A las Siete Iglesias

Tratado 15

¿QUÉ SIGNIFICA ESTO PARA USTED?

 ¿Qué éxito tendríamos en colportar nuestros libros, y qué bien harían, si futuros compradores y lectores, consultasen primero con los ministros de sus mismas denominaciones, y siguieran sus consejos?. Todos nosotros sabemos la respuesta, no habrían libros vendidos ni libros leídos.

 Y si hubiésemos consultados a los ministros de nuestras respectivas denominaciones anteriores, y aceptado sus consejos, ¿cuántos de nosotros habríamos llegado a ser Adventistas del Séptimo Día?. La respuesta general es, “ninguno de nosotros”. Tal ha sido el destino de todos quienes han seguido las decisiones de hombres no inspirados contra las de los hombres inspirados de Dios. Hombres de piedad, hombres profundamente fundamentados en su religión, como fueron los sacerdotes y rabies del tiempo de Cristo, han sido los de más éxito en mantener la luz de Dios alejada de la gente. Esta es una realidad que ninguno debería olvidar jamás o dejar de prestarle consideración.

 

   Además, ya que nuestros derechos personales de investigar las verdades que pretendían venir de Dios, sin la interferencia de nuestros antiguos ministros, nos sacaron de las iglesias las cuales únicamente les importan las verdades pasadas, y nos introdujeron a la Verdad Presente Adventista hace algunos años, ¿deberíamos someter estos derechos y llegar a ser espiritualmente dependientes de otros, para que nos digan, qué es Verdad y qué es error?. ¿Por qué juzgarnos como inválidos espirituales, en vez de Cristianos maduros?. ¿Y por qué tomar ahora la palabra de los ministros contra la alegada, avanzada e inspirada verdad presente, si tal paso previamente tomado, habría sido desastroso, habríamos sido engañados de aceptar la Verdad Adventista? ¿No es cierto que si permitiésemos a otros pensar por nosotros, podríamos ser engañados tan perjudicialmente como fue el pueblo judío común por los sacerdotes y rabíes en los tiempos de Cristo?.

   Teniendo en cuenta la experiencia de aquellos quienes vivieron antes que nosotros, confiamos que aceptará este tratado que le es enviado, y que significa mucho para nosotros y para miles de otros Adventistas del Séptimo Día alrededor del mundo. ¿Lo examinará usted mismo como lo hicieron los nobles bereanos (Hechos 17:10-11), independientemente de la influencia o prejuicio de otros?. Sólo la oración y el estudio lo mantendrá lejos del error y lo conducirá a la maravillosa luz de Dios.

 “...Tenga cuidado de rechazar lo que es la verdad. El gran peligro con nuestro pueblo, ha sido el de depender de hombres, y el de hacer la carne su brazo. Aquellos quienes no han tenido el hábito de escudriñar la Biblia por ellos mismos, o pesar la evidencia, tienen confianza en los líderes, y aceptan las decisiones que ellos hacen; al hacer de esta manera, rechazarán los mismos mensajes que Dios le envía a Su pueblo, si estos hermanos líderes no les aceptan”. Testimonios para los Ministros, página 105.

  “Todavía hay mucha verdad preciosa para ser revelada al pueblo en este tiempo de peligros y tinieblas, pero es el propósito determinado de Satanás impedir que los rayos de luz de la verdad penetren en el corazón de los hombres. Si queremos tener la luz que ha sido provista para nosotros, debemos manifestar el deseo que tenemos de ella por un diligente escudriñamiento de la Palabra de Dios. Verdades preciosas, por largo tiempo ocultas, han de ser reveladas de una manera que pondrá de manifiesto su sagrado valor; porque Dios glorificará su Palabra para que

aparezca en una forma en que nunca antes la hayamos visto. Pero aquellos que profesan amar la verdad deben ejercitar hasta lo sumo sus facultades a fin de comprender las cosas profundas de la Palabra, para que Dios sea glorificado y su pueblo bendecido e iluminado. Con corazones humildes y enternecidos por la Gracia de Dios, deberíais entregaros a la tarea de escudriñar las Escrituras, listos para aceptar todo rayo de luz divina, y andar en el camino de la santidad”. Consejos Sobre La Obra de La Escuela Sabática, página 27.

LOS SIETE SELLOS

 

  • Las Señales de los Tiempos -

 “La Revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder presto; y la declaró, enviándola por su ángel a Juan su siervo, El cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca”. Apocalipsis 1:1-3.

 Jesucristo dio la revelación para mostrar a sus siervos “las cosas” que debían suceder pronto (Apocalipsis 1:1). Para preparar el camino, para la visión de “las cosas”, la Voz introdujo el tema con un mensaje especial para cada uno de los siete ángeles (líderes) quienes estaban encargados de los sietes candeleros (iglesias) respectivamente. Estos mensajes están registrados en los capítulos 2 y 3.

