabe que clase de vida es la que lleváis. Podéis haceros ir por el camino del pródigo, pero cuanto mejor será que no sea así. Lo mejor es que vayáis por el camino del Padre.
Recordad que sólo hay dos mentes magistrales en el mundo - la mente de Dios y la mente de Satanás. Nosotros como pecadores hemos nacido con la mente de Satanás, que está con nosotros hasta que hayamos nacido nuevamente, nacidos del Espíritu y con la mente de Dios. Para obrar bien entonces, debemos hacer lo contrario a lo que nuestra mente natural nos dice, y así entonces nos hallaremos haciendo lo que la mente de Dios está instruyendo que hagamos.
Los jóvenes saben lo que vosotros los adultos estáis haciendo. Ellos saben lo que tú piensas acerca de Dios y de su Reino. Ellos saben todo lo que tú piensas acerca de este lugar y de Su obra. Puesto que ellos saben todo esto, y mucho más, entonces es tiempo de que todos nosotros comprendamos que no podemos llevar a los niños más cerca de los objetivos de Dios, de lo que nosotros estamos; nosotros no podemos inspirarles fe ni celo en ninguna otra cosa si nosotros mismos no lo tenemos.
Yo espero que aquellos quienes están inspirados en el camino del pródigo, puedan venir en sí mismos, antes de que una experiencia miserable venga a ellos.
De esta manera, el camino de regreso al Edén, queda claramente indicado para cada uno que venga a este mundo.