PREFACIO
Siendo provisional en establecimiento igual que en nombre, la Asociación de los Davidianos Adventistas del Séptimo Día existe con el sólo propósito de efectuar una obra divinamente dada dentro de la denominación Adventista del Séptimo Día donde restringe estrictamente sus actividades. Mientras su trabajo dentro de ella llega a su fin, y los "siervos de nuestro Dios" (Apocalipsis 7:3) sean sellados, su nombre será cambiado (Isaías 56:5; 62:2; 65:15) y su propósito y obra llegarán a abarcar todo el evangelio (Mateo 17:11; Hechos 3:21; Isaías 61:4-7). Entonces su Constitución y sus Reglas o "Reglamentos", como descritas en este libro, llegarán a ponerse en operación del todo
INDICE
Artículo I - Nombre................................................................ 3
Artículo II - Objetivo.............................................................. 5
Artículo III - Membresía ......................................................... 5
Artículo IV - Oficiales y sus Obligaciones ................................ 5
Artículo V - Las Sesiones ....................................................... 7
Artículo VI - Los Reglamentos ................................................ 8
REGLAMENTOS................................................................. 9-11
Artículo I - El Consejo Ejecutivo ............................................. 9
Artículo II - La Compensación de los Obreros ........................... 10
Artículo III - Ordenación de los Ministros ................................ 10
ORIGEN, NOMBRE, MISIÓN, MODELO ........................... 12-14
GOBIERNO ......................................................................... 15-20
El Mosaico - Una Contraparte ................................................. 15
El Davídico - Una Contraparte ................................................ 16
El Esdráico - Una Contraparte ................................................. 17
El Apostólico - Una Contraparte .............................................. 18
EL ORDEN........................................................................... 21-27
La Iglesia del Antiguo Testamento - Una Contraparte ................ 22
La Iglesia del Nuevo Testamento - Una contraparte ................... 24
LA DISCIPLINA .................................................................. 28-40
LA EDUCACIÓN ................................................................ 41
El Curriculum y Modelo para la Escuela ................................... 41
Las Calificaciones y Deberes de los Maestros ........................... 51
La Cooperación de los Padres .................................................. 65
Las Calificaciones para los Médicos ......................................... 67
Las Calificaciones para las Enfermeras ..................................... 76
Las Calificaciones para Todos ................................................. 80
Las Calificaciones para los Miembros de la Iglesia .................... 87
E L L E V Í T I C O
de los
Davidianos Adventistas del
Séptimo Día
CONSTITUCIÓN
ARTICULO I - NOMBRE
Sección 1. Esta Asociación se conocerá provisionalmente como los Davidianos Adventistas del Séptimo Día, el renuevo profético de la madre - la iglesia Adventista del Séptimo Día, Laodicea.
El nombre, Davidiano, proviniendo del nombre del rey de Israel Antiguo, corresponde a esta Asociación a causa de los siguientes aspectos: Primero, está dedicado a la obra de anunciar y efectuar la restauración (como predicho en Oseas 1:11; 3:5) del reino de David en el antitipo, sobre el trono del cual, Cristo, "el hijo de David" ha de sentar. Segundo, se presenta como los primeros de las primicias de los vivientes, la vanguardia de entre los descendientes actuales de aquellos Judíos quienes componían la primera Iglesia Cristiana. Con la existencia de esta vanguardia y su ejército, las primicias, de las cuales son elegidas los 12.000 de cada una de las doce tribus de Jacob, los "144.000" (Apocalipsis 14:1; 7:2-8) quienes están de pie sobre el Monte de Sion con el Cordero (Apocalipsis 14:1; 7:2-8), el reinado de David antitípico empieza
El nombre Adventistas del Séptimo Día, que esta Asociación hereda de la denominación es provisional (Isaías 62:2) y es sólo por el período de su obra dentro de la denominación madre.
Sección 2. La literatura de la Asociación, la Serie de La Vara del Pastor, consigue su título de la vara de Moisés el pastor de Madián. En el éxodo de su día, fue la vara que emancipara a los hijos de Israel de los Egipcios y más tarde hirió las aguas del Mar Rojo, haciendo un refugio para los fugitivos y tendiendo una trampa de muerte para los perseguidores. Por esta razón la literatura toma el nombre "Vara del Pastor" para identificar y distinguir su obra especial, del cual Isaías escribió "Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar". (Isaías 11:11); y para llamar atención al notable cumplimiento de la profecía de Miqueas: La voz de Jehová clama a la ciudad, y el sabio mirará a tu nombre. Oíd la vara, y a Quien la establece". Miqueas 6:9.
ARTICULO II - OBJETIVO
Sección 1. El objetivo de esta asociación es efectuar dentro del pueblo de Dios aquella reforma llamada en Testimonios para la Iglesia, Volumen 9, páginas 102-103, como un movimiento prerrequisito para anunciar "La Llamada Undécima" (Mateo 20:6,7) del "evangelio eterno … A cada nación, y linaje, y lengua, y pueblo". Apocalipsis 14:6. Por medio de esta llamada, el Fuerte Clamor del mensaje de los tres ángeles, ha de reunir "el pueblo de los santos del Altísimo" (Daniel 7:27) en el reino "que no se destruirá jamás … sino que desmenuzará y consumirá todos los reinos". Daniel 2:44. De esta manera abrirá paso para el reinado de Cristo como Señor de Señores y Rey de reyes sobre toda la tierra para siempre jamás.
ARTICULO III - MEMBRESÍA
Sección 1. Los miembros de esta Asociación se compondrán solamente de personas quienes están suscritas a todas las creencias e incorporan en sus vidas toda la agenda de dicha Asociación.
ARTICULO IV - OFICIALES Y SUS OBLIGACIONES
Sección 1.
(a) Los oficiales regulares de esta Asociación serán un presidente, un vicepresidente, una secretaria, y un tesorero.
(b) El presidente será llamado y elegido de acuerdo con el procedimiento establecido en Éxodo 3:10,15 y 16; Éxodo 4:17, Ezequiel 3:17 y Lucas 6:13.
(c) Todos los otros oficiales de esta Asociación serán elegidos de acuerdo al procedimiento dado en Números 11:16-17, Números 24, Números 25 y en Hechos 6:1-7; Hechos 13:1-3.
Sección 2.
El presidente, como un tipo en Éxodo 4 y en Números 16:12, 25-32, actuará como presidente del Consejo Ejecutivo, como jefe administrador de los negocios de la Asociación, y como obrero y ministro de los intereses generales de la Asociación.
Sección 3.
El vicepresidente, de acuerdo con el ejemplo que está registrado en Éxodo 7:1-2, él asistirá al presidente en la administración de los negocios de la Asociación.
Sección 4.
La secretaria registrará los procedimientos de las reuniones de la Asociación y llevará otras obligaciones cuidándolas con la naturaleza de la oficina.
Sección 5.
El tesorero recibirá todos los fondos de la Asociación y los distribuirá de acuerdo con los ejemplos registrados en las siguientes Escrituras: Éxodo 36:3, Esdras 8:21, 24-30; Hechos 4:35-37, Hechos 6:3.
ARTICULO V - LAS SESIONES
Sección 1.
Esta Asociación tendrá sesiones regularmente en tal tiempo y lugar como el Consejo Ejecutivo lo designe por medio de una noticia publicada en El Código Simbólico, el órgano oficial de esta organización, en dos publicaciones consecutivas antes de la apertura de la sesión.
Sección 2.
(a) Las Sesiones Especiales pueden ser llamadas de la misma manera que se llamaron las sesiones regulares.
(b) Las decisiones de las sesiones especiales tendrán la misma fuerza como de las sesiones regulares.
ARTICULO VI - LOS REGLAMENTOS
Sección 1.
Las reglas pueden abarcar en cualquier provisión que no está en conflicto con la Constitución.
Sección 2.
La Asociación en cualquiera de sus sesiones por lo tanto puede promulgar, enmendar, revocar las reglas por tales representaciones y votos como en el ejemplo en Los Hechos de los Apóstoles, páginas 153-163.
REGLAMENTOS
ARTICULO I - EL CONSEJO EJECUTIVO
Sección 1.
(a) El Concilio Ejecutivo será como el modelo descrito en Hechos 6:2, 6.
(b) Tendrá pleno poder ejecutivo y administrativo entre las sesiones de esta Asociación.
(c) Estará investida con autoridad para conceder credenciales y licencias, y para llenar vacantes que puedan ocurrir en cualquiera de las oficinas de la Asociación, salvo la oficina del Presidente.
Sección 2.
La mayoría de los miembros del Concilio Ejecutivo después de una noticia a los miembros disponibles, constituirá una junta del Concilio Ejecutivo.
(a) Las reuniones del Concilio Ejecutivo pueden ser llamadas por el presidente o por cualquier miembro del Concilio señalado o delegado por él.
(b) Las reuniones pueden ser convocadas en cualquier tiempo.
(c) Ellas serán celebradas en la Oficina General, a menos que de otra manera sean designadas por una Junta del Concilio.
Sección 4.
Las reuniones de minoría de menos de siete miembros del Concilio pueden convocarse en la Oficina General Administrativa
ARTICULO II - LA COMPENSACIÓN DE LOS OBREROS
Sección 1. La compensación y gastos de todos los obreros en el empleo de la Asociación serán determinados y ajustados por el Consejo Ejecutivo.
Sección 2.
(a) Los fondos esenciales de la Asociación para la obra consistirán en los diezmos y ofrendas.
(b) Los fondos adventicios consistirán de donaciones, legados, las herencias, e ingresos internos.
ARTICULO III - ORDENACIÓN DE MINISTROS
Sección 1.
(a) El Davidiano Adventista del Séptimo Día reconocerá solamente la ley de las Escrituras en la ordenación; a saber (1) que el llamado al ministerio del evangelio debe venir de Dios al individuo, y (2) el llamado debe obedecerse en estricta fidelidad a los requerimientos del orden del evangelio, como enunciado en Lucas 10:3-9; Mateo 10:5-11 y 1ª de Timoteo 3:1-7.
(b Y como evidencia teniendo en completa prueba que su ministerio cumple estos requerimientos, el Consejo Ejecutivo autorizará entonces reconocimiento de su llamada para empeñarse en la obra sagrada del ministerio básicamente definida en Mateo 10 y le ordenará o dará licencia como lo exija el caso.
Sección 2.
Un ministro ordenado será investido con el derecho de predicar y enseñar las verdades, los principios, y las lecciones, y de llevar a cabo sus obligaciones, servicios, y ceremonias ministeriales, como establecido en las Escrituras.
Sección 3.
Un ministro con licencia estará investido con el privilegio de predicar y enseñar las verdades, los principios, y las lecciones como establecidos en las Escrituras, pero no practicará sus obligaciones ministeriales, servicios o ceremonias allí establecidos, excepto en las ocasiones que justifican que el Concilio específicamente autorice dichos derechos.
ORIGEN, NOMBRE, MISIÓN, MODELO
Los Davidianos son el vástago del decadente Adventismo del Séptimo Día, proféticamente en visionado en Ezequiel 9. Sus miembros son principalmente los que han sido echados fuera y privados de la membresía de sus iglesias Adventistas del Séptimo Día. Siendo así separados de su iglesia y negándoles su nombre porque han prestado atención a la voz de la Vara, la voz del Buen Pastor, son llamados por el nombre encerrado en la obra de la Vara, "Davidianos Adventistas del Séptimo Día", hasta el tiempo cuando serán llamados por "un nuevo nombre, que la boca de Jehová nombrará". Isaías 62:2.
Edificada por necesidad y no por elección esta Asociación dentro de la organización Adventista del Séptimo Día es ordenada para realizar una obra de triple objetivo: (1) Ha de ir a la casa de "Israel y Judá" (Ezequiel 9:9), y decirles a ellos "Venid, que ya está todo listo". Lucas 14:17. Y aunque ellos los que primero escuchan la llamada puedan excusarse (versículos 18-20), "los pobres, mancos, cojos, y los ciegos" de "las calles de la ciudad" (versículos 21-22), responderán. (2) Por consiguiente, ha de efectuar ese "gran movimiento de reforma" y la purificación llamada "entre el pueblo de Dios". Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 75; Volumen 9, página 102-103.
Con los frutos que resultan de esta obra, las primicias de la cosecha, han de anunciar el Reino (Miqueas 4:1-2). (3) Entonces con un Fuerte Clamor ha de "ir a los caminos y los vallados" (Lucas 14:23), predicando "el evangelio eterno … a los que moran en la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo". (Apocalipsis 14:6) "bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo: Enseñándoles que guarden todas las cosas que Cristo mandó". (Mateo 28:19-20). Con los frutos resultando de esta obra, la segunda cosecha, ha de crecer el Reino hasta que llene toda la tierra. (Daniel 2:35).
Demostrando de esta forma "Con potencia de milagros y prodigios, por virtud del Espíritu de Dios", (Romanos 15:19), el gran poder del Reino, ha de testificar universalmente que Cristo está con Su iglesia "Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Mateo 28:20.
Llamados proféticamente a la viña del Señor a "la undécima hora", los Davidianos Adventistas del Séptimo Día están proclamando la Verdad Presente, revelada en el desarrollo del rollo profético. (Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, página 23). Estas son verdades trascendentales "abiertas para aquellos que quieran tomar posesión de las promesas divinas de la Palabra de Dios", "Maravillosas posibilidades" y "privilegios y deberes que ni se sospecha que estén en la Biblia le serán revelados".- Testimonios para la Iglesia, Volumen 8, página 336
Como fundamento para la estructura de su interpretación de la Escritura, los Davidianos sostienen que "la experiencia de Israel ha sido registrada para nuestra instrucción" (La Educación, página 50); y que realmente "todas estas cosas les acontecieron en figura; y son escritas para nuestra admonición, en quienes los fines de los siglos han parado" 1ª Corintios 10:11 y que por lo tanto, donde no hay un tipo básico, no puede haber ni hay una verdad básica, un antitipo; y que, por consiguiente quienes "Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos". Lucas 16:31.
Por consiguiente, esta Asociación reformatoria, intestinal para la organización de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, abraza un fundamentalismo scriptural total. Y necesariamente tiene concedida una Constitución y Reglamentos incorporando los principios y el sistema de la sucesión cuadrúpeda del movimiento del Éxodo, la monarquía Davidiana, los Jueces, y los Apóstoles, como iluminado por El Espíritu de Profecía en los siguientes pasajes revelando que Dios es el centro de autoridad y que los hombres de su elección son administradores de Su ley:para la transacción necesaria o rutina de negocios.
GOBIERNO
EL MOSAICO - UNA CONTRAPARTE
"El gobierno de Israel se caracterizaba por la organización más cabal, tan admirable por su esmero como por su sencillez. El orden tan señaladamente puesto de manifiesto en la perfección y disposición de todas las obras creadas por Dios se veía también en la economía hebrea. Dios era el centro de la autoridad y del gobierno, el soberano de Israel. Moisés se destacaba como el caudillo visible que Dios había designado para administrar las leyes en su nombre. Posteriormente, se escogió de entre los ancianos de las tribus un consejo de setenta hombres para que asistiera a Moisés en la administración de los asuntos generales de la nación. En seguida venían los sacerdotes, quienes consultaban al Señor en el santuario. Había jefes, o príncipes, que gobernaban sobre las tribus. Bajo éstos había 'jefes de millares, jefes de cientos, y jefes de cincuenta, y cabos de diez', y por último, funcionarios que se podían emplear en tareas especiales". Patriarcas y Profetas, página 391.
"De acuerdo con este plan, "escogió Moisés varones de virtud del pueblo de Israel, y púsolos por cabezas sobre el pueblo, caporales sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez. Y juzgaban al pueblo en todo tiempo: el negocio arduo traíanlo a Moisés, y ellos juzgaban todo negocio pequeño'.
"Más tarde, al escoger setenta ancianos para que compartieran con él las responsabilidades de la dirección, Moisés tuvo cuidado de escoger como ayudantes suyos hombres de dignidad, de sano juicio y de experiencia. En su encargo a estos ancianos en ocasión de su ordenación, expuso algunas de las cualidades que capacitan a un hombre para ser un sabio director de la iglesia. 'Oíd entre vuestros hermanos dijo Moisés, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el que le es extranjero. No tengáis respeto de personas en el juicio: así al pequeño como al grande oiréis: no tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios'". Los Hechos de los Apóstoles, página 77.
