MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA
Vuélvase del Debate; Presente la Verdad
Leeré de Palabras de Vida del Gran Maestro, página 22, comenzando con el último párrafo.
“En vez de discutir teorías erróneas, o de tratar de combatir a los opositores del Evangelio, seguid el ejemplo de Cristo. Resplandezcan en forma vivificante las frescas verdades del tesoro divino. 'Que prediques la palabra'. Siembra 'sobre las aguas'. 'Que instes a tiempo y fuera de tiempo'. 'Predique mi palabra con toda verdad aquel que recibe mi palabra … ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo, dice el Señor?' 'Toda palabra de Dios es limpia; … no añadas a sus palabras, porque no te reprenda, y seas hallado mentiroso'”.
Esta tarde oraremos por la habilidad para seguir el ejemplo de Cristo en la enseñanza. También oraremos para que nosotros recordemos que se nos instruye a no entrar en debates con los que no están de acuerdo con nosotros; que Cristo no debatía, y tampoco debemos nosotros si hemos de ganar; que Dios nos suplirá con frescas verdades para traer al pueblo; que si tales verdades no convencen a los opositores del “evangelio eterno”, nada lo hará, aún si los muertos se levantaran como testigo contra ellos; que nosotros exaltemos la Biblia sobre todos otros libros; que nosotros midamos todo lo demás con la medida de la Biblia, y rompamos para siempre todas las otras varas de medir.
UNA FIESTA QUE DESCORRE EL VELO, ABRE LAS PUERTAS, Y HACE QUE LA MUERTE HUYA\
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 6 DE SEPTIEMBRE DE 1947
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
El texto de nuestro estudio esta tarde es Isaías 25 y 26. Para orientarnos propiamente en el tema del estudio, comenzaremos con el versículo 6 del capítulo veinticinco. Después estudiaremos los primeros cinco versículos.
Isaías 25:6 – “Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados”.
Primero que todo encontraremos la verdad de este monte figurativo. Para obtener esta información debemos ir al último versículo del capítulo veinticuatro, porque la historia del capítulo veinticinco comienza con el capítulo anterior. Leeremos estos versículos conjuntamente:
Isaías 24:23; 25:6 – “La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso. Y Jehová de los ejércitos hará en este monte [el Monte de Sión] a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados”.
Aquí vemos que el “Monte de Sión” es el monte en el cual el Señor preparará una fiesta para todo el pueblo, una fiesta de cosas tentativas. Allí se reunirá el pueblo.
Isaías 25:7 – “Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones”.
Cuando la cubierta bajo la cual están las naciones ahora, sea deshecha, entonces se encontrarán a sí mismos en la abertura – vulnerables al “viento” y la “tormenta”. Si, cuando el velo que ahora cuelga sobre todos los pueblos de la tierra, sea quitado, entonces ellas verán lo que ahora no pueden ver. ¿Y qué entonces? -
Isaías 25:8-10 – “Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación. Porque la mano de Jehová reposará en este monte; pero Moab será hollado en su mismo sitio, como es hollada la paja en el muladar”.
Para hacer estos grandes eventos posibles, no sólo los que en ese tiempo gobiernen la tierra, sino Moab, también, vemos, será hollado. ¿Y quién puede ser Moab sino los Árabes quienes ahora reclaman tercamente la tierra de Palestina? Pronto el mundo conocerá que Dios no ha olvidado la tierra, y que Dios es el maestro de la situación.
Isaías 25:11, 12 – “Y extenderá su mano por en medio de él, como la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y la destreza de sus manos; Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo”.
Estos versículos sostienen el hecho ante nosotros que no importa que clase de fortificación puedan inventar los hombres, con todo la tal será derribada como paja cuando el Señor manifieste su poder. Habiendo visto claramente ahora esta maravillosa Verdad Bíblica, digamos:
Isaías 25:1 – “Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza”.
Aquí se nos muestra que como resultado de esta verdad revelada, algunos verdaderamente aceptarán al Señor de la Biblia como su Dios, y se comprometerán a exaltarlo y siempre alabar su maravilloso nombre porque ellos ven que ha hecho cosas maravillosas. No torcerán sus consejos antiguos porque ellos sabrán por experiencia que sus consejos son fieles y verdaderos. Por experiencia personal conocerán el poder de Dios y dirán:
Isaías 25:2, 3 – “Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado. Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas”.
La ciudad de este versículo debe ser la ciudad mencionada primero en Isaías 24:10
“Quebrantada está la ciudad de la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra. La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta. Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, cono olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia.
“Estos [los que no son sacudidos] alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová, desde el mar darán voces. Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel. De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo. [como resultado, habrá conversos de los cuatro cabos de la tierra.
“Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales. Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra. Isaías 24:10-17.