 Luego fue Juan conducido para observar los solemnes procedimientos de las series de eventos:

 “Después de estas cosas miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo: y la primera voz que oí, era como de trompeta que hablaba conmigo, diciendo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de ser después de éstas. Y luego yo fui en Espíritu: y he aquí, un trono que estaba puesto en el cielo, y sobre el trono estaba uno sentado.

 

  “Y el que estaba sentado, era al parecer semejante a una piedra de jaspe y de sardio: y un arco celeste había alrededor del trono, semejante en el aspecto a la esmeralda. Y alrededor del trono había veinticuatro sillas: y vi sobre las sillas veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro.

“Y del trono salían relámpagos y truenos y voces: y siete lámparas de fuego estaban ardiendo delante del trono, las cuales son los siete Espíritus de Dios.

 “Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y en medio del trono, y alrededor del trono, cuatro animales llenos de ojos delante y detrás. Y el primer animal era semejante a un león; y el segundo animal, semejante a un becerro; y el tercer animal tenía la cara como de hombre; y el cuarto animal, semejante a un águila volando.

 “Y los cuatro animales tenían cada uno por sí seis alas alrededor, y por dentro estaban llenos de ojos; y no tenían reposo día ni noche, diciendo: Santo, santo, santo el Señor Dios Todopoderoso, que era, y que es, y que ha de venir. Y cuando aquellos animales daban gloria y honra y alabanza al que estaba sentado en el trono, al que vive para siempre jamás. Los veinticuatro ancianos se postraban delante del que estaba sentado en el trono, y adoraban al que vive para siempre jamás, y echaban sus coronas delante del trono, diciendo:

 “Señor, digno eres de recibir gloria y honra y virtud: porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

 “Y vi en la mano derecha del que estaba sentado sobre el trono un libro escrito de dentro y por fuera, sellado con siete sellos.

 

  “Y vi un fuerte ángel predicando en alta voz: ¿Quién es digno de abrir el libro, y de desatar sus sellos? Y ninguno podía, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro, ni mirarlo. Y yo lloraba mucho, porque no habíasido hallado ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo: Y uno de los ancianos me dijo: No llores: he aquí el león de la tribu de Judá, la raíz de David, que ha vencido para abrir el libro, y desatar sus siete sellos.

  Y miré; y he aquí en medio del trono y de los cuatro animales, y en medio de los ancianos, estaba un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados en toda la tierra. Y él vino, y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro animales y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero, teniendo cada uno arpas, y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos.

  Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.

 Y miré, y oí voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los animales, y de los ancianos; y la multitud de ellos era millones de millones, que decían en alta voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder y riquezas y sabiduría, y fortaleza y honra y gloria y alabanza.

  Y oí a toda criatura que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y que está en el mar, y todas las cosas que en ellos están, diciendo: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la bendición, y la honra, y la gloria, y el poder, para siempre jamás.

    Y los cuatro animales decían: Amén. Y los veinticuatro ancianos cayeron sobre sus rostros, y adoraron al que vive para siempre jamás”. Apocalipsis 4, 5.

 El cumplimiento literal de estas “cosas” tuvo que ser de allí en adelante  después de la visión de Juan; es decir, en el tiempo de Juan estos procedimientos solemnes no habían ocurrido todavía, ni tenían que ocurrir entonces, sino que sucederían algún tiempo después de la visión, después del primer siglo. Exactamente, cuán pronto o cuánto tiempo después, no le fue revelado a Juan.

   El fue llevado en visión, para ver y escribir aquellas “cosas” eventuales que habrían de suceder en el tiempo en que la multitud judicial de Apocalipsis 4 y 5 deberían en realidad congregarse. Mientras que las otras “cosas”, las cosas que seguirían como resultado del evento, aseguraba El, quien tiene “las llaves del infierno y de la muerte”, algunas fueron y otras tenían que ser (Apocalipsis 1:19); es decir cuando esta multitud Divina se reúna, entonces, algunas de las “cosas” que son reveladas como resultado del evento, ya son historia, mientras que algunas de ellas aún son profecías algunas apuntan al pasado y algunas apuntan al futuro.