"El gobierno de Israel era administrado en el nombre y por la autoridad de Dios. La obra de Moisés, de los setenta ancianos, de los jefes y de los jueces consistía simplemente en hacer cumplir las leyes que Dios les había dado; no tenían autoridad alguna para legislar para la nación. Esta era y continuaba siendo la condición impuesta para la existencia de Israel como nación. De siglo en siglo se suscitaron hombres inspirados por Dios para que instruyeran al pueblo, y para que dirigieran la ejecución de las leyes". Patriarcas y Profetas, página 653.
EL DAVÍDICO - UNA CONTRAPARTE
"El rey David, hacia el fin de su reinado, hizo un solemne encargo a aquellos que dirigían la obra de Dios en su tiempo. Convocando en Jerusalén 'a todos los principales de Israel, los príncipes de las tribus, y los jefes de las divisiones que servían al rey, los tribunos y centuriones, con los superintendentes de toda la hacienda y posesión del rey, y sus hijos, con los eunucos, los poderosos, y todos sus hombres valientes', el anciano rey les ordenó solemnemente, 'delante de los ojos de todo Israel, congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios': 'Guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios'.
"A Salomón, como uno que estaba llamado a ocupar un puesto de la mayor responsabilidad, David le hizo un encargo especial: 'Y tú, Salomón, hijo mío, conoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto, y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende toda imaginación de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. Mira, pues, ahora que Jehová te ha elegido … Esfuérzate'". Los Hechos de los Apóstoles, páginas 77-78.
EL ESDRÁICO - UNA CONTRAPARTE
Nuevamente: "Como precaución especial para salvaguardar el tesoro, Esdras dice: 'Aparte luego doce de los principales de los sacerdotes', … 'y péseles la plata y el oro, y los vasos, la ofrenda que para la casa de nuestro Dios habían ofrecido el rey, y sus consultores, y sus príncipes, y todos los que se hallaron en Israel. A estos hombres de probada fidelidad se les encargó solemnemente que actuasen como mayordomos vigilantes del tesoro confiado a su cuidado. Esdras les dijo: 'vosotros sois consagrados a Jehová, y santos los vasos; y la plata y el oro ofrenda voluntaria a Jehová, Dios de nuestros padres. Velad, y guardadlos, hasta que los peséis delante de los príncipes de los sacerdotes y Levitas, y de los jefes de los padres de Israel en Jerusalén, en las cámaras de la casa de Jehová'.
"El cuidado ejercitado por Esdras al proveer para el transporte y la seguridad del tesoro de Dios enseña una lección que merece un estudio reflexivo. Se eligieron únicamente personas de carácter fidedigno, ya probado; y se las instruyó con claridad acerca de la responsabilidad que les incumbía. Al designar magistrados fieles para que actuasen como tesoreros de los bienes del Señor, Esdras reconoció la necesidad y el valor del orden y la organización en lo relativo a la obra de Dios". Profetas y Reyes, página 453.
EL APOSTÓLICO - UNA CONTRAPARTE
"Los mismos principios de piedad y justicia que debían guiar a los gobernantes del pueblo de Dios en el tiempo de Moisés y de David, habían de seguir también aquellos a quienes se les encomendó
EL APOSTÓLICO - UNA CONTRAPARTE
"Los mismos principios de piedad y justicia que debían guiar a los gobernantes del pueblo de Dios en el tiempo de Moisés y de David, habían de seguir también aquellos a quienes se les encomendó la vigilancia de la recién organizada iglesia de Dios en la dispensación evangélica. En la obra de poner en orden las cosas en todas las iglesias, y de consagrar hombres capaces para que actuaran como oficiales, los apóstoles mantenían las altas normas de dirección bosquejadas en los escritos del Antiguo Testamento. Sostenían que aquel que es llamado a ocupar un puesto de gran responsabilidad en la iglesia, debe ser 'sin crimen, como dispensador de Dios; no soberbio, no iracundo, no amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias; sino hospedador, amador de lo bueno, templado, justo, santo, continente; retenedor de la fiel palabra que es conforme a la doctrina: para que también pueda exhortar con sana doctrina, convencer a los que contradijeren". Los Hechos de los Apóstoles, página 78.
"Los apóstoles reunieron a los fieles en asamblea, e inspirados por el Espíritu Santo, expusieron un plan para la mejor organización de todas las fuerzas vivas de la iglesia. Dijeron los apóstoles que había llegado el tiempo en que los jefes espirituales debían ser relevados de la tarea de socorrer directamente a los pobres, y de cargas semejantes, pues debían quedar libres para proseguir con la obra de predicar el Evangelio. Así que dijeron: 'Buscad pues, hermanos siete varones de vosotros de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, los cuales pongamos en esta obra. Y nosotros persistiremos en la oración, y en el ministerio de la palabra'. Siguieron los fieles este consejo, y por oración e imposición de manos fueron escogidos solemnemente siete hombres para el oficio de diáconos.
"El nombramiento de los siete para tomar a su cargo determinada modalidad de trabajo fue muy beneficioso a la iglesia. Estos oficiales cuidaban especialmente de las necesidades de los miembros así como de los intereses económicos de la iglesia; y con su prudente administración y piadoso ejemplo, presentaban importante ayuda a sus colegas para armonizar en unidad de conjunto los diversos intereses de la iglesia.
"Esta medida estaba de acuerdo con el plan de Dios, como lo demostraron los inmediatos resultados que en bien de la iglesia produjo. 'Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba mucho en Jerusalén: también una gran multitud de los sacerdotes obedecía a la fe.
"Esta cosecha de almas se debió igualmente a la mayor libertad de que gozaban los apóstoles y al celo y virtud demostrados por los siete diáconos. El hecho de que estos hermanos habían sido ordenados para la obra especial de mirar por las necesidades de los pobres, no les impedía enseñar también la fe, sino que, por el contrario, tenían plena capacidad para instruir a otros en la verdad, lo cual hicieron con grandísimo fervor y éxito feliz". Los Hechos de los Apóstoles, páginas .73-74.
EL ORDEN
"Dios es un Dios de orden. Todo lo que se relaciona con el cielo está en orden perfecto; la sumisión y una disciplina cabal distinguen los movimientos de la hueste angélica. El éxito sólo puede acompañar al orden y a la acción armónica. Dios exige orden y sistema en su obra en nuestros días tanto como los exigía en los días de Israel. Todos los que trabajan para El, han de actuar con inteligencia, no en forma negligente o al azar. El quiere que su obra se haga con fe y exactitud, para que pueda poner sobre ella el sello de su aprobación". Patriarcas y Profetas, página 393.
"Dios no es Dios de disensión, sino de paz; como en todas las iglesias de los santos, y quiere que hoy día se observe orden y sistema en la conducta de la iglesia, lo mismo que en tiempos antiguos. Desea que su obra se lleve adelante con perfección y exactitud, a fin de sellarla con su aprobación. Los cristianos han de estar unidos con los cristianos y las iglesias con las iglesias, de suerte que los instrumentos humanos cooperen con los divinos, subordinándose todo agente al Espíritu Santo y combinándose todos en dar al mundo las buenas nuevas de la gracia de Dios". Los Hechos de los Apóstoles, página 79.
"El tiempo y la fuerza de aquellos que en la Providencia de Dios han sido colocados en los principales puestos de responsabilidad en la iglesia deben dedicarse a tratar los asuntos más graves que demandan especial sabiduría y grandeza de ánimo. No es plan de Dios que a tales hombres se les pida que resuelvan los asuntos menores que otros están bien capacitados para tratar. 'Todo negocio grave lo traerán a ti -le propuso Jetro a Moisés,- y ellos juzgarán todo negocio pequeño: 'alivia así la carga de sobre ti, y llevarla han ellos contigo. Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás persistir, y todo este pueblo se irá también en paz a su lugar'". Los Hechos de los Apóstoles, página 77.
LA IGLESIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO -
UNA CONTRAPARTE
"El campamento Hebreo se ordenaba en exacta disposición. Quedaba repartido en tres grandes divisiones, cada una de las cuales tenía señalado su sitio en el campamento. En el centro estaba el tabernáculo, la morada del Rey invisible. Alrededor asentaban los sacerdotes y los levitas. Más allá de estos acampaban las demás tribus.
"A los levitas se les confiaba el cuidado del tabernáculo y de todo lo que se relacionaba con él, tanto en el campamento como cuando se viajaba. Cuando se levantaba el campamento como cuando se viajaba. Cuando se levantaba el campamento para reanudar la marcha, eran ellos quienes desarmaban la sagrada tienda; y cuando se llegaba a donde se había de hacer alto, ellos debían levantarla. A ninguna persona de otra tribu se le permitía acercarse, so pena de muerte. Los levitas estaban repartidos en tres divisiones, descendientes de los tres hijos de Leví, y cada una tenía asignadas su obra y posición especiales. Frente al tabernáculo, y cercanas a el, estaban las tiendas de Moisés y Aarón. Al sur estaban los coatitas, y que tenían la obligación de cuidar del arca y del resto del mobiliario; al norte, estaban los meraritas, quienes tenían a su cargo las columnas, los zócalos, las tablas, etc.; atrás estaban los gersonitas a quienes se les había confiado el cuidado de los velos y del cortinado en general.
"Se especificaba también la posición de cada tribu. Cada uno tenía que marchar y acampar al lado de su propia bandera, tal como lo haba ordenado el Señor: 'Los hijos de Israel acamparán cada uno junto a su bandera, según las enseñas de las casas de sus padres; 'de la manera que asientan el campo, así caminarán, cada uno en su lugar, junto a sus banderas. A la 'multitud mixta que había acompañado a Israel desde Egipto no se le permitía ocupar los mismos cuarteles que las tribus, sino que había de habitar en las afueras del campamento; y sus hijos habían de quedar excluidos de la comunidad hasta la tercera generación".
* * *
"En todo el peregrinaje de Israel, 'el arca de la alianza de Jehová fue delante de ellos, buscándoles lugar de descanso'. Llevada por los hijos de Coat, el arca sagrada que contenía la santa ley de Dios había de encabezar la vanguardia. Delante de ella iban Moisés y Aarón; y los sacerdotes, llevando trompetas de plata, se estacionaban cerca. Estos sacerdotes recibían instrucciones de Moisés, y a su vez las comunicaban al pueblo por medio de sus trompetas. Los jefes de cada compañía tenían la obligación de dar instrucciones definitivas con respecto a todos los movimientos que habían de hacerse, tal como se los indicaban las trompetas. Al que dejaba de cumplir con las instrucciones dadas, se le castigaba con la muerte". Patriarcas y Profetas, páginas 391-392, 393.
LA IGLESIA DEL NUEVO TESTAMENTO -
UNA CONTRAPARTE
"Solamente en la medida en que estuvieran unidos con Cristo, podían esperar los discípulos que los acompañara el poder del Espíritu Santo y la cooperación de los ángeles del cielo. Con la ayuda de estos agentes divinos, podrían presentar ante el mundo un frente unido, y obtener la victoria en la lucha que estaban obligados a sostener incesantemente contra las potestades de las tinieblas. Mientras continuaran trabajando unidos, los mensajeros celestiales irían delante de ellos abriendo el camino; los corazones serían preparados para la recepción de la verdad y muchos serían ganados para Cristo. Mientras permanecieran unidos, la iglesia avanzaría 'hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden. Nada podría detener su progreso. Avanzando de victoria en victoria, cumpliría gloriosamente su divina misión de proclamar el Evangelio al mundo
"La organización de la iglesia de Jerusalén debía servir de modelo para las iglesias que se establecieran en muchos otros puntos donde los mensajeros de la verdad trabajasen para ganar conversos al Evangelio. Los que tenían la responsabilidad del gobierno general de la iglesia, no habían de enseñorearse de la heredad de Dios, sino que, como prudentes pastores, 'habían de apacentar la grey de Dios, … siendo dechados de la grey', y los diáconos debían ser 'varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría'. Estos hombres debían colocarse unidamente de parte de la justicia y mantenerse firmes y decididos. Así tendrían unificadora influencia en la grey entera.
"Más adelante en la historia de la iglesia primitiva, una vez constituidos en iglesias muchos grupos de creyentes en diversas partes del mundo, se perfeccionó aun más la organización a fin de mantener el orden y la acción concertada. Se exhortaba a cada uno de los miembros a que desempeñase bien su cometido, empleando útilmente los talentos que se le hubiesen confiado. Algunos estaban dotados por el Espíritu Santo con dones especiales: "Primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero doctores; luego facultades; luego dones de sanidades, ayudas, gobernaciones, géneros de lenguas pero todas estas clases de obreros tenían que trabajar concertadamente.
“Hay requerimientos de dones; más el mismo Espíritu es. Y hay repartimiento de ministerios; más el mismo Señor es. Y hay repartimientos de operaciones; más el mismo Dios es el que obra todas las cosas en todos. Empero a cada uno le es dada manifestación del Espíritu para provecho. Porque a la verdad, a esté es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; y a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu, a otro, operaciones de milagros; y a otro, profecía; y a otro, discreción de espíritus; y a otro, géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Más todas estas cosas obra uno y el mismo Espíritu, repartiendo particularmente a cada uno como quiere. Porque de la manera que el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, empero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un cuerpo, así también Cristo". Los Hechos de los Apóstoles, páginas 74-76.
"El orden mantenido en la primitiva iglesia cristiana, la habilitó para seguir firmemente adelante como disciplinado ejército revestido de la armadura de Dios. Aunque las compañías o grupos de fieles estaban esparcidos en un dilatado territorio, eran todos miembros de un sólo cuerpo y actuaban de concierto y en mutua armonía. Cuando se suscitaban disensiones en alguna iglesia local, como ocurrió después en Antioquía y otras partes, y los fieles no lograban avenirse, no se consentía en que la cuestión dividiese a la iglesia, sino que se la sometía a un concilio general de todos los fieles, constituido por delegados de las diversas iglesias locales con los apóstoles y ancianos en funciones de gran responsabilidad. Así por la concertada acción de todos se desbarataban los esfuerzos que Satanás hacia para atacar a las iglesias aisladas, y quedaban deshechos los planes de quebranto y destrucción que forjaba el enemigo. Los Hechos de los Apóstoles, páginas 78-79.
"La Biblia nos enseña en forma especial que prestemos cuidado a no acusar precipitadamente a los llamados por Dios para que actúen como sus embajadores. El apóstol Pedro, al describir una clase de pecadores empedernidos, los llama 'atrevidos, contumaces, que no temen decir mal de las potestades superiores: como quiera que los mismos Ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellos delante del Señor. Y Pablo, en sus instrucciones dadas a los que dirigen las iglesias, dice: 'Contra el anciano no recibas acusación sino con dos o tres testigos. El que impuso a ciertos hombres la pesada carga de ser dirigentes y maestros de su pueblo, hará a éste responsable de la manera que trate a sus siervos. Hemos de honrar a quienes Dios honró". Patriarcas y Profetas, páginas 405-406.
LA DISCIPLINA
"Dios había escogido a Moisés y le había investido de su Espíritu; y por su murmuración María y Aarón se habían hecho culpables de deslealtad, no sólo hacia el que fuera designado como su jefe sino también hacia Dios mismo. Los murmuradores sediciosos fueron invocados al tabernáculo y careados con Moisés. 'Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María. No negaron sus aseveraciones acerca de las manifestaciones del don de profecía por intermedio; Dios podía haberles hablado en visiones y sueños. Pero a Moisés, a quien el Señor mismo declaró fiel en toda mi casa, se le había otorgado una comunión más estrecha. Con él Dios hablaba boca a boca. '¿Por qué pues no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? Entonces el furor de Jehová se encendió en ellos; y fuese'. La nube desapareció del tabernáculo como señal del desagrado de Dios, y María fue castigada. Quedó 'leprosa como la nieve. A Aarón se le perdonó el castigo, pero el de María fue una severa reprensión para él. Entonces, humillado hasta el polvo el orgullo de ambos, Aarón confesó el pecado que habían cometido e imploró al Señor que no dejara perecer a su hermana por aquel azote repugnante y fatal. En respuesta a las oraciones de Moisés, se limpió la lepra de María. Sin embargo, ella fue excluida del campo durante siete días. Tan sólo cuando quedó desterrada del campamento volvió el símbolo del favor de Dios a posarse sobre el tabernáculo. En consideración a su elevada posición y en señal de pesar por el golpe que ella había recibido, todo el pueblo permaneció en Haseroth, en espera de su regreso". Patriarcas y Profetas, páginas 404-405.