La siguiente declaración del Espíritu de Profecía agrega luz a estos versículos:
“Vi focos de luz que brillaban desde las ciudades y los pueblos, en las montañas y los llanos. La palabra de Dios era obedecida y como resultado en cada ciudad y en cada pueblo se levantaban monumentos a su gloria. Su verdad era proclamada en todo el mundo”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 9, página 24.
Isaías 26:1 – “En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro”.
El canto de la majestad del Señor se cantará en la Tierra Prometida, y allí tendrán los santos una ciudad que no puede ser sacudida, porque tendrá salvación por muros. Entonces se dirá:
Isaías 26:2 – “Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades”.
Aquí se enseña que todo esto toma lugar en el día de salvación, en el día que las puertas puedan ser abiertas para que entre una nación justa. Si, toda una nación, la tal será salva, ni un pecador entre ellos, entonces responderá a la llamada, “Salid de ella pueblo mío, para que no seáis participantes de sus pecados, y no recibáis de sus plagas”.
Isaías 26:3, 4 – “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos”.
Aunque a través de los años de la historia las naciones han desarrollado gran poder, con todo ninguna ha retenido ese poder para siempre. Pero aquí se nos confirma que los que confían en el Señor Jehová tendrán paz eterna y fortaleza perpetua.
Isaías 26:5-10 – “Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo. La hollará pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos. El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del justo. También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová”.
Este versículo claramente nos dice que cuando los juicios de Dios caigan sobre la tierra, los de mente justa aprenderán justicia; pero los pecadores no arrepentidos no aprenderán justicia con todo lo que se haga para ellos. Y esa es la razón porqué serán quitados de la congregación de los justos. De cualquier manera, los justos, aun ahora sienten la poderosa mano del Señor y penosamente declaran:
Isaías 26:11 – “Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá”.
Verdaderamente, cuando la mano de Dios se levante para libertar a su pueblo, los impíos no la verán. Pero después que los justos sean liberados, los impíos claramente verán y envidiarán, pero será para su vergüenza y muy tarde para hacerles algún bien. Aún ahora mientras “la lluvia tardía” está cayendo, los fariseos que imaginan que no tienen necesidad de nada, están huyendo de ella o poniéndose sus impermeables sobre sus cabezas. Sin embargo, los que buscan justicia salen a lo descubierto. Así aprenden a decir.
Isaías 26:12 – “Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras”.
Esto puede ser dicho sólo por los que le permiten al Señor hacer su obra en sus corazones, y poderlo así alabar:
Isaías 26:13-16 – “Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre. Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo. Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra. Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste”.
Estos versículos declaran que el Israel de la promesa, no los Judíos incrédulos, se han incrementado en número después de haber sido removidos de su tierra, después de haber sido esparcidos hasta los fines de la tierra. Mientras este castigo (ser quitados de su tierra) está sobre ellos todavía, ellos derraman oración y dicen:
Isaías 26:17, 18 – “Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová. Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo”.
Aquí se muestra que los ojos de los penitentes serán abiertos; ellos se verán a sí mismos como Dios los ve, y confesarán que en otro tiempo ellos han fracasado en sus esfuerzos, que ellos han estado de parto, han tenido dolores, pero han engendrado “viento” solamente, mientras los impenitentes piensan que ellos son ricos y enriquecidos, están haciendo un gran acto, y no tienen necesidad de nada.
Si, la iglesia puede jactarse ahora de sus logros, o su así llamada gran membresía, pero no por mucho más tiempo, también descubrirá que ha fracasado en terminar su obra, que el mundo está aún destruyendo la tierra, que su pueblo no ha sido salvo y que en vez de engendrar salvación, ella no ha engendrado nada sino “viento”.
“En el gran zarandeo que pronto se llevará a cabo podremos medir más exactamente la fuerza de Israel. Las señales indican que el tiempo está cerca cuando el Señor revelará que tiene un aventador en su mano y limpiará con esmero su era”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, páginas 75-76.
Isaías 26:19 – “Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos”.
No sólo los vivos, sino también los muertos serán reunidos en la “ciudad fuerte”. Ya oímos al Señor suplicando con todos nosotros, diciendo:
Isaías 26:20 – “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación”.
Esta súplica muestra que nos estamos acercando al tiempo de angustia y que Dios está ansioso por tenernos bajo protección. Los sabios le oirán y aceptarán las cámaras, la protección que él provee para ellos.
Isaías 26:21 – “Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos”.
Todas estas verdades que Dios está trayendo ahora a nuestra atención, apuntan a una cosa: Que el día grande y terrible de Jehová está a la mano, que él está presto a manifestar su poder y sacudir la tierra y que todo lo que no pueda ser sacudido permanezca. ¿No estás alegre, Hermano, Hermana, que Dios te está dando primero la oportunidad de prepararte para el día de Dios, de afirmarte en su Verdad siempre progresiva?