  La primera y más importante cosa que ocurre en esta asamblea solemne, es la apertura del libro. Debería recordarse, también, que el libro está sellado con siete sellos (Apocalipsis 5:1). Siendo que este tiene siete sellos, cada sección individualmente sellada, siete sellos en total son abiertos consecutivamente, permitiendo a cada sección revelar su propio contenido: El primer sello, o sección del libro, revela las cosas de Apocalipsis 6:2; el segundo, las cosas del versículo 4; el tercero, las cosas de los versículos 5 y 6; el cuarto, las cosas del versículo 8; el quinto, las cosas de los versículos 9 al 11; el sexto, las cosas de los versículos 12 al 17 y del capítulo 7; el séptimo, las cosas de los capítulos 8 al 22. De que el séptimo sello contiene los capítulos 8 al 22, se nota inmediatamente por el hecho de que cada capítulo está conectado con la conjunción “y”. En otras palabras, El Apocalipsis, salvo por los primeros cinco capítulos, sólo es una reproducción de las cosas que estaban en los registros dentro de los sellos, y los cuales, como resultados de la apertura de los sellos, fueron desplegados en escenas a la vista de Juan.

  La Verdad señala claramente ahora que la revelación no fue realizada de algo que originó la visión de Juan, sino que es hecha de las cosas que el libro sellado contenía, y las cuales se hicieron conocer entonces. Ya que los escritos de Juan registraron las cosas que el libro sellado reveló en el momento en que sus sellos fueron abiertos, la Inspiración los llama

“El Apocalipsis” - las cosas selladas abiertas, las cosas secretas reveladas.
Los puntos básicos en los capítulos 4 y 5, los capítulos antes mencionados son éstos:
(1) Que una puerta fue abierta, no en la tierra, sino en el cielo;
(2) Que mientras Juan miraba, contempló a “Uno” sentado en un trono;
(3) Que un libro sellado estaba en Su mano derecha;
(4) Que el libro fue entonces desellado, y como consecuencia le fue panorámicamente mostrado a Juan su contenido, y que al escribirlo nos dio El Apocalipsis;
(5) Que allí habían otros libros también (Apocalipsis 20:12), y que aunque no estaban sellados, a Juan no se le llevó a mirar el contenido de ellos;
(6) Que veinticuatro ancianos estaban sentados alrededor del trono;
(7) Que el Cordero (también llamado el León) y que millares de ángeles estaban alrededor del trono;
(8) Que allí habían cuatro bestias, siete lámparas de fuego (candelero), y el mar de vidrio;
(9) Que la voz hizo saber enfáticamente a Juan que le estaba dando una ojeada de un evento profético que tendría lugar en una fecha posterior“de allí en adelante” de su tiempo, en algún lugar después del primer siglo.

   El que la visión de Juan sea un pronóstico del mismo evento como fue revelado a Daniel (capítulo 7), es rápidamente visto en la breve comparación a continuación:

 

La Visión de Daniel

(Daniel 7)

 

1.  “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos”. Versículo 9.

 

2.   “Y se sentó un Anciano de Días”. Versículo 9.

 

3.      “Un río de fuego salía y procedía de delante de él”. Versículo 10.

 

4.   ”Uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él”. Versículo 13.    

 

5.   “Los libros fueron abiertos”. Versículo 10.

 

6.   “Millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él”. Versículo 10.

 

La Visión de Juan

(El Apocalipsis)

 

1.   “Y ví tronos”. Apoc. 20:4.

 

 

2.  “Y en el Trono, Uno Sentado”. Apoc. 4:2.        

 

3.   “Ví también como un Mar de vidrio mezclado con fuego”. Apoc. 15:2.

 

4.  “Ví que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes … estaba en pie un Cordero”. Apoc. 5:6.        

 

 

5.   “Los libros fueron abiertos”. Apoc. 20:12.

 

6.  “Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono … y su número era millones de millones”. Apoc. 5:11.

 


 

1. “El Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”. Versículo 10.

 

 

 

1.“La hora de su juicio ha llegado”. Apoc. 14:7.

 

      “Y ví a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Apoc. 20:12.

 

  Ambos videntes declaran indistintamente que el evento que vieron ellos, era el “Juicio”. La diferencia entre estas dos escenas es que Daniel fue llevado a mirar dentro del Santuario mientras se hacían preparaciones para convocar el juicio; en tanto que Juan fue llevado a mirar dentro del Santuario después que el Juicio había sido establecido; en realidad, Juan no sólo vio el Juicio en progreso, sino que lo vio desde el principio hasta el fin.

  Por ejemplo, Daniel vio las cosas mientras los tronos “eran puestos”, y mientras el Anciano de Días se movía del trono Administrativo (el trono en el cual Cristo se sentó a la derecha del Padre  Apocalipsis 22:1) al trono Judicial (el trono en el Santuario). Luego, fue que “Uno como el Hijo del

 

 

  Hombre vino”, “y ellos lo trajeron a El delante” del Anciano de Días (Daniel 7:13), no a Su mano derecha. Pero los que estaban sentados en los demás “tronos”, sillas, que fueron luego “puestos”, establecidos, no habían llegado aún. Cuando Juan miró, aun, el vio veinticuatro ancianos ya sentados en los tronos.