Más tarde, "un propósito obstinado de derrocar la autoridad de los jefes nombrados por Dios mismo, se tramó una conspiración de hondas raíces y grandes alcances.
"Coré, el instigador principal de este movimiento, era un levita de la familia de Coat y primo de Moisés. Era hombre capaz e influyente. Aunque designado para el servicio del tabernáculo, se había quedado desconforme de su cargo y aspiraba a la dignidad del sacerdocio. El otorgamiento a Aarón y a su familia, del oficio sacerdotal, que había sido ejercido anteriormente por el primogénito de cada familia, había provocado celos y desafecto, y por algún tiempo Coré había estado resistiendo secretamente la autoridad de Moisés y de Aarón, aunque sin atreverse a cometer acto alguno de abierta rebelión. Por último, concibió el osado propósito de derrocar tanto la autoridad civil como la religiosa; y no dejó de encontrar simpatizantes. Cerca de las tiendas de Coré y de los Coatitas, al sur del tabernáculo, acampaba la tribu de Rubén, y las tiendas de Datan y Abirám, dos príncipes de esa tribu, estaban cerca de la de Coré. Dichos príncipes concedieron fácilmente su apoyo al ambicioso proyecto. Alegaban que, siendo ellos descendientes del hijo mayor de Jacob, les correspondía la autoridad civil, y decidieron compartir con Coré los honores del sacerdocio.
"El estado de ánimo que prevalecía en el pueblo favoreció en gran manera los fines de Coré. En la amargura de su desilusión revivieron sus dudas, celos y odios antiguos, y nuevamente se elevaron sus quejas contra su paciente caudillo. Continuamente se olvidaban los Israelitas de que estaban sujetos a la dirección divina. No recordaban que el Ángel del pacto era su jefe invisible ni que velada por la columna de nube, la presencia de Cristo iba delante de ellos, como tampoco que de él recibía Moisés todas sus instrucciones.
"No querían someterse a la sentencia terrible de que todos ellos debían morir en el desierto, y en consecuencia estaban dispuestos a valerse de cualquier pretexto para creer que no era Dios, sino Moisés, quien los dirigía, y quien había pronunciado su condenación. Los mejores esfuerzos del hombre más manso de la tierra no lograron sofocar la insubordinación de ese pueblo; y aunque en sus filas quebrantadas y raleadas tenían a la vista las pruebas de cuanto había desagradado a Dios su perversidad anterior, no tomaron la lección a pecho. Otra vez fueron vencidos por la tentación.
"Lograron conquistar a doscientos cincuenta príncipes, que eran hombres de mucho renombre en la congregación. Con estos poderosos e influyentes sostenedores se creyeron capaces de efectuar un cambio radical en el gobierno, y de mejorar en gran manera la administración de Moisés y Aarón.
"Los celos habían provocado la envidia; y la envidia, la rebelión. Tanto habían discutido el derecho de Moisés a su gran autoridad y honor, que llegaron a considerarlo como ocupante de un cargo envidiable que cualquiera de ellos podría desempeñar tan bien como él. Se convencieron erróneamente, a sí mismos y mutuamente, de que Moisés y Aarón habían asumido de por si los puestos que ocupaban. Los descontentos decían que aquellos caudillos se habían exaltado a sí mismos por sobre la congregación del Señor, al investirse del sacerdocio y el gobierno, sin que la casa de ellos mereciese distinguirse por sobre las otras casas de Israel. No eran más santos que el pueblo, y debiera bastarles el estar equiparados a sus hermanos, quienes eran igualmente favorecidos con la presencia y protección especiales de Dios.
"Los conspiradores trabajaron luego con el pueblo. A los que yerran y merecen reprensión, nada les agrada más que recibir simpatía y alabanza. Y así obtuvieron Coré y sus asociados la atención y el apoyo de la congregación. declararon errónea la acusación de que las murmuraciones del pueblo habían atraído sobre él la ira de Dios. Dijeron que la congregación no era culpable, puesto que sólo había deseado aquello a lo cual tenía derecho; pero Moisés era un gobernante intolerante que había reprendido al pueblo como pecador, cuando era un pueblo santo, entre el cual se hallaba el Señor.
* * *
"En esta obra de desafecto reinó entre los elementos discordantes de la congregación mayor unión y armonía que en cualquier momento anterior. El éxito de Coré con el pueblo aumentó su confianza, y confirmó su creencia de que si no se la reprimía, la usurpación de la autoridad por Moisés resultaría fatal para las libertades de Israel; también alegaba que Dios le había revelado el asunto, y le había autorizado para cambiar el gobierno antes de que fuese demasiado tarde. Pero muchos no estaban dispuestos a aceptar las acusaciones de Coré contra Moisés. Recordaban la paciencia y las labores abnegadas de este último y el recuerdo perturbaba su conciencia. Fue menester, en consecuencia, atribuir a algún motivo egoísta el profundo interés de Moisés por Israel; y se reiteró la vieja imputación de que los había sacado a perecer en el desierto a fin de apoderarse de sus bienes.
“Por algún tiempo esta obra se llevó adelante secretamente. No obstante, tan pronto como el movimiento hubo adquirido suficiente fuerza como para permitir una franca ruptura, Coré se presentó a la cabeza de la facción, y públicamente acusó a Moisés y Aarón de usurpar una autoridad que Coré y sus asociados tenían derecho a compartir. Alegó, además, que el pueblo había sido privado de su libertad y de su independencia. 'mucho os arrogáis-dijeron los conspiradores, ya que toda la Congregación, cada individuo de ella, es santo, y Jehová está en medio de ellos! ¿Por qué pues os ensalzáis sobre la asamblea de Jehová?"
"Moisés no había sospechado la existencia de tan arraigada maquinación y cuando comprendió su terrible significado, cayó postrado sobre su rostro en muda y fervorosa súplica a Dios. Se levantó entristecido, pero sereno y fuerte. Había recibido instrucciones divinas. "Mañana - dijo - mostrará Jehová quien es suyo, y al santo harálo llegara a si; y al que él escogiere, él lo allegará a sí". La prueba había de postergarse hasta el día siguiente, a fin de dar a todos tiempo para reflexionar. Entonces los que aspiraban al sacerdocio habían de venir cada uno con un incensario y ofrecer incienso en el tabernáculo en presencia de la congregación. La ley decía explícitamente que sólo los que habían sido ordenados para el oficio sagrado debían oficiar en el santuario. Y aun los sacerdotes, Nadab y Abiú, habían perecido por haber despreciado el mandamiento divino y ofrecido 'fuego extraño'. No obstante, Moisés desafió a sus acusadores a que refirieran el asunto a Dios, si osaban hacer una apelación tan peligrosa.
Hablando directamente a Coré y a sus coasociados levitas, Moisés dijo: '¿Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, haciéndonos allegar a sí para que ministraseis el servicio del tabernáculo de Jehová, y estuvieseis delante de la congregación para ministrarles? ¿Y que te hizo acercar a ti, y a todos tus hermanos los hijos de Leví contigo; para que procuréis también el sacerdocio? Por tanto, tu y todo tu séquito sois los que os juntáis contra Jehová: pues Aarón, ¿qué es para que contra él murmuréis?
"Datan y Abirám no habían asumido una actitud tan atrevida como la asumida por Coré; y Moisés, movido por la esperanza de que se hubieran dejado atraer por la conspiración sin haberse corrompido totalmente, los llamó a comparecer ante él, para oír las acusaciones que ellos tenían contra él. Pero no quisieron acudir, e insolentemente se negaron a reconocer su autoridad. Su contestación, pronunciada a oídos de la congregación, fue: '¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente? Ni tampoco nos has metido tu en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras y viñas; ¿has de arrancar los ojos de estos hombres? No subiremos.
"Al día siguiente, los doscientos cincuenta príncipes, encabezados por Coré, se presentaron con sus incensarios. Se los hizo entrar en el atrio del tabernáculo, mientras el pueblo se reunía afuera, para esperar el resultado. No fue Moisés quien reunió la congregación para presenciar la derrota de Coré y su compañía, sino que los rebeldes, en su presunción ciega, la convocaron para que todos fuesen testigos de su victoria. Gran parte de la congregación se puso abiertamente de parte de Coré, cuyas esperanzas de realizar su propósito contra Aarón eran grandes.
"Cuando estaban todos así reunidos delante de Dios, 'la gloria de Jehová apareció a toda la congregación. Moisés y Aarón recibieron esta divina advertencia: 'Apartaos de entre esta congregación, y consumirlos he en un momento. Pero ellos se postraron de hinojos y rogaron: 'Dios, Dios de los espíritus de toda carne, ¿no es un hombre el que pecó? ¿y airarte has tú contra toda la congregación?
“Coré se había retirado de la asamblea, para unirse a Datán y Abirám, cuando Moisés, acompañado por los setenta ancianos, bajó para dar la última advertencia a los hombres que se habían negado a comparecer ante él. Como multitudes los seguían, antes de pronunciar su mensaje, Moisés ordenó al pueblo por instrucción divina: 'ápartaos ahora de las tiendas de estos impíos hombres, y no toquéis ninguna cosa suya, porque no perezcáis en todos sus pecados. La advertencia fue obedecida, porque se apoderó de todos la aprensión de que iba a caer un castigo. Los rebeldes principales se vieron abandonados por aquellos a quienes habían engañado, pero su osadía no disminuyó. Se quedaron de pie con sus familias a las puertas de sus tiendas, como desafiando la advertencia divina.
"Entonces Moisés declaró, en el nombre del Dios de Israel, a oídos de la congregación: 'En esto conoceréis que Jehová me ha enviado para que hiciese todas estas cosas que no de mi corazón las hice. Si como mueren todos los hombres murieren estos, o si fueren ellos visitados a la manera de todos los hombres, Jehová no me envió. Más si Jehová hiciese una nueva cosa, y la tierra abriere su boca, los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al abismo, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová'.
"De pie, llenos de terror y expectación, en espera del acontecimiento, todos los israelitas fijaron los ojos en Moisés. Cuando terminó de hablar, la tierra sólida se partió, y los rebeldes cayeron vivos al abismo, con todo lo que les pertenecía, 'y perecieron de en medio de la congregación'. El pueblo huyó, sintiéndose condenado como copartícipe del pecado.
"Pero el castigo no terminó en eso. Un fuego que fulguró de la nube alcanzó a los doscientos cincuenta príncipes que habían ofrecido incienso, y los consumió. Estos hombres, que no habían sido los primeros en rebelarse, no fueron destruidos con los conspiradores principales. Se les dio oportunidad de ver el fin de ellos, y de arrepentirse; pero sus simpatías estaban con los rebeldes, y compartieron su suerte.
"Mientras Moisés suplicaba a Israel que huyera de la destrucción inminente, todavía podría haberse evitado el castigo divino, si Coré y sus asociados se hubiesen arrepentido y hubiesen pedido perdón. Pero su terca persistencia selló su perdición. La congregación entera compartía su culpa, pues todos, cual más, cual menos, habían simpatizado con ellos. Sin embargo, en su gran misericordia Dios distinguió entre los jefes rebeldes y aquellos a quienes habían inducido a la rebelión. Al pueblo que se había dejado engañar que se le dio plazo para que se arrepintiera. Había tenido una evidencia abrumadora que los rebeldes erraban y de que Moisés estaba en lo justo. La señalada manifestación del poder de Dios había eliminado toda incertidumbre".
"Todo Israel había huido alarmado cuando oyó el clamor de los pecadores condenados que descendían al abismo, y dijo: 'No nos trague también la tierra. Pero al 'día siguiente toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis muerto al pueblo de Jehová'. Y estaba a punto de hacer violencia a sus fieles y abnegados jefes".
"Pero el ángel de la ira había salido; la plaga estaba haciendo su obra de exterminio. Atendiendo a la orden de su hermano, Aarón tomó un incensario, y con el que se dirigió apresuradamente al medio de la congregación, 'e hizo expiación por el pueblo. 'Y púsose entre los muertos y los vivos. Mientras subía el humo de incienso, también se elevaban a Dios las oraciones de Moisés en el tabernáculo, y la plaga que se detuvo; pero no antes que catorce mil israelitas yacieran muertos, como evidencia de la culpabilidad que entraña la murmuración y la rebelión.
"Pero que se dió otra prueba de que el sacerdocio se había instituido en la familia de Aarón. Por orden divina cada tribu preparó una vara, y escribió su nombre en ella. El nombre de Aarón estaba en la de Leví. Las varas fueron colocadas en el tabernáculo, 'delante del testimonio'. El florecimiento de cualquier vara indicaría que Dios había escogido a esa tribu para el sacerdocio. A la mañana siguiente 'aconteció que … vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había brotado, echado flores, y arrojado renuevos y producido almendras'. Fue mostrada al pueblo, y colocada después en el tabernáculo como testimonio para las generaciones venideras. El milagro decidió definitivamente el asunto del sacerdocio.
"Quedó plenamente probado que Moisés y Aarón habían hablado por autoridad divina; y el pueblo se vio obligado a creer la desagradable verdad de que había de morir en el desierto. 'He aquí nosotros somos muertos -dijeron,- perdidos somos, todos nosotros somos perdidos. Confesaron que habían pecado al rebelarse contra sus jefes, y que Coré y sus coasociados habían recibido de Dios un castigo justo". Patriarcas y Profetas, páginas 417-427.
En los días de Esdras, "varios de los principales de Israel que se acercaron a Esdras con una queja grave. Algunos del 'pueblo de Israel, y los sacerdotes y Levitas Habían despreciado los santos mandamientos de Dios hasta el punto de casarse con miembros de los pueblos circundantes. Que se le dijo a Esdras: 'Han tomado de sus hijas para si y para sus hijos, y la simiente santa ha sido mezclada con los pueblos de las tierras paganas; 'y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en esta prevaricación".
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“A la hora del sacrificio vespertino, Esdras se levantó y, rasgando de nuevo sus vestiduras, cayó de rodillas y descargó su alma en súplica al Cielo. Extendiendo las manos hacia el Señor, exclamó: 'Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti: porque nuestras iniquidades que se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo".
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"Uno de los presentes, llamado Sechanías, reconoció la verdad de todas las palabras dichas por Esdras. Confesó: nosotros hemos prevaricado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra: más hay aun esperanza para Israel sobre esto". Sechanías propuso que todos los que habían transgredido que se comprometieran ante Dios a abandonar su pecado, y ser juzgados 'conforme a la ley. Dio esta invitación a Esdras: 'Levántate, porque a ti toca el negocio, y nosotros seremos contigo; esfuérzate. 'Entonces que se levantó Esdras, y juramentó a los príncipes de los sacerdotes y de los Levitas, y a todo Israel, que harían conforme a esto.
"Tal fue el comienzo de una reforma admirable. con infinita paciencia y tacto, y con una cuidadosa consideración de los derechos y el bienestar de todos los afectados, Esdras y sus asociados procuraron conducir por el camino correcto a los penitentes de Israel. sobre todo lo demás, Esdras enseñó la ley; y mientras dedicaba su atención personal a examinar cada caso, procuraba hacer comprender al pueblo la santidad de la ley, así como las bendiciones que podían obtenerse por la obediencia". Profetas y Reyes, páginas 456, 457, 458-459.
LA EDUCACIÓN
EL CURRICULUM Y MODELO PARA LA ESCUELA
El Verdadero Objetivo de la Educación
"El verdadero propósito de la educación es restaurar la imagen de Dios en el alma. En el principio, Dios creó al hombre a su propia semejanza. Le dotó de cualidades nobles. Su mente era equilibrada, y todas las facultades de su ser eran armoniosas. Pero la caída y sus resultados pervirtieron estos dones. El pecado echó a perder y casi hizo desaparecer la imagen de Dios en el hombre. Restaurar ésta fue el objeto con que se concibió el plan de la salvación y que se le concedió un tiempo de gracia al hombre. Hacerle volver a la perfección original en la que fue creado, es el gran objeto de la vida, el objeto en que estriba todo lo demás. Es obra de los padres y maestros, en la educación de la juventud, cooperar con el propósito divino; y al hacerlo son 'coadjutores … de Dios".
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"El temor de Jehová es el principio de la sabiduría; y la ciencia de los Santos es inteligencia". La formación del carácter es la obra de la vida; y un conocimiento de Dios, el fundamento de toda educación verdadera. Impartir este conocimiento y amoldar el carácter de acuerdo con él, debe ser el propósito del maestro en su trabajo.
La ley de Dios es un reflejo de su carácter. Por esto dice el salmista: 'Todos tus mandamientos son justicia', y 'de tus mandamientos he adquirido inteligencia'". Patriarcas y Profetas, páginas 645-647.
El Temprano Entrenamiento de los Jóvenes
"En las leyes encomendadas a Israel fueron dadas instrucciones explícitas en cuanto a la educación. Dios se había revelado a Moisés, en el Sinaí, como 'misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad'. Estos principios, incluidos en su ley, debían ser enseñados a los niños, por los padres y las madres de Israel. Moisés les declaró por indicación de Dios: 'Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes'". La Educación, página 40.
"El Señor mismo dirigía la educación de Israel. Sus cuidados no se limitaban solamente a los intereses religiosos de ese pueblo; todo lo que afectaba su bienestar mental o físico incumbía también la divina Providencia, y estaba comprendido dentro de la esfera de la ley divina.
"Dios había ordenado a los hebreos enseñar a sus hijos lo que el requería y que les hicieran saber cómo había obrado con sus padres. Este era uno de los deberes especiales de todo padre de familia, y no debía ser delegado a otra persona. En vez de permitir que los hicieran labios extraños, debían los corazones amorosos del padre y de la madre instruir a sus hijos. Con todos los acontecimientos de la vida diaria debían ir asociados pensamientos referentes a Dios. Las grandes obras que él había realizado en la liberación de su pueblo, y las promesas de un Redentor que había de venir debían relatarse a menudo en los hogares de Israel; y el uso de figuras y símbolos grababa las lecciones más indeleblemente en la memoria. Las grandes verdades de la providencia de Dios y la vida futura se inculcaban en la mente de los jóvenes. Se la educaba para que pudiera discernir a Dios tanto en las escenas de la naturaleza como en las palabras de la revelación. Las estrellas del cielo, los árboles y las flores del campo, las elevadas montañas, los riachuelos murmuradores, todas estas cosas hablaban del Creador. El servicio solemne de sacrificio y culto en el santuario, y las palabras pronunciadas por los profetas eran una revelación de Dios".
"Tal fue la educación de Moisés en la humilde choza de Gosén; de Samuel, por la fiel Ana; de David, en la morada montañesa de Belén; de Daniel antes de que el cautiverio le separara del hogar de sus padres. Tal fue, también, la educación del niño Jesús en Nazaret; y la que recibió el niño Timoteo quien aprendió de labios de su'abuela Loida' y de su madre 'Eunice', las verdades eternas de las Sagradas Escrituras".
Las Escuelas de los Profetas
"Mediante el establecimiento de las escuelas de los profetas, se tomaron medidas adicionales para la educación de la juventud. Si un joven deseaba escudriñar más profundamente las verdades de la Palabra de Dios, y buscar sabiduría de lo alto, a fin de llegar a ser maestro en Israel, las puertas de estas escuelas estaban abiertas para él. Las escuelas de los profetas fueron fundadas por Samuel para servir de barrera contra la corrupción generalizada, para cuidar del bienestar moral y espiritual de la juventud, y para fomentar la prosperidad futura de la nación supliéndole hombres capacitados para obrar en el temor de Dios como jefes y consejeros. Con el fin de lograr este objeto, Samuel reunió compañías de jóvenes piadosos, inteligentes y estudiosos, A estos jóvenes se les llamaba hijos de los profetas. Mientras tenían comunión con Dios y estudiaban su Palabra y sus obras, se iba agregando sabiduría del cielo a sus dones naturales. Los maestros eran hombres que no sólo conocían la verdad divina, sino que habían gozado ellos mismos de la comunión con Dios, y habían recibido los dones especiales de su Espíritu. Gozaban del respeto y la confianza del pueblo, tanto por su saber como por su piedad.
"En la época de Samuel había dos de estas escuelas: una en Rama, donde vivía el profeta, y la otra en Kiriat-jearim donde estaba el arca en aquel entonces. Se establecieron otras en tiempos ulteriores.
"Las asignaturas principales de estudio en estas escuelas eran la ley de Dios, con las instrucciones dadas a Moisés, la historia sagrada, la música sagrada y la poesía. Los métodos de enseñanza eran distintos de los que se usan en los seminarios teológicos actuales, en los que muchos estudiantes se gradúan teniendo menos conocimiento de Dios y de la verdad religiosa que cuando entraron. En las escuelas de antaño, el gran propósito de todo estudio era aprender la voluntad de Dios y la obligación del hombre hacia él. En los anales de la historia sagrada se seguían los pasos de Jehová. Se recalcaban las grandes verdades presentadas por los símbolos o figuras y la fe trababa del objeto central de todo aquel sistema: el Cordero de Dios que había de quitar el pecado del mundo.
"Se fomentaban un espíritu de devoción. No solamente se les decía a los estudiantes que debían orar, sino se les enseñaba a orar, a aproximarse a su Creador, a ejercer fe en él, a comprender y obedecer las enseñanzas de su Espíritu. Intelectos santificados sacaban del tesoro de Dios cosas nuevas y viejas, y el Espíritu de Dios se manifestaba en profecías y cantos sagrados".
"Los alumnos de estas escuelas se sostenían cultivando la tierra o dedicándose a algún trabajo manual. En Israel esto no era considerado extraño ni degradante; más bien que se consideraba un crimen permitir que los niños crecieran sin que se les enseñara algún trabajo útil. Por orden divina, a todo niño se le enseñaba un oficio, aun en el caso de tener que ser educado para el servicio sagrado. Muchos de los maestros religiosos se sostenían por el trabajo de sus manos. Aun en el tiempo de los apóstoles, Pablo y Aquila no veían menoscabado su honor porque se ganaban la vida ejerciendo su oficio de tejedores de tiendas”. Patriarcas y Profetas, páginas 642-644.
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"Se puede estudiar con provecho tanto el adiestramiento físico como la disciplina religiosa que se practicaban en las escuelas de los hebreos. El valor de esta educación no se aprecia debidamente. Hay una estrecha relación entre la mente y el cuerpo, y para alcanzar un alto nivel de dotes morales e intelectuales, debemos acatar las leyes que gobiernan nuestro ser físico. Para alcanzar un carácter fuerte y bien equilibrado, deben ejercitarse y desarrollarse nuestras fuerzas, tanto mentales como corporales. ¿Qué estudio puede ser más importante para los jóvenes que el de este maravilloso organismo que Dios nos ha encomendado y de las leyes por las cuales ha de conservarse en buena salud?
"Y ahora, como en los tiempos de Israel, cada joven debe recibir instrucción sobre los deberes de la vida práctica. Cada uno debe adquirir el conocimiento de algún ramo del trabajo manual, por el cual, en caso de necesidad, podrá ganarse la vida. Esto es indispensable, no sólo como protección contra las vicisitudes de la vida, sino también a causa de la influencia que ejercerá en el desarrollo físico, mental y moral. Aunque hubiese seguridad de que uno no habría de depender del trabajo manual para mantenerse, debía sin embargo aprender a trabajar. Sin ejercicio físico nadie puede tener una conducción sana ni una salud vigorosa, y la disciplina del trabajo bien regulado no es menos esencial para desarrollar una inteligencia fuerte y activa y un carácter noble.
"Todo estudiante debiera dedicar una porción de cada día a un trabajo físico. Así se adquirirían hábitos de aplicación y laboriosidad, y que se formaría un espíritu de confianza propia, al mismo tiempo que se escudaría al joven contra muchas prácticas malas y degradantes que tan a menudo son los resultados del ocio. Todo esto cuadra con el fin principal de la educación; porque al estimular la actividad, la diligencia y la pureza, nos ponemos en armonía con el Creador". Patriarcas y Profetas, páginas 650-651.
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"El trabajar la tierra es una de las mejores ocupaciones, que pone en actividad a los músculos y da reposo a la mente. El estudio en materia de agricultura debe ser el ABC de la educación dada en nuestras escuelas. Esta es precisamente la primera tarea que debía iniciarse. Nuestras escuelas no debieran depender de productos importados en lo que se refiere a cereales, verduras y frutas que tan esenciales para la salud. Nuestros jóvenes deben ser instruidos en el desmonte de árboles y en la labranza de la tierra tanto como en las ramas literarias. Varios maestros debieran ser elegidos para vigilar a cierto número de alumnos en su trabajo y trabajar con ellos. De este modo los mismos maestros aprenderán a llevar responsabilidades como coadjutores. Los alumnos capaces debieran ser enseñados también a llevar responsabilidades a ser colaboradores de los maestros. Todos debieran consultar juntos en cuanto a los mejores métodos de llevar adelante el trabajo.
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"El ejercicio que enseña a la mano a ser útil y disciplina al joven para llevar la parte que le toca de las cargas de la vida, le proporciona fuerza física y desarrolla de cada facultad. Todos debieran buscar algo que hacer que sea beneficioso para sí mismos y para otros. Dios ordenó el trabajo como una bendición y solamente el obrero diligente encontrará la verdadera gloria y gozo de la vida.
"El cerebro y los músculos, la mente y el cuerpo deben utilizarse proporcionalmente en forma equilibrada si se quiere conservar la salud y el vigor. Los jóvenes pueden entonces aportar al estudio de la Palabra de Dios una percepción sana y nervios bien equilibrados. Tendrán pensamientos saludables y podrán retener las cosas preciosas que se encuentran en la Palabra. Se asimilarán sus verdades y como resultado tendrán fuerza intelectual para discernir lo que es verdad. Luego, según la ocasión lo requiera, podrán dar, con mansedumbre y temor, a todo aquel que lo demande; razón de la esperanza que hay en ellos". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, página 184.
La Biblia y La Naturaleza como libros de texto
"Como instrumento educador la Biblia no tiene rival. En la Palabra de Dios, la mente halla temas para la meditación más profunda y las aspiraciones más sublimes. La Biblia es la historia más instructiva que posean los hombres. Proviene directamente de la fuente de verdad eterna, y una mano divina ha conservado su integridad y pureza a través de los siglos. Ilumina el lejano pasado más remoto, donde las investigaciones humanas procuran en vano penetrar. En la palabra de Dios contemplamos el poder que estableció los fundamentos de la tierra y que extendió los cielos. Únicamente en ella podemos hallar una historia de nuestra raza que no esté contaminada por el prejuicio o el orgullo humanos. En ella se registran las luchas, las derrotas y las victorias de los mayores hombres que el mundo haya conocido jamás. En ella que se desarrollan los grandes problemas del deber y del destino. Se levanta la cortina que separa el mundo visible del mundo invisible, y presenciamos el conflicto de las fuerzas encontradas del bien y del mal, desde la primera entrada del pecado hasta el triunfo final de la rectitud y de la verdad; y todo ello no es sino una revelación del carácter de Dios. En la contemplación reverente de las verdades presentadas en su Palabra, la mente del estudiante entra en comunión con la Mente infinita. Un estudio tal no sólo purifica y ennoblece el carácter, sino que inevitablemente amplia y fortalece las facultades mentales.
"Las enseñanzas de la Biblia influyen en forma vital sobre la prosperidad del hombre en todas las relaciones de esta vida. Desarrolla los principios que son la base de la prosperidad de una nación, principios vinculados con el bienestar de la sociedad y que son la salvaguardia de la familia, principios sin los cuales ningún hombre puede alcanzar utilidad, felicidad u honra en esta vida, ni asegurarse la vida futura inmortal. No hay posición alguna en esta vida, ni fase alguna de experiencia humana para la cual la enseñanza de la Biblia no constituya una preparación indispensable. Si se estudiara la Palabra de Dios y se la obedeciera, daría al mundo hombres de intelecto más enérgico y activo que cuantos puede producir la mayor aplicación al estudio de todas las materias abarcadas por la filosofía humana. Produciría hombres fuertes y firmes de carácter, de entendimiento agudo y sano juicio, hombres que glorificarían a Dios y beneficiarían al mundo.
"Por el estudio de las ciencias también hemos de obtener un conocimiento del Creador. Toda ciencia verdadera o es más que una interpretación de lo escrito por la mano de Dios en el mundo material. Lo único que hace la ciencia es obtener de sus investigaciones nuevos testimonios de la sabiduría y del poder de Dios. Si se los comprende bien, tanto el libro de la naturaleza como la Palabra escrita nos hacen conocer a Dios al enseñamos algo de las leyes sabias y benéficas por medio de las cuales él obra.
"Se debe inducir al estudiante a ver a Dios en todas las obras de la creación. Los maestros deben imitar el ejemplo del gran Maestro. Quien de las escenas familiares de la naturaleza sacaba ilustraciones que simplificaban sus enseñanzas y las grababan más profundamente en los corazones de sus oyentes. Los pájaros que gorjeaban en las ramas frondosas, las flores del valle, los soberbios árboles, las tierras fructíferas, el cereal que germinaba, el suelo árido, el sol poniente que doraba los cielos con sus rayos, todo servía como medio de enseñanza. El relacionaba las obras visibles del Creador con las palabras de vida que pronunciaba, para que cada vez que estos objetos se presentaran a los ojos de sus oyentes, éstos recordarán las lecciones de verdad con las cuales las había vinculado". Patriarcas y Profetas, páginas 647-649.
"El Señor requiere de los maestros que eliminen de nuestras escuelas los libros que enseñan sentimientos que no están de acuerdo con su Palabra, y den lugar a los libros que son del más alto valor". Consejos para los Maestros, Padres y Alumnos, página 376.
LAS CALIFICACIONES Y DEBERES DE LOS MAESTROS
"Al escoger maestros, es indispensable proceder con toda precaución, sabiendo que éste es un asunto tan solemne como el escoger personas para el ministerio. Hombres entendidos, capaces de discernir el carácter, deben hacer la elección; porque se requiere el mejor talento que pueda obtenerse para educar y amoldar las inteligencias de los jóvenes y para llevar a cabo con éxito las múltiples fases de labor en que será necesario que el maestro se ocupe en nuestras escuelas de iglesia. No debiera ponerse al frente de estas escuelas a persona alguna de miras intelectuales inferiores o estrechas. No se ponga a los niños bajo la dirección de maestros jóvenes e inexpertos que carezcan de capacidad administrativa; pues sus esfuerzos se inclinarán a la desorganización. El orden es la primera ley del cielo, y cada escuela debe ser en este respecto un trasunto del cielo". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, página 204.
"Debe designarse a los predicadores más talentosos para que enseñen la Biblia en nuestras escuelas. Los escogidos para este trabajo tienen que ser estudiantes cabales de la Biblia, que posean una profunda experiencia cristiana, y su salario debe pagarse del diezmo". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, página 139.
"Antes de llegar a ser maestro de la verdad de aquellos que están en las tinieblas, la persona debe aprender y ser preparada. El debe de estar dispuesto a ser aconsejado. El no puede poner su pie en el tercer, cuarto o quinto eslabón de la escalera de progreso antes que haya empezado por el primero. Muchos sienten que están aptos para la obra, cuando ellos apenas conocen algo al respecto. Si a estos se les permite empezar la labor en confidencia propia, ellos fallarán en recibir el conocimiento el cual es su privilegio obtener, y fracasaría en la lucha con las muchas dificultades, por la falta de preparación". Fundamentos de la Educación Cristiana, página 107 (en inglés).
"Los hábitos y principios de un maestro deben considerarse como de mayor importancia que su preparación literaria. Si es un cristiano sincero, sentirá la necesidad de interesarse por igual en la educación física, mental, moral y espiritual de sus alumnos. A fin de ejercer la debida influencia, debe tener perfecto dominio de sí mismo y su propio corazón debe estar henchido de amor por sus alumnos, cosa que se revelará en su mirada, sus palabras y actos. Debe ser de carácter firme, para poder amoldar la mente de sus alumnos, como también instruirlos en las ciencias. La primera educación de los jóvenes modela generalmente su carácter para toda la vida. Los que tratan con los jóvenes deben ser cuidadosos para despertar sus cualidades mentales, a fin de que sepan dirigir sus facultades de manera que puedan ejercitarlas con el mejor provecho". La Educación Cristiana, página 13.
"Un maestro puede tener suficiente educación y conocimiento en las ciencias para instruir, pero ¿se ha averiguado si tiene tacto y sabiduría para tratar con las mentes humanas? Si los instructores no tienen el amor de Cristo en su corazón, no son idóneos para llevar las graves responsabilidades confiadas a quienes educan a los jóvenes. Careciendo ellos mismos de la educación superior, no saben tratar con las mentes humanas. Su propio corazón insubordinado procura dominar; el sujetar a una disciplina tal el carácter y la mente plástica de los niños es dejar sobre éstas cicatrices y magulladuras que nunca se eliminarán". Consejos para los Maestros, Padres y Alumnos, página 185.
"Poner a los niños bajo la dirección de maestros altivos y adustos es una crueldad. Un maestro de esta clase ocasionará gran perjuicio a los que están desarrollando rápidamente su carácter. Si los maestros no son sumisos a Dios; si no tienen amor por los niños a ellos confiados o si demuestran parcialidad por aquellos que agradan a su fantasía y manifiestan indiferencia hacia los que son menos atrayentes o los que son inquietos y nerviosos, no deben ser empleados; pues el resultado de su trabajo será una pérdida de almas para Cristo.
"Se necesitan maestros, especialmente para los niños, que sean apacibles y bondadosos, y que manifiesten indulgencia y amor precisamente por aquellos que más lo necesiten. Jesús ama a los niños; los considera como los miembros más jóvenes de la familia del Señor. El siempre los trató con bondad y respeto, y los maestros han - de seguir su ejemplo. Debieran poseer el verdadero espíritu misionero; pues los niños deben prepararse para ser misioneros. Los maestros deben sentir que el Señor les ha confiado, en solemne custodia, las almas de los niños y jóvenes. Nuestras escuelas de iglesia necesitan maestros que tengan altas cualidades morales; maestros en quienes se pueda confiar; que sean de fe sana y tengan tacto y paciencia; que anden con Dios y se abstengan de toda apariencia de mal. En su trabajo habrá nubes y obscuridad, borrascas y tempestades. Tendrán que arrostrar prejuicios provenientes de padres que tienen ideas incorrectas con respecto al carácter que deben adquirir sus hijos; pues hay muchos que aseveran creer en la Biblia al paso que dejan de introducir sus principios en la vida doméstica. Con todo, si los maestros son estudiantes constantes en la escuela de Cristo, estas circunstancias no los vencerán". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, páginas 204-205.
"Las obligaciones del maestro son pesadas y sagradas, pero ninguna parte de su obra es más importante que la de mirar por los jóvenes con solicitud tierna y amante, que ellos puedan sentir que tienen un amigo en ellos. Si el maestro gana una vez la confianza de sus alumnos, puede conducirlos con facilidad, controlarlos y adiestrarlos. Los santos motivos sobre los cuales se basa la vida cristiana deben ser introducidos en la vida. La salvación de sus pupilos es el más alto interés confiado al maestro que teme a Dios. Es obrero
de Cristo, su esfuerzo especial y resuelto debe consistir en ganarlos para Jesucristo. Dios requerirá esto de las manos de Sus maestros. Cada uno debería llevar una visa de piedad, de pureza, esfuerzo esmerado en el desarrollo de cada deber. Si en su corazón arde el amor de Dios, se verá en su vida aquel afecto puro que es esencial; ofrecerá oraciones fervientes y dará amonestaciones fieles. Cuando descuida estas cosas, están en peligro las almas confiadas a su custodia. Mejor emplee menos tiempo en largos sermones, o en estudios absorbente, y atienda los deberes que ha desatendido". Fundamentos de la Educación Cristiana, páginas 116-117 (en inglés)
"Dios quiere que los maestros de nuestras escuelas sean eficientes. Si progresan en la comprensión espiritual, verán cuán importante es que no sean deficientes en el conocimiento de las ciencias. La piedad y la experiencia religiosa constituyen el mismo fundamento de la verdadera educación. Pero que ninguno sienta que siendo serio en los asuntos religiosos es todo lo que es esencial para llegar a ser educadores. Aunque los maestros necesitan piedad, necesitan también conocimiento cabal de las ciencias. Esto no solo los hará buenos, Cristianos prácticos, sino que los capacitará para educar a los jóvenes, y al mismo tiempo ellos tendrán sabiduría del cielo para guiarlos a las fuentes de las aguas vivas. El es un Cristiano quien se propone alcanzar las realizaciones más elevadas con el propósito de hacer bien a otros. El conocimiento armoniosamente fusionado con un carácter semejante al de Cristo, hará de un hombre una luz en el mundo". Fundamentos de la Educación Cristiana, página 119 (en inglés).
"Todos los que enseñan en nuestras escuelas deben mantener una estrecha unión con Dios y una perfecta comprensión de su Palabra, a fin de que puedan volcar la sabiduría y el conocimiento divinos en la obra de educar a los jóvenes para su utilidad en esta vida y para la vida futura e inmortal. Deben ser hombres y mujeres que no solamente reconozcan la verdad, sino que también sean hacedores de la Palabra de Dios. El 'Escrito está' debiera manifestarse en sus vidas. Mediante su propio proceder deben enseñar sencillez y hábitos correctos en todas las cosas. Nadie debe unirse a nuestras escuelas como educador si no ha tenido experiencia en obedecer a la Palabra del Señor". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, páginas 157-158.
"Los maestros de nuestras escuelas tienen una pesada responsabilidad que llevar. Deben ser en palabras y carácter lo que quieren que sean sus alumnos; hombres y mujeres que teman a Dios y que obren justicia. Si ellos mismos están familiarizados con el camino, pueden enseñar a los jóvenes a andar en él. No sólo los educarán en las ciencias, sino que los prepararán para que tengan independencia moral, trabajen para Jesús, y asuman cargas en su causa". La Educación Cristiana, página 120.
"Aquellos que son naturalmente de mal genio, fácilmente provocados y que han acariciado el hábito de la crítica, de pensar el mal, deberían encontrar otra clase de trabajo que no reproducirá ninguna de sus desagradables tendencias de carácter sobre los niños y jóvenes, pues han costado demasiado caro. El cielo ve en el niño al hombre o mujer no desarrollados, con las capacidades y poderes, que si se les guía correctamente desarrollarán sabiduría celestial, y vendrán a ser agencias humanas, mediante cuales las influencias divinas cooperarán para que sean obreros juntamente con Dios. Las palabras agudas y la continua censura aturden al niño, pero no lo reforman. No pronunciéis la palabra mezquina; mantened vuestro propio ánimo bajo la censura de Cristo. Entonces aprenderéis a compadeceros de los que son puestos bajo vuestra influencia y a simpatizar con ellos. No manifestéis impaciencia ni dureza. Si esos niños no necesitaran educación, no estarían en la escuela. Se les ha de ayudar paciente y bondadosamente a subir la escalera del progreso, ascendiendo paso tras paso hacia la obtención del conocimiento". Fundamentos de la Educación Cristiana, página 263 (en inglés).
"Se necesitan maestros que consideren sus propias flaquezas, debilidades y pecados y que no sean opresivos y desanimen al niño y al joven. Se necesita mucha oración, mucha fe, y fortaleza lo cual el Señor está listo a otorgar. Pues Dios ve cada prueba, y una maravillosa influencia puede ser ejercitada por los maestros, si ellos practican las lecciones que Cristo les dio. ¿Pero considerarán estos maestros sus propios caminos torcidos, y que hacen ellos mismos esfuerzos débiles para aprender en la escuela de Cristo, y de corazón practicar la mansedumbre y la humildad de Cristo? Los maestros mismos deben de estar en obediencia a Jesucristo y siempre practicando sus palabras, para que ejemplifiquen el carácter de Cristo a sus estudiantes. Deje que su luz brille en buenas obras, fielmente velando y cuidando por las ovejas de la manada, con paciencia, con ternura, y con el amor de Jesús en sus corazones". Fundamentos de la Educación Cristiana, página 269 (en inglés).
"Examínese todo maestro que acepta la responsabilidad de enseñar a los niños y jóvenes. Pregúntese: ¿Se ha posesionado de mi alma la verdad de Dios? ¿Ha penetrado en mi carácter la sabiduría que proviene de Jesucristo, que 'primeramente es pura, después pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida'? ¿Albergo yo el principio de que 'el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz'? … Pero la verdad no ha de ser practicada solamente cuando nos sentimos inclinados a ello, sino en todo momento y lugar …
Los maestros de cualquier ramo necesitan mentes bien equilibradas y carácter simétrico. La obra de la enseñanza no debe confiarse a personas jóvenes que no saben tratar con las mentes humanas". Consejos para los Maestros, Padres y Alumnos, páginas 186, 187, 183.
"Ningún maestro puede hacer una obra aceptable si no recuerda sus propias deficiencias, y no pone a un lado todos los planes que debilitarían la vida espiritual. Cuando los maestros están dispuestos a poner a un lado todo lo que no es esencial para la vida eterna, entonces puede decirse que están obrando su propia salvación con temor y temblor, y están edificando sabiamente para la eternidad.
"Yo fui instruida a declarar que algunos de nuestros maestros quedan muy atrás en la comprensión de la educación que se necesita para este período de la historia de la tierra. Este no es un tiempo para que los estudiantes estén acumulando mucho conocimiento que no podrán llevar a la escuela de arriba. Que cuidadosamente desarraiguemos de nuestro curso de estudio todo aquello de que se puede abstener, para poder hacer lugar en las mentes de los estudiantes para sembrar las semillas de justicia. Esta instrucción llevará el fruto para la vida eterna.
"Cada maestro debería diariamente ser un aprendiz en la escuela de Cristo, a no ser que pierda el sentido de lo que constituye la verdadera excelencia mental, física y moral. Nadie debería colocarse como maestro de otros si no está constantemente obrando su propia salvación, recibiendo e impartiendo una completa educación. El verdadero maestro se educará en la excelencia moral para que por medio del precepto y ejemplo, pueda guiar a las almas a comprender las lecciones del gran maestro. Ninguno debería ser animado a hacer la obra de enseñar si está satisfecho con normas inferiores. Nadie está adecuado a enseñar los grandes misterios de la piedad hasta que Cristo, la esperanza de gloria, esté formado dentro.
"Cada maestro necesita recibir la verdad en el amor de sus sagrados principios; entonces no puede fallar en ejercer una influencia que purificará y elevará. El maestro que ha puesto su alma en Cristo hablará y actuará como un Cristiano. El no estará satisfecho con menos, su mente es moldada día tras día con la santa influencia del Espíritu de Dios. Entonces Cristo puede hablar al corazón, y su voz, diciendo 'Este es el camino; anda en el, se escuchará y se obedecerá.
"El Maestro que tiene un entendimiento correcto de la obra de la verdadera educación, no pensará que es suficiente que casualmente que se haga referencia de Cristo. Con su propio corazón fervoroso con el amor de Dios, él constantemente engrandecerá al Hombre del calvario. Su propia alma imbuida del Espíritu de Dios, buscará asegurar la atención de los estudiantes al Modelo, Cristo Jesús, el mayor entre diez mil, el que es totalmente bello.
"Mantengamos en mente que el Señor aceptará como maestros sólo los que serán maestros del evangelio. Una gran responsabilidad descansa sobre aquellos que intentan enseñar el último mensaje del evangelio. Ellos deben ser colaboradores juntamente con Dios en el entrenamiento de las mentes humanas. El maestro que falla en mantener la norma Bíblica siempre delante de él, pierde la oportunidad de ser colaborador juntamente con Dios en dar a la mente el molde que es esencial para un lugar en las cortes celestiales". Fundamentos de la Educación Cristiana, páginas 525, 526, 527 (en inglés).
"El que está a la cabeza de la escuela debe tener un indiviso interés en la obra de la escuela haciendo justamente lo que Dios ha designado que se debe hacer. Si él es ambicioso para subir más alto y aun más alto, y si él piensa ser por encima de las reales virtudes de su obra, y superior a la sencillez de ella, desatendiendo los santos principios del cielo, que aprenda él de la experiencia de Moisés; pues seguramente Dios manifestará su desagrado por su fallo en alcanzar las normas puestas delante de él.
"El presidente debe especialmente atender cuidadosamente las finanzas de la institución. Debería comprender los principios fundamentales de la teneduría. El ha de reportar fielmente el uso de todo el dinero que pasa por sus manos para el uso de la escuela. Los fondos de la escuela no deben gastarse imprudentemente o en exceso, pero cada esfuerzo debe hacerse para incrementar la utilidad de la escuela. A los que le es confiada la administración financiera de nuestros institutos educacionales, no se le debe permitir el descuido en los gastos. Todo lo que está relacionado con las finanzas de nuestras escuelas debe ser perfectamente equitativo. Las instrucciones del Señor se deben seguir estrictamente, aunque esto pueda no armonizar con los caminos de los hombres.
"A aquellos encargados de nuestras escuelas, Yo les preguntaría ¿Estáis haciendo de Dios y su ley Dios vuestro deleite? ¿Los principios que estáis siguiendo son puros, sanos y sin adulteración? ¿Os estáis guardando bajo el control de Dios en las cosas prácticas de la vida? ¿Sentís vosotros la necesidad de obedecer a Dios en cada particular? Si os veis tentados a apropiar el dinero que llega a la escuela en alguna manera que no beneficiará a la escuela, vuestra norma del fundamento necesita ser cuidadosamente criticado, para que el tiempo nunca venga cuando Ud. tenga que ser criticado y encontrado falto. ¿Quién es vuestro tenedor de libros? ¿Quién es vuestro tesorero? ¿Quién es vuestro gerente de negocios? ¿Son ellos cuidadosos y competentes? Fijéis en esto. Es posible que el dinero pueda ser mal administrado sin que nadie comprenda claramente como vino esto a suceder; es posible también que una escuela esté perdiendo continuamente por razón gastos imprudentes.
Los.encargados pueden sentir muy agudamente esta pérdida, y con todo suponer que han hecho lo mejor. ¿Pero por qué ellos permiten que las deudas se acumulen? Que todos los encargados de la escuela conozcan la verdadera posición financiera de la escuela cada mes". Fundamentos de la Educación Cristiana, páginas 510-511 (en inglés).
"Dios nos ha dado un tiempo de gracia en el cual prepararnos para la escuela mayor. Para esta escuela los jóvenes deben ser educados, disciplinados, y entrenados para la formación de caracteres moral e intelectualmente, que Dios aprobaría. Deben recibir entrenamiento no en las costumbres, diversiones y juegos de esta sociedad mundana y corrompida, pero si en las líneas de Cristo, un entrenamiento que los prepare para ser colaboradores con las inteligencias celestiales. Pero que farsa es la educación obtenida en las líneas literarias, si se necesita quitarse del aprendiz si debe hallarse digno de entrar en la vida que se mide con la vida de Dios, él mismo rescatado como por fuego". Fundamentos de la Educación Cristiana, página 397 (en inglés).
"El carácter de la obra hecha en nuestras escuelas de iglesia debe ser de la más elevada clase. Jesucristo, el Restaurador, es el único remedio para una educación errónea y las lecciones enseñadas en su Palabra debieran presentarse siempre a los jóvenes en la forma más atrayente. La disciplina escolar debiera completar la enseñanza doméstica y tanto en el hogar como en la escuela debieran conservarse la sencillez y la piedad. Se hallará a hombres y mujeres que poseen talentos para trabajar en estas escuelas pequeñas, pero que no pueden hacerlo con ventaja en las más grandes. Al practicar las lecciones bíblicas, obtendrán para sí mismos una educación del más alto valor". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, páginas 203-204.
LA COOPERACIÓN DE LOS PADRES
"Busquen los padres al Señor con fervor intenso, para que no sean piedras de tropiezo en el camino de sus hijos. Desalójense del corazón la envidia y los celos y que la paz de Cristo venga a reemplazarlos para unir a los miembros de la iglesia en verdadera comunión cristiana. Ciérrense las ventanas del alma a los ponzoñosos miasmas de la tierra y ábranse hacia el cielo para recibir los rayos senadores del sol de la justicia de Cristo. Mientras que el espíritu de crítica y suspicacia no sea desalojado del corazón, el Señor no podrá hacer por la iglesia lo que él anhela hacer en lo que se refiere a abrir el camino para el establecimiento de escuelas. Mientras no haya unión, el Señor no obrará en aquellos a quienes confió recursos y capacidad para hacer adelantar esta obra. Los padres deben alcanzar una norma más alta, seguir el camino del Señor y practicar la justicia para ser portadores de luz. Debe haber una transformación completa de la mente y del carácter. Un espíritu de desunión, albergado en el corazón de unos pocos, se transmitirá de por sí a otros y destruirá la buena influencia que podría ejercer la escuela. A menos que los padres estén bien dispuestos y ansiosos de cooperar con el maestro para la salvación de sus hijos, no están preparados para tener establecida una escuela entre ellos". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, páginas 205-206.
"Sobre los padres y las madres descansa la responsabilidad de la primera educación del niño, como asimismo de la ulterior, y por eso ambos padres necesitan urgentemente una preparación cuidadosa y cabal. Antes de aceptar las responsabilidades de la paternidad y la maternidad, los hombres y las mujeres deberían familiarizarse con las leyes del desarrollo físico: con la fisiología y la higiene, con la importancia de las influencias prenatales, con las leyes que rigen la herencia, la salud, el vestido, el ejercicio y el tratamiento de las enfermedades; deberían comprender también las leyes del desarrollo mental y de la educación moral.
"El Ser infinito consideró tan importante la obra de la educación, que desde su trono envió mensajeros para que respondieran la pregunta de una futura madre: '¿Cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él?', e instruir a un padre en cuanto a la educación de un hijo prometido.
“La educación nunca logrará lo que podría y debería llevar a cabo, hasta que se reconozca plenamente la obra de los padres y éstos reciban una preparación que los capacite para desempeñar sus sagradas responsabilidades". La Educación, página 276.
LAS CALIFICACIONES PARA LOS MÉDICOS
"El médico que desee ser colaborador acepto con Cristo que se esforzará por hacerse eficiente en todo ramo de su vocación. Estudiará con diligencia a fin de capacitarse para las responsabilidades de su profesión y, acopiando nuevos conocimientos, mayor sagacidad y maestría, procurará alcanzar un ideal superior. Todo médico debe darse cuenta de que si su obra es ineficaz, no sólo perjudica a los enfermos, si no también a sus colegas en la profesión. El médico que se da por satisfecho con un grado mediano de habilidad y conocimientos, no sólo empequeñece la profesión médica, sino que deshonra a Cristo, el soberano Médico.
"Los que se sienten ineptos para la obra médica deben escoger otra ocupación. Los que se sienten con disposiciones para cuidar enfermos, pero cuya educación y cuyas aptitudes médicas son limitadas, deberían resignarse a desempeñar los ramos más humildes de dicha obra y actuar como fieles enfermeros. Sirviendo con paciencia bajo la dirección de médicos hábiles podrán seguir aprendiendo, y si aprovechan toda oportunidad de adquirir conocimientos, podrán tal vez llegar con el tiempo a estar preparados para ejercer la medicina. Vosotros, jóvenes médicos, 'como ayudadores juntamente con él [el soberano Médico], … no recibáis en vano la gracia de Dios, … no dando a nadie ningún escándalo,porque el ministerio nuestro [para con los enfermos] no sea vituperado: antes portándonos en todas cosas como ministros de Dios'.
"El propósito de Dios con respecto a nosotros es que ascendamos siempre. El verdadero médico misionero será cada vez más diestro. Hay que buscar a médicos cristianos de talento y de superior habilidad profesional, y alentarlos a servir a Dios en lugares donde puedan educar y preparar a otros para ser misioneros médicos.
"El médico debe acopiar en su alma la luz de la Palabra de Dios. Debe crecer continuamente en la gracia. Para él, la religión no ha de ser tan sólo una de tantas influencias. Debe ser la influencia predominante. Debe inspirar todos sus actos en altos y santos móviles, que serán poderosos por proceder de aquel que dio su vida para revestirnos de poder para vencer el mal.
"Si el médico se esfuerza con fidelidad y diligencia por hacerse eficaz en su profesión, si se consagra al servicio de Cristo y dedica tiempo a escudriñar su corazón, comprenderá los misterios de su sagrada vocación. Logrará disciplinarse y educarse de tal modo que cuantos se encuentren dentro de la esfera de su influencia reconocerán la excelencia de la educación y de la sabiduría adquiridas por quien vive siempre en unión con el Dios de sabiduría y poder.
"Un Ayudador Divino en La Sala de Enfermos"
"En ninguna otra circunstancia se necesita una comunión tan íntima con Cristo como en la obra del médico. El que quiera cumplir debidamente los deberes de médico ha de llevar día tras día y hora por hora una vida cristiana. La vida del paciente está en manos del médico. Un diagnóstico superficial, una receta equivocada en un caso crítico, o un movimiento de la mano que en una operación desacierte por el espesor de un cabello, puede sacrificar una existencia y precipitar un alma a la eternidad. ¡Cuán solemne resulta pensar en esto! ¡Cuánto importa, pues, que el médico esté siempre bajo la dirección del Médico divino!
"El Salvador está dispuesto a auxiliar a cuantos le piden sabiduría y claridad de pensamiento. Y ¿quién necesita más sabiduría y lucidez que el médico, de cuyas resoluciones dependen tantas consecuencias? Todo aquel que procura prolongar una vida debe mirar con fe a Cristo para que dirija todos sus movimientos. El Salvador le dará tacto y habilidad cuando haya de habérselas con casos difíciles.
"Admirables son las oportunidades dadas a quienes cuidan enfermos. En todo cuanto hacen por devolverles la salud, háganles comprender que el médico procura ayudarles a cooperar con Dios para combatir la enfermedad. Indúzcanlos a sentir que a cada paso que den en armonía con las leyes de Dios pueden esperar la ayuda del poder divino.
"Los enfermos tendrán mucho mayor confianza en el médico acerca del cual están seguros que ama y teme a Dios. Confían en sus palabras. Experimentan un sentimiento de seguridad en presencia de un médico tal y bajo su cuidado.
"Por el hecho de conocer al Señor Jesús, el médico cristiano tiene el privilegio de invocar su presencia en la estancia del enfermo por medio de la oración. Antes de ejecutar una operación crítica, implore el cirujano la ayuda del gran Médico. Asegure al paciente que Dios puede hacerle salir bien de la prueba, y que en todo momento angustioso él es el refugio seguro para los que en él confían. El médico que no puede obrar así pierde un caso tras otro que de otra manera hubieran podido salvarse. Si supiera decir palabras que inspirasen fe en el compasivo Salvador que percibe cada palpitación de angustia, y si supiera presentarle en oración las necesidades del alma, la crisis se vencería más a menudo sin peligro.
"Sólo aquél que lee el corazón sabe con cuan tembloroso terror muchos pacientes consienten en entregarse en manos del cirujano. Se dan cuenta del peligro que corren. Al par que confían en la pericia del médico, saben que no es infalible. Pero cuando le ven inclinarse en oración para pedir a Dios su ayuda, que se sienten alentados a confiar. El agradecimiento y la confianza abren el corazón al poder sanador de Dios; las energías de todo el ser se vivifican y triunfan las fuerzas de la vida.
"Para el médico también la presencia del Salvador es elemento de fuerza. Muchas veces le amedrentan las responsabilidades y contingencias de su obra. La incertidumbre y el temor podrían entorpecer su mano. Pero la seguridad de que el divino Consejero está junto a él para guiarle y sostenerle, le da calma y valor. El toque de Cristo en la mano del médico infunde vitalidad, tranquilidad, confianza y fuerza.
"Salvada la crisis con felicidad y estando ya el éxito a la vista, pase el médico unos momentos en oración con el paciente. De expresión a su agradecimiento por la vida resguardad. Y cuando el enfermo expresa su gratitud al médico, haga que esa gratitud y la alabanza se tributen a Dios. Diga también al paciente que se salvó la vida porque estaba bajo la protección del Médico celestial.
"El médico que obre así conduce a su paciente a aquél de quien depende su vida, al Único que puede salvar eternamente a cuantos que se allegan a él.
"Ministrando al Alma"
“Quienes trabajen en la obra médico misionera deben sentir un profundo anhelo por las almas. Al médico, como al ministro del Evangelio, se ha confiado el mayor cargo que pueda encomendarse a los hombres. Sea lo que comprenda o no, todo médico está encargado del cuidado de las almas.
"Con demasiada frecuencia, en su roce continuo con la enfermedad y la muerte, los médicos pierden de vista las solemnes realidades de la vida futura. En su afán por desviar el peligro del cuerpo, olvidan el peligro del alma. Puede ser que aquel a quien atienden esté perdiendo la vida y sus últimas oportunidades se estén desvaneciendo. Con esta alma volverá a encontrarse el médico en el tribunal de Cristo.
"Muchas veces dejamos escapar las más preciosas bendiciones al no decir una palabra en el momento oportuno. Si no discernimos la áurea oportunidad, la perdemos. A la cabecera del enfermo, evítese toda palabra acerca de dogmas o controversias. Diríjase la atención del enfermo hacia aquél que quiere salvar a todos los que a él acuden con fe. Con fervor ternura, procúrese ayudar al alma pendiente entre la vida y la muerte.
"El médico que sabe que Cristo es su Salvador personal, porque él mismo fue llevado al Refugio, sabe cómo tratar con las almas temblorosas, enfermas de pecado, que sienten su culpa y le piden ayuda. Sabe contestar a la pregunta: '¿Qué es menester que yo haga para ser salvo? Puede contar la historia del amor del que nos redime. Puede hablar por experiencia del poder del arrepentimiento y de
"El médico que sabe que Cristo es su Salvador personal, porque él mismo fue llevado al Refugio, sabe cómo tratar con las almas temblorosas, enfermas de pecado, que sienten su culpa y le piden ayuda. Sabe contestar a la pregunta: '¿Qué es menester que yo haga para ser salvo? Puede contar la historia del amor del que nos redime. Puede hablar por experiencia del poder del arrepentimiento y de la fe. Con palabras sencillas y sinceras puede presentar a Dios en oración la necesidad del alma, y alentar al enfermo a pedir y aceptar la gracia del compasivo Salvador. Al desempeñar así su ministerio junto a la cabecera del enfermo, procurando dirigirle palabras que le auxilien y consuelen, el Señor obra por medio de él y con él. Cuando el espíritu del paciente es conducido al Salvador, la paz de Cristo llena su corazón, y la salud espiritual que recibe es como mano auxiliadora de Dios que restaura la salud del cuerpo.
Al atender al enfermo, el médico encuentra a menudo oportunidad para desempeñar su ministerio entre los amigos del afligido, quienes al velar cerca del lecho de dolor y verse incapaces de evitarle un sólo tormento de angustia, sienten ablandarse sus corazones. Muchas veces confiesan al médico las penas que ocultan a los demás. Ha llegado entonces la oportunidad para dirigir la atención de los afligidos hacia aquél que invita a los cansados cargados a acudir a él. A menudo se puede orar entonces por ellos y con ellos, para presentar sus necesidades al que sanó todos los dolores y alivia todas las penas.
Las Promesas de Dios
"El médico tiene preciosas oportunidades para recordar a sus pacientes promesas de la Palabra de Dios. Debe sacar del tesoro cosas nuevas y viejas y pronunciar aquí y allí las anheladas palabras de consuelo y enseñanza. Haga el médico de modo que su mente sea un depósito de pensamientos refrigerantes. Estudie con diligencia la Palabra de Dios, para familiarizarse con sus promesas. Aprenda a repetir las palabras de consuelo que Cristo pronunció en el curso de su ministerio terrenal, cuando enseñaba a la gente y sanaba a los enfermos. Debería hablar de las curaciones realizadas por Cristo, así como de su ternura y amor. No deje nunca de encaminar el pensamiento de sus pacientes hacia Cristo, el supremo Médico.
"El mismo poder que Cristo ejerció cuando andaba entre los hombres, se encuentra en su Palabra. Con ella curaba las enfermedades y echaba fuera demonios; con ella sosegaba el mar y resucitaba a los muertos; y el pueblo atestigua que su palabra iba revestida de poder. El predicaba la Palabra de Dios, la misma que había dado a conocer a todos los profetas maestros del antiguo Testamento. La Biblia entera es una manifestación de Cristo.
"Las Escrituras deben recibirse como palabra que Dios nos dirige, palabra no meramente escrita sino hablada. Cuando los afligidos acudían a Cristo, discernía él, no sólo a los que pedían ayuda, sino a todos aquellos que en el curso de los siglos acudirían a él con las mismas necesidades y la misma fe. Al decirle al paralítico: 'Confía, hijo; tus pecados te son perdonados", al decir a la mujer de Capernaúm: 'Hija, tu fe te ha salvado: ve en paz', se dirigía también a otros afligidos, cargados de pecado, que acudirían a pedirle ayuda.
"Así sucede con todas las promesas de la Palabra de Dios. En ellas nos habla a cada uno en particular, y de un modo tan directo como si pudiéramos oír su voz. Por medio de estas promesas, Cristo nos comunica su gracia y su poder. Son hojas de aquel árbol que es 'para la sanidad de las naciones. Recibidas y asimiladas, serán la fuerza del carácter, la inspiración y el sostén de la vida. Nada tiene tal virtud curativa. Ninguna otra cosa puede infundirnos el valor y la fe que dan vital energía a todo el ser.
"A quien esté al borde del sepulcro y lleno de temor, con el alma agobiada por la carga del padecimiento y del pecado, repítale el médico, siempre que se le presente la oportunidad, las palabras del Salvador, pues todas las palabras de las Sagradas Escrituras son suyas:
"No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pasares por las aguas, yo seré contigo; y por los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador … Porque en mis ojos fuiste de grande estima, fuiste honorable, y yo te amé'. 'Yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí; y no me acordaré de tus pecados'. 'No temas, porque yo soy contigo'". El Ministerio de Curación, páginas 79-85.
LAS CALIFICACIONES PARA ENFERMERAS
"En los sanatorios y hospitales, donde los enfermos tratan de continuo con numerosos enfermos, se requieren esfuerzos decididos para guardar siempre un continente agradable y alegre, y dar prueba de cuidadosa consideración en palabras y actos. En dichos establecimientos es de la mayor importancia que los enfermeros procuren desempeñar su trabajo juiciosamente y a la perfección. Es preciso que recuerden siempre que al desempeñar sus tareas diarias están sirviendo al Señor.
"Una Mente Aparejada"
"Los enfermos necesitan que se les hable con sabiduría y prudencia. Los enfermeros deberán estudiar la Biblia cada día para poder decir palabras que iluminen y ayuden al enfermo. Hay ángeles de Dios en las habitaciones en que son atendidos estos enfermos, y la atmósfera que rodea a quienes los tratan debe ser pura y fragante. Médicos enfermeros deben estimar practicar los principios de Cristo. En su conducta deben manifestarse las virtudes cristianas, y así, con sus palabras y hechos, atraerán a los enfermos al Salvador.
“El enfermero cristiano, al par que aplica el tratamiento para la restauración de la salud, dirigirá con gusto y con éxito la mente del paciente hacia Cristo, quien cura el alma tanto como el cuerpo. Las ideas que el enfermero presente ejercerán poco a poco su influencia. Los enfermeros de más edad no deben desperdiciar ninguna oportunidad de llamar la atención de los enfermos hacia Cristo. Deben estar siempre dispuestos a combinar la curación espiritual con la física.
"Los enfermeros deben enseñar con la mayor bondad y ternura que quien quiera restablecerse debe dejar de quebrantar la ley de Dios. Debe repudiar la vida de pecado. Dios no puede bendecir a quien siga acarreándose la enfermedad y el dolor, violando a sabiendas las leyes del Cielo. Pero Cristo, por medio del Espíritu Santo, es poder sanador para quienes dejan de hacer el mal y quieren hacer el bien". El Ministerio de Curación, páginas 169-170.
"La eficiencia depende del vigor
"La eficiencia de quien cuida a los enfermos depende, en buena parte, de su vigor físico. Cuanto mejor sea su salud, mejor podrá aguantar la tensión requerida para atender a los enfermos, y mejor podrá desempeñar sus deberes. Los que cuidan a los enfermos deben prestar atención especial al régimen alimentario, al aseo, al aire puro y al ejercicio. Un cuidado semejante por parte de la familia la habilitará también para soportar la carga suplementaria que le es impuesta y le ayudará a guardarse de contraer enfermedad.
"Las enfermeras, y todos los que tienen que hacer en el cuarto del enfermo, deben manifestarse animosos, tranquilos y serenos. Todo apuro, toda agitación y toda confusión deben evitarse. Las puertas se han de abrir y cerrar con cuidado, y toda la familia debe conservar la calma. En casos de fiebre, se necesita especial cuidado cuando llega la crisis y la fiebre está por disminuir. Entonces hay que velar constantemente. La ignorancia, el olvido y la negligencia han causado la muerte de muchos que hubieran vivido si hubiesen recibido el debido cuidado por parte de enfermeras juiciosas y atentas". Consejos sobre la Salud, páginas 404-405.
"Es necesario que gente joven y consagrada se dedique al trabajo de enfermería. A medida que estos hombres y mujeres jóvenes utilicen conscientemente el conocimiento que obtengan, aumentarán en capacidad, llegarán a estar mejor calificados para ser las manos ayudadoras del Señor.
"El Señor busca hombres y mujeres sabios, que puedan actuar como enfermeros, para que consuelen y ayuden a los enfermos y dolientes. Ojalá que todas las personas afligidas puedan ser atendidas por médicos y enfermeros cristianos que puedan ayudarles a colocar sus cuerpos cansados y doloridos al cuidado del Gran Sanador; y a que vuelvan su vista hacia él en busca de restauración. Si mediante una atención juiciosa el paciente es conducido a entregar su alma a Cristo y a colocar sus pensamientos en obediencia a la voluntad de Dios, se habrá ganado una gran victoria …
"Los enfermeros y enfermeras pueden desempeñarse en diversos ramos de trabajo. Hay oportunidades para los enfermeros de ambos sexos bien preparados para que vayan hasta los hogares y allí procuren despertar el interés por la verdad. En casi todas las comunidades hay grandes números de personas que no están dispuestas a escuchar las enseñanzas de la Palabra de Dios ni asistir a los servicios religiosos. Para alcanzar a estas personas con el Evangelio, hay que llevarlo a sus hogares. Con Frecuencia el alivio de sus necesidades físicas constituye el único camino por el cual es posible aproximarse a ellos.
"Los enfermeros y enfermeras misioneros que cuidan a los enfermos y alivian la aflicción de los pobres, encontrarán numerosas oportunidades para orar por ellos, para leerles de la Palabra de Dios y hablarles del Salvador. Pueden orar con y por los desvalidos que carecen de fuerza de voluntad para controlar los apetitos que la pasión ha degradado. Pueden llevar un rayo de esperanza a las víctimas derrotadas y desanimadas. La revelación de un amor sin egoísmo, manifestado por medio de actos de bondad desinteresada, hará más fácil que estas personas dolientes crean en el amor de Cristo". Consejos sobre la Salud, páginas 384-385.
"Dios tiene una obra para cada creyente empleado en el sanatorio. Cada enfermera ha de ser un instrumento de bendición que reciba luz de lo alto y la deje alumbrar a los demás. Los trabajadores no han de adaptarse al despliegue de modas de los que vienen al sanatorio para recibir tratamientos, sino que han de consagrarse a Dios. La atmósfera que envuelve a sus almas ha de ser un sabor de vida para vida. Las tentaciones los acosan por todos lados, pero que pidan que Dios los acompañe y los guíe. El Señor le dijo a Moisés: 'Vé, porque yo estaré contigo' (Éxodo 3:12); ya todo obrero fiel y consagrado se le da la misma seguridad". Testimonios para la Iglesia, Volumen 8, página 156.
LAS CALIFICACIONES PARA TODOS
"El Señor enumera en su palabra los dones y las gracias que deben indispensablemente poseer todos los que se relacionan con su obra. No nos enseña a desdeñar el conocimiento o a despreciar la educación, porque cuando está bajo el dominio del amor y el temor de Dios, la cultura intelectual es una bendición. Sin embargo, no se la presenta como el requisito más importante para el servicio de Dios. Jesús pasó por alto a los sabios de su tiempo, hombres educados y de elevada posición, porque eran tan orgullosos y se sentían tan seguros de su pregonada superioridad, que no podían simpatizar con la humanidad que sufría, y llegar a ser colaboradores del Hombre de Nazaret. Debido a su fanatismo, no quisieron que Cristo les enseñara. El Señor Jesús quiere que los que se relacionen con su obra la consideren sagrada; entonces podrán cooperar con Dios. Serán canales expeditos por medio de los cuales podrá fluir su gracia. Se pueden conceder los atributos del carácter de Cristo sólo a los que desconfían de sí mismos. La más alta educación científica no puede desarrollar por sí misma un carácter semejante al de Cristo. Los frutos de la verdadera sabiduría proceden solamente de Cristo.
"Todo obrero debe someter sus propias cualidades a la prueba de la Palabra de Dios. ¿Tienen una correcta percepción de las cosas de interés eterno los hombres que están manejando cosas sagradas? ¿Están ellos dispuestos a someterse a la acción del Espíritu Santo o se dejan manejar por sus propias tendencias heredadas y cultivadas? Conviene que todos que se examinen a sí mismos para ver si están en la fe.
Cargo y Responsabilidad
"Los que ocupan puestos de confianza en la obra de Dios deben recordar siempre que estos cargos entrañan una gran responsabilidad. El adecuado desempeño de la obra solemne para este tiempo, y la salvación de las almas se relacionan de alguna manera con nosotros, dependen en gran medida de nuestra propia condición espiritual. Todos deben cultivar un agudo sentido de la responsabilidad, pues su propio bienestar presente y su destino eterno dependerán del espíritu que acarician. Si el yo está entretejido con su obra, será semejante a la ofrenda de fuego extraño en lugar del fuego sagrado. Tales obreros desagradan al Señor.
Hermanos: Apartad vuestras manos de la obra a menos que podáis distinguir entre el fuego sagrado y el común.
"No todos los que han figurado como hombres representativos han sido caballeros cristianos. Prevalece la actitud de dominar sobre los demás. Esos hombres creen que están investidos de autoridad, y expresan sus opiniones y toman decisiones acerca de asuntos de los cuales no saben nada. Algunos de los que están relacionados con la casa editora, pasan por las oficinas, hablan con diferentes personas, dan instrucciones que creen les corresponde dar, cuando en realidad no entienden de qué están hablando.
Injusticia y Falta de Honradez
"Se han cometido grandes injusticias y aun se ha incurrido en falta de honradez cuando se han presentado en reuniones de junta algunos asuntos ante ciertas personas que no tenían una experiencia que los capacitará para ser jueces competentes en la materia. Se han sometido algunos manuscritos a la consideración de ciertos hombres, cuando los ojos de su entendimiento estaban tan cegados que no podían discernir la importancia espiritual del tema que estaban tratando. Es más, no tenían verdadero conocimiento acerca de la preparación de libros. No habían tenido ni instrucción ni práctica en el ramo de la producción literaria. Ha habido hombres que se han expresado acerca de libros y manuscritos puestos imprudentemente en sus manos, en circunstancias que no debieron haber aceptado ninguna responsabilidad de ese tipo. Habría sido una manifestación de honradez de su parte si hubieran dicho: "No he tenido experiencia en este trabajo, y ciertamente sería injusto conmigo mismo y con otros si diera mi opinión. Perdónenme, hermanos; en lugar de instruir a otros, yo necesito que alguien me enseñe". Pero esto estuvo lejos de sus pensamientos. Se expresaron desembozadamente con respecto a temas de los cuales no sabían nada. Se han aceptado como de sabios algunas conclusiones que no eran otra cosa sino opiniones de novicios.
"Ha llegado el tiempo cuando en el nombre de Dios y con su poder, la iglesia debe obrar para el bien de las almas y para la honra del altísimo. La carencia de una fe firme y de discernimiento en las cosas sagradas debieran ser causas suficientes para separar a cualquier hombre de la obra de Dios. De la misma manera, el ceder al mal genio, el espíritu rudo y dominador, ponen de manifiesto que quien los posee no debe ser puesto donde tenga que decidir asuntos importantes que afectan la heredad de Dios. Un hombre apasionado no debiera tener trato alguno con las mentes humanas. No se le puede confiar la atención de asuntos que se relacionan con los que Cristo compró a un precio infinito. Si se pone a dirigir hombres, herirá y magullará sus almas; porque carece del toque refinado y la delicada sensibilidad que imparte la gracia de Cristo.
Su propio corazón necesita ser enternecido, subyugado por el Espíritu de Dios; el corazón de piedra no se ha transformado en corazón de carne".
Todos deben representar a Cristo
"Los que representan falsamente a Cristo desvirtúan la obra, pues animan a hacer lo mismo a todos los que se relacionan con ellos. Por amor a sus almas, por amor a los que están en peligro debido a su influencia, debieran renunciar a sus puestos, porque en el cielo se anotará que el que obra maldad tiene sus vestiduras manchadas con la sangre de muchas almas. Han exasperado a algunos y por eso estos han abandonado la fe; otros han asimilado sus atributos satánicos y el mal se ha hecho es incalculable. Únicamente los que revelan que sus corazones se están santificando por medio de la verdad, deben ser mantenidos en puestos de confianza en la obra del Señor.
"Consideren todos que cualquiera que sea su cargo, han de representar a Cristo. Con firmeza de propósito trate cada hombre de tener la mente del Señor. Especialmente los que han aceptado cargos de directores o consejeros, deben comprender que se requiere de ellos que sean en todo sentido caballeros cristianos. Aunque al tratar con los demás siempre tenemos que ser fieles, no debemos ser rudos. Las almas con las cuales tenemos que tratar son la posesión adquirida del Señor, y no debemos permitir que escape de nuestros labios ninguna expresión apresurada o dominadora.
"Hermanos, tratad a los hombres, no como sirvientes a los cuales podéis dar ordenes según os parezca. El que da rienda suelta a un espíritu áspero y despótico, haría bien en convertirse en pastor de ovejas, como Moisés, para aprender lo que significa ser un verdadero pastor. Moisés adquirió en Egipto la experiencia de un poderoso estadista y conductor de ejércitos, pero no aprendió allí las lecciones esenciales para lograr la verdadera grandeza. Necesitaba experiencia en deberes más humildes para poder llegar a ser guardián que manifestara ternura hacia toda cosa viviente. Al pastorear los rebaños de Jetro, sintió simpatía por las ovejas y los corderos y aprendió a cuidar con la más tierna consideración a esas criaturas de Dios. Aunque la voz de esos animalitos jamás podía denunciar malos tratos, su actitud, en cambio, podía ser muy elocuente. Dios cuida de todas las criaturas que ha hecho. Al trabajar para Dios en esa humilde tarea, Moisés aprendió a ser tierno pastor para Israel.
La Dependencia de Dios
"El Señor también quiere que aprendamos una lección de la experiencia de Daniel. Hay muchos que podrían llegar a ser hombres poderosos, si como este fiel hebreo dependieran de Dios para obtener gracia a fin de ser victoriosos, y fuerza y eficiencia para cumplir sus deberes. Daniel manifestó la más
perfecta cortesía, tanto hacia sus mayores como hacia los jóvenes. Era testigo de Dios y trataba de seguir una conducta tal que no tuviera que avergonzarse de que el cielo escuchara sus palabras o viese sus obras. Cuando se le exigió a Daniel que participara de los manjares deliciosos de la mesa del rey, no montó en cólera ni expresó que sería él quien decidiría qué iba a comer y beber. Sin pronunciar una sola palabra de desafío, llevó el asunto ante Dios. El y sus compañeros buscaron sabiduría en el Señor y, cuando terminaron su ferviente oración, la decisión estaba hecha. Con verdadero valor y cortesía cristiana, Daniel presentó el caso al funcionario que estaba a cargo de ellos, pidiéndole les concediera un régimen alimentario sencillo. Estos jóvenes comprendían que sus principios religiosos estaban en juego y confiaron en Dios, a quien amaban y servían. Su pedido fue concedido, pues habían alcanzado el favor de Dios y de los hombres.
"Los seres humanos, sea cual fuere el puesto de confianza en que estén, necesitan ocupar su lugar en la escuela de Cristo y prestar oído al mandato del gran maestro: 'Aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga'. No tenemos excusa para manifestar un sólo mal rasgo de carácter. 'No con ejércitos, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos'. Al tratar con los demás, si veis u oís algo que necesite ser corregido, buscad en primer lugar al Señor para obtener sabiduría y gracia, para que al tratar de ser rectos no seáis duros. Pedidle que os de la bondad de Cristo; entonces seréis fieles a vuestro deber, fieles a vuestro puesto de confianza y fieles a Dios; fieles mayordomos que vencen las tendencias al mal, naturales y adquiridas.
"Sólo un cristiano sincero puede ser un perfecto caballero; pues si Cristo mora en el alma, su espíritu se revelará en los modales, las palabras y las acciones. La bondad y el amor albergados en el corazón, se manifestarán por medio de la abnegación y la verdadera cortesía. Tales obreros serán la luz del mundo". Testimonios para los Ministros, páginas 259-264.
LAS CALIFICACIONES PARA LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA
"El recibimiento de miembros cuyos corazones y vida no han sido renovados y reformados ocasiona debilidad en la iglesia. A menudo se pasa por alto este hecho. Algunos ministros e iglesias están tan ansiosos de tener un aumento en números que no dan su testimonio fielmente en contra de hábitos y prácticas no cristianos. No se enseña a los que aceptan la verdad que no pueden hallar seguridad en ser mundanos en su comportamiento y cristianos de nombre. Hasta ahora habían estado sujetos a Satanás; de ahora en adelante han de estar sujetos a Cristo. La vida tiene que dar testimonio de que ha habido un cambio de líderes. La opinión pública
favorece la mera profesión de cristianismo. Se necesita poca abnegación o sacrificio personal para exhibir una apariencia de piedad y hacer que se registre nuestro nombre en el libro de la iglesia. Por lo tanto, muchos se unen a la iglesia sin haberse primero unido a Cristo. Satanás se regocija cuando esto sucede. Tales conversos son sus agentes más eficaces. Sirven como trampa para otras almas. Son luces falsas que seducen a los incautos hacia la perdición. Es en vano que los hombres procuran hacer del sendero cristiano algo amplio y placentero para los mundanos. Dios no ha suavizado ni ensanchado el camino escabroso y estrecho. Si queremos entrar en la vida, hemos de seguir el mismo camino que Jesús y sus discípulos transitaron, el camino de la humildad, la abnegación y el sacrificio". Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 161.
"¡Cristianismo: cuántos hay que no saben lo que es! No es algo que nos ponemos encima en forma externa. Es una vida infundida dentro de nosotros por la vida de Jesús. Significa que estamos usando el manto de la justicia de Cristo. Con respecto al mundo, los cristianos dirán: No nos meteremos en política. Dirán decididamente: Somos peregrinos y extranjeros; nuestra ciudadanía es la de arriba. No se los verá eligiendo la compañía del placer. Dirán: Ya no nos infatuamos con cosas pueriles. Somos peregrinos y advenedizos, marchamos a una ciudad que tiene fundamentos, cuyo artífice y hacedor es Dios". Testimonios para los Ministros, página 131.
"Un paso imprudente, una acción descuidada puede hundir a la iglesia en dificultades y pruebas de las cuales no podría recobrarse por años. Un miembro de la iglesia lleno de incredulidad puede darle ventajas al gran enemigo que afectarán la prosperidad de toda la iglesia, y como resultado pueden perderse muchas almas". Testimonios para la Iglesia, Volumen 3, página 490.
"Si las iglesias esperan tener fuerza, necesitan vivir la verdad que Dios le dio. Si los miembros de nuestras iglesias descuidan la luz de este tema, ellos segarán el seguro resultado degenerado en lo físico y espiritual. Y la influencia de esos miembros de edad, miembros de iglesia leudarían a los nuevos en la fe. El Señor no obra para atraer a muchas almas a la verdad, a causa de los miembros de la iglesia que nunca han sido convertidos, y por aquellos que una vez estaban convertidos, pero se han descarriado, ¿Qué influencia tendrán estos miembros no consagrados sobre los nuevos conversos? ¿Harán de ningún efecto el mensaje de Dios, que el pueblo debe llevar?". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, página 371.
El Bautismo - Una Señal
"Los ritos del bautismo y de la cena del Señor son dos columnas monumentales, una fuera de la iglesia y la otra dentro de ella. Sobre estos ritos, Cristo ha inscrito el nombre del verdadero Dios.
"Cristo ha hecho del bautismo la señal de entrada en su reino espiritual. Ha hecho de él una condición positiva que todos deben cumplir si desean ser considerados bajo la autoridad del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo. Antes que el hombre pueda hallar hogar en la iglesia, antes de cruzar el umbral del reino espiritual de Dios, debe recibir la impresión del divino nombre: 'Jehová, justicia nuestra'. Jeremías 23:6.
"Por el bautismo se renuncia muy solemnemente al mundo. Los que son bautizados en el triple nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, al comienzo mismo de su vida cristiana declararán públicamente que han abandonado el servicio de Satanás y que han llegado a ser miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. Han obedecido la orden: 'Salid de en medio de ellos, y apartaos, … y no toquéis lo inmundo. Y para ellos se cumple la promesa: 'Y seré a vosotros Padre, y vosotros me seréis a mi hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso'". 2ª Corintios 6:17, 18.
"La Preparación para El Bautismo
"Los candidatos para el bautismo necesitan una preparación más cabal. Necesitan ser instruidos más fielmente de lo que generalmente se los ha instruido. Los principios de la vida cristiana deben ser presentados claramente a los recién venidos a la verdad. Nadie puede depender de su profesión de fe como prueba de que tiene una relación salvadora con Cristo. No hemos de decir solamente: Yo creo, sino practicar la verdad. Conformándonos a la voluntad de Dios en nuestras palabras nuestro comportamiento y carácter, es como probamos nuestra relación con él. Cuando quiera que uno renuncie al pecado, que es la transgresión de la ley, su vida será puesta en conformidad con la ley, en perfecta obediencia. Esta es la obra del Espíritu Santo. La luz de la Palabra estudiada cuidadosamente, la voz de la conciencia, las súplicas del Espíritu, producen en el corazón verdadero amor a Cristo, quien se dio como sacrificio completo para redimir a toda la persona: el cuerpo, el alma, y el espíritu. Y el amor se manifiesta por la obediencia. La línea de demarcación será clara entre los que aman a Dios y guardan sus mandamientos, y aquellos que no le aman y desprecian sus preceptos.
"Los hombres y mujeres que sean fieles cristianos deberían sentir un interés intenso por impartir al alma convencida un correcto conocimiento de la justicia en Cristo Jesús. Si algunos han permitido que el deseo de satisfacción egoísta lo domine todo en su vida, los creyentes fieles deben cuidar por estas almas como quienes tienen que dar cuenta. No deben descuidar la instrucción fiel, tierna y amante tan esencial para los jóvenes conversos, a fin de que no haya obra hecha a medias. La primera experiencia debe ser correcta.
"Satanás quiere que nadie vea la necesidad de una completa entrega a Dios. Cuando el alma no hace esta entrega, no abandona el pecado; los apetitos y pasiones luchan por el predominio; las tentaciones confunden la conciencia, de manera que la verdadera conversión no se realiza. Si todos tuviesen un concepto del conflicto que cada alma debe sostener con los agentes satánicos que están tratando de entrampar, seducir y engañar, habría una labor diligente mucho mayor en favor de los que son jóvenes en la fe.
"Con frecuencia, esas almas, abandonadas a sí mismas son tentadas y no disciernen lo malo de la tentación. Hágaseles sentir que es su privilegio solicitar consejos. Déjaseles buscar la sociedad de aquellos que pueden ayudarles. Tratando con aquellos que aman y temen a Dios, recibirán fuerza". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, páginas 97-98.
"La prueba del discipulado no se aplica tan estrictamente como debiera ser aplicada a los que se presentan para el bautismo. Debe saberse si están simplemente tomando el nombre de Adventistas del Séptimo Día, o si se colocan de parte del Señor, para salir del mundo y separase de él y no tocar lo inmundo. Antes del bautismo, debe examinarse cabalmente la experiencia de los candidatos. Hágase este examen, no de una manera fría y manteniendo distancias, sino bondadosa y tiernamente, señalando a los nuevos conversos el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Háganse sentir a los candidatos para el bautismo los requerimientos del Evangelio.
"Los recién convertidos a la fe necesitarán instrucción sobre el asunto de la indumentaria. Óbrese con amor en el trato con los nuevos conversos. ¿Son vanidosos en el atavío? ¿Albergan orgullo en su corazón? La idolatría del atavío es una enfermedad moral. No debe ser introducida en la nueva vida. En la mayoría de los casos, la sumisión a los requerimientos del Evangelio exigirá un cambio decidido en la manera de vestir.
"La instrucción de la Escritura acerca de la indumentaria debe ser considerada cuidadosamente. Necesitamos comprender lo que el Señor del cielo aprecia, aun en lo referente al modo de vestir el cuerpo. Todos los que busquen sinceramente la gracia de Cristo, escucharán las preciosas palabras de instrucción inspiradas por Dios. Aun el modo de ataviarnos expresará la verdad del Evangelio". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, páginas 101, 102.
"Y como los discípulos declararon que no hay salvación en otro nombre que halla sido dado a los hombres debajo del cielo, así también deben los siervos de Dios amonestar fiel e intrépidamente a los que abrazan tan sólo una parte de las verdades relacionadas con el mensaje del tercer ángel, haciéndoles saber que deben aceptar gustosamente todos los mensajes como Dios los ha dado, o no tener participación en el asunto". Primeros Escritos, páginas 188.
"En toda iglesia debe haber mantos bautismales para los candidatos. Esto no debe considerarse como un desembolso innecesario. Es una de las cosas requeridas para acatar la orden: 'Empero hágase todo decentemente y con orden'. 1ª Corintios 14:40.
"No es bueno que una iglesia dependa de mantos prestados por otra. Con frecuencia, cuando se los necesitan no se los puede encontrar, por no haberlos devuelto alguien que los pidió prestados. Cada iglesia debe proveer para sus propias necesidades al respecto. Créese un fondo con este fin. Si toda la iglesia participa en el gasto, no resultará una carga pesada.
"Las batas bautismales deben ser hechos de una tela apropiada, de algún color oscuro que el agua no dañe, y llevar pesas en la parte inferior. Deben ser vestiduras limpias, de buen corte, y hechas según un modelo aprobado. No debe intentarse adornarlas ni ponérseles pliegues. Toda ostentación, sea de adorno o de otra clase, está completamente fuera de lugar. Cuando los candidatos se compenetran de lo que significa el rito, no desearan adornos personales. Nada debe haber, sin embargo, que sea desmañado o feo, pues ofendería a Dios. Todo lo relacionado con este santo rito debe revelar una preparación tan perfecta como sea posible". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, página 103.
"Cuando sea posible, adminístrese el bautismo en un lago, o en un arroyo de agua corriente. Désele a la ocasión toda la importancia que se le pueda impartir. Los ángeles de Dios están siempre presentes en un servicio tal.
"El que administra el rito del bautismo debe tratar que esta ocasión ejerza una influencia solemne y sagrada sobre todos los espectadores. Cada rito de la iglesia debe ser dirigido de manera que su influencia sea elevadora. Nada debe hacerse en forma común o despreciable, ni ponerse al nivel de las cosas comunes. Es necesario enseñar a nuestras iglesias a tener mayor respeto y reverencia por el sagrado servicio de Dios. Mientras los predicadores dirigen los servicios relacionados con el culto de Dios, están educando y preparando a la gente. Los pequeños actos que educan, preparan y disciplinan el alma para la eternidad son de vastas consecuencias para elevar y santificar a la iglesia". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, páginas 102-103.
Obligaciones después del Bautismo
"Los votos que asumimos con el bautismo abarcan mucho. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, somos sepultados como en la muerte de Cristo, y levantados a semejanza de su resurrección, y hemos de vivir una vida nueva. Nuestra vida debe quedar ligada con la vida de Cristo. Desde entonces en adelante el creyente debe tener presente que está dedicado a Dios, a
Cristo y al Espíritu Santo. Debe subordinar a esta nueva relación todas las consideraciones mundanales. Ha declarado públicamente que ya no vive en orgullo y complacencia propia. Y no ha de vivir en forma descuidada e indiferente. Ha hecho un pacto con Dios. Ha muerto al mundo y debe vivir para Dios y dedicarle toda la capacidad que se le confió, sin perder jamás de vista el hecho de que lleva la firma de Dios; es un súbdito del reino de Cristo, participante de la naturaleza divina. Debe entregar a Dios todo lo que es y todo lo que tiene, empleando sus dones para la gloria de su nombre.
"Las obligaciones del pacto espiritual que se expresa en el bautismo son mutuas. Mientras los seres humanos desempeñen su parte con obediencia ferviente, tendrán derecho a orar: 'Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel' (1 Reyes 18:36). El hecho de que habéis sido bautizados en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es una garantía de que si pedís su ayuda, estas potestades os ayudarán en toda emergencia. El Señor oirá y contestará las oraciones de los que le siguen sinceramente, llevan el yugo de Cristo y en su escuela aprenden a ser mansos y humildes.
"Si habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Porque muertos sois, y vuestra vida esta escondida con Cristo en Dios'. (Colosenses 3:1-3).
"'Vestíos pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de tolerancia; sufriéndoos los uno a los otros, y perdonándoos los unos a los otros si alguno tuviere queja del otro: de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de caridad, la cual es el vinculo de la perfección. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la cual asimismo sois llamados en un cuerpo; y sed agradecidos … Y todo lo que hacéis, sea de palabra, o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios padre por él'". Testimonios para la Iglesia, Volumen 6, páginas 103-105.
Vivir Sanamente
"La educación de los israelitas incluía todos sus hábitos de vida. Todo lo que se refería a su bienestar era objeto de la solicitud divina y estaba comprendido en la jurisdicción de la ley de Dios. Hasta en la provisión de alimento, Dios buscó su mayor bien. El maná con que los alimentaba en el desierto era de tal naturaleza que aumentaba su fuerza física, mental y moral. Aunque tantos se rebelaron contra la sobriedad de ese régimen alimentario, y desearon volver a los días curando, según decían, 'nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos', la sabiduría de la elección de Dios para ellos se vindicó de un modo que no pudieron refutar. A pesar de las penurias de la vida del desierto,no había una persona débil en todas las tribus". La Educación, página 38.
"Muchos han pretendido que Dios los libraría de las enfermedades sólo porque así se lo habían pedido. Pero Dios no ha contestado sus oraciones porque su fe no se ha perfeccionado mediante sus obras. Dios no realizará ningún milagro para evitar que las enfermedades recaigan sobre las personas que no se cuidan, y que continuamente se mantienen violando las leyes de la salud, sin hacer mayor esfuerzo para prevenir tales enfermedades. Cuando hacemos todo lo que está de nuestra parte para conservar la salud, entonces podemos esperar que los benditos resultados se produzcan y pedirle a Dios con fe que bendiga nuestros esfuerzos relacionados con la preservación de nuestra salud. Entonces contestará nuestras oraciones, si al hacerlo su nombre puede ser glorificado. Pero que todos comprendan que tienen un trabajo que hacer. Dios no obrará en forma milagrosa para preservar la salud de quienes, por causa de su descuido irresponsable de las leyes de la salud, siguen un curso seguro hacia la enfermedad". Consejos sobre la Salud, páginas 58-59.
La Sanidad
En Israel, "Se hacían observar leyes higiénicas estrictas, que eran obligatorias para el pueblo, no sólo por ser necesarias para la salud, sino como una condición para retener entre ellos la presencia del Santo. Moisés les declaró por autoridad divina: 'Jehová tu Dios anda en medio de tu campamento, para librarte…por tanto, tu campamento ha de ser santo". La Educación, página 38.
"Se mandó que se observara una limpieza escrupulosa así como también un orden estricto en todo el campamento y sus inmediaciones. Se impusieron meticulosas medidas sanitarias. La entrada al campamento estaba prohibida a toda persona que por cualquier causa fuese considerada inmunda. Estas medidas eran indispensables para conservar la salud de aquella enorme multitud; y era necesario también que reinase perfecto orden y pureza para que Israel pudiese gozar de la presencia de un Dios santo. Así declaró: "Jehová tu Dios anda por medio de tu campo, para librarte y entregar tus enemigos delante de ti; por tanto será tu real santo". Patriarcas y Profetas, páginas 392-393.
"Cuando se presenta una enfermedad grave en la familia, es esencial que cada miembro vele estrictamente por su propia limpieza y por su alimentación, con el fin de mantenerse en una condición física saludable, y fortalecerse así contra la enfermedad. También es de suma importancia que el cuarto del enfermo se mantenga bien ventilado desde el mismo comienzo. El hacerlo es de gran beneficio para el enfermo y de importancia capital para quienes se vean obligados a permanecer un tiempo en el cuarto del paciente para cuidarlo…
"Se ahorraría mucho sufrimiento si todos colaboraran para evitar la enfermedad, obedeciendo estrictamente las leyes de la salud. Se deben observar escrupulosamente los principios de higiene. Hay muchos que, aunque están sanos, no se preocupan por mantenerse siempre saludables. Descuidan su limpieza personal y no se ocupan del aseo de su indumentaria. A través de los poros el cuerpo absorbe constantemente las impurezas, en forma imperceptible, y si la superficie de la piel no se mantiene en condiciones saludables, el sistema se verá recargado de suciedad. Si la ropa que se usa no se lava a menudo ni se ventila al aire, ésta se mantiene sucia con las impurezas que el cuerpo despide mediante la transpiración. Y si las ropas no se limpian frecuentemente de esas impurezas, los poros vuelven a absorber los desperdicios que ya había desechado. Si no eliminamos estas impurezas del cuerpo, se volverán a introducir en la sangre, de donde su presencia será forzada sobre los órganos internos. La naturaleza, para despojarse de estas impurezas dañinas, hace un gran esfuerzo para liberar al sistema. Este esfuerzo produce fiebre y termina más tarde en una enfermedad. Pero aun entonces, si las personas que se hallan enfermas colaboran con la naturaleza, usando agua pura podrían evitar muchos sufrimientos. Sin embargo, en vez de tratar de eliminar los venenos del sistema, muchos introducen en él otros venenos peores en su afán por acabar con el que está adentro.
"Si cada familia se diera cuenta de los beneficios que se derivan de observar una limpieza estricta, realizarían esfuerzos denodados para quitar cada impureza tanto de su cuerpo como de su casa, y harían extensivos sus esfuerzos aun a sus alrededores. Mucha gente permite que en los patios de sus casas haya restos de vegetales en descomposición. Estas personas desconocen lo perjudiciales que son estas inmundicias. Estas sustancias en descomposición despiden constantemente olores que envenenan el aire. Y cuando se respira el aire impuro, la sangre se envenena, se afectan los pulmones, y todo el sistema se enferma. Un sinnúmero de enfermedades se pueden producir al respirar esa atmósfera afectada por materias en descomposición..
"Hay familias que se han enfermado y han muerto algunos de sus miembros; y los sobrevivientes han murmurado contra su Hacedor por causa de sus aflicciones, sin darse cuenta que ellos mismos habían sido los responsables de sus enfermedades y muertes a causa de sus propios descuidos. Las impurezas de sus propios ambientes han acarreado sobre ellos las enfermedades contagiosas y demás aflicciones que los han inducido hasta a culpar a Dios. Toda familia que valora la salud debe limpiar sus casas y sus alrededores y mantenerlos libres de toda clase de substancias en descomposición
"Dios le ordenó al pueblo de Israel que nunca permitiera en el campamento a personas impuras ni con vestidos sucios. Los que mostraban alguna impureza personal eran echados del campamento hasta la tarde, y se les exigía que se limpiaran y que lavaran sus ropas antes de entrar de nuevo en él. Dios también les ordenó que mantuvieran sus terrenos libres de inmundicias, hasta una gran distancia del campamento, porque el Señor pasaría por el campo, no fuera que viera alguna basura.
"En asuntos de limpieza, Dios no requiere menos de nosotros ahora, de lo que requirió del antiguo Israel. El descuido de la limpieza acarreará enfermedad. La enfermedad y la muerte prematura no llegan sin causa. Fiebres persistentes y enfermedades contagiosas prevalecen en algunos vecindarios y aldeas que antes se consideraban saludables; algunos han muerto y otros han quedado inválidos para toda la vida. En muchos casos el agente de la destrucción se encontraba en los propios patios de las casas, de donde surgía el veneno mortal que contaminaba la atmósfera y más tarde era respirado por las familias y por el mismo vecindario. La negligencia y la suciedad que se observan a veces son detestables; y es asombrosa la ignorancia de las consecuencias de estas cosas nocivas sobre la salud. Los lugares así contaminados deben ser desinfectados con cal o cenizas, especialmente durante el verano, o mediante el entierro diario de la basura". Consejos sobre la Salud, páginas 60-63.
"Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío". 2ª Pedro 2:9-10.
"Pero hágase todo decentemente y con orden". 1ª Corintios 14: 40.