 Daniel vio al “Uno como el Hijo del Hombre” mientras él estaba siendo llevado delante del trono del Anciano de Días; pero Juan le vio después que había sido llevado allá.

   Para Juan su apariencia fue como la de un “cordero”, y uno de los ancianos le llamó “El león de la tribu de Judá”. (Obviamente, El es “El Hijo del Hombre”, el Salvador, el Rey de Israel  Cristo, el Señor). Además de estos, Juan vio también las cuatro bestias allí dentro, el candelabro, y el libro mientras estaba siendo abierto. Para repetir, Daniel vio solamente una parte de las preparaciones, mientras que Juan vio el comienzo del Juicio, y posteriormente, todos los acontecimientos.

   La multitud en el Juicio, la Inspiración hace saber, consiste de un juez - El Anciano de Días; de testigos - los ángeles; de un abogado - el Cordero; de un jurado - los ancianos; de los acusados - las bestias; y de su líder - “el León de la tribu de Judá”. (Que las cuatro bestias son una representación simbólica de los santos, tal como las bestias de Daniel 7 son símbolos de las naciones, es hecho manifiesto por la declaración misma de las bestias: “... Porque tú fuiste inmolado,y con tú sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. Apocalipsis 5:9).

   El estudiante de la Verdad progresiva notará también que Daniel se refiere sólo a una sesión judicial, aunque El hace mención del Juicio dos veces, primero en el versículo 10 del capítulo 7, y segundo, en el versículo 22. Esto lo veremos en los siguientes ocho párrafos:

   En los primeros catorce versículos, Daniel describe todo lo que vio mientras estaba en visión. Y en el versículo 15 explica cuán agraviado y turbado llegó a estar después de considerar la obra destructora que la cuarta bestia hizo. Luego, en el versículo 16, el cuenta que se acercó al ángel que asistía, y pidió su interpretación de las cosas vistas. De acuerdo con la solicitud, el ángel respondió:

   “Estas grandes bestias, las cuales son cuatro, cuatro reyes son, que se levantarán en la tierra. Después tomarán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el Reino hasta el siglo, y hasta el siglo de los siglos”. Daniel 7:17-18.

   Esta abreviadísima interpretación no satisfizo a Daniel. Y estando particularmente interesado por conocer en detalles las cosas descritas en los versículos 7 al 14 la verdad concerniente al Juicio, tan bien como lo concerniente a las cuatro bestias y su cuerno pequeño que tiene los ojos de hombre y boca que habla grandes cosas Daniel pidió de nuevo por necesidad, más clarificación, mencionando el Juicio. Correspondientemente, el ángel explicó rápidamente, limitando estrictamente su interpretación a la simbolización de la cuarta bestia y al Juicio

pidió de nuevo por necesidad, más clarificación, mencionando el Juicio. Correspondientemente, el ángel explicó rápidamente, limitando estrictamente su interpretación a la simbolización de la cuarta bestia y al Juicio

“Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será más grande que todos los otros Reinos, y a toda la tierra devorará, y la hollará, y la despedazará. Y los diez cuernos significan que de aquel Reino se levantarán diez Reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será mayor que los primeros, y a tres Reyes derribará.

 

  Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará  en mudar los tiempos yla ley: y entregados serán en su mano hasta tiempo, y tiempos, y el medio de un tiempo. Empero se sentará el juez, y quitaránle su señorío, para que sea destruido y arruinado hasta el extremo; Y que el Reino, y el señorío, y la majestad de los Reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo; cuyo Reino es Reino eterno, y todos los señoríos le servirán y obedecerán”. Daniel 7:23-27.

  Claramente, entonces, Daniel vio únicamente una sesión judicial, pero hizo mención de ésta dos veces primero en conexión con la descripción de lo que vio en la visión, y segundo, en conexión con la obtención de la interpretación del ángel de la visión.

 El Juicio toma lugar, explicó el ángel a Daniel, después que el Cuerno pequeño aparece, y antes que los santos posean el reino. (Véase el capítulo 7, versos 8, 9, 22).

  Sin embargo a Juan, habiéndosele mostrado el evento judicial completo, describe el Juicio en tres partes, en tres tiempos diferentes: uno antes de la media hora de silencio (Apocalipsis 8:1), una después de ésta, y una tercera durante los mil años (Apocalipsis 20:11-12). Esta verdad se ve de los siguientes hechos:

  Durante el período de los seis sellos, mientras la primera sesión del Juicio continúa, las cuatro bestias no tienen descanso ni de día ni de noche, diciendo:

 

  “Santo, Santo, Santo, El Señor Dios, Todopoderoso, el que Era, y que es, y que ha de venir”. Apocalipsis 4:8. Pero cuando el séptimo sello es abiertohay silencio en el cielo (las bestias guardan silencio, también los relámpagos, los truenos, y las voces cesan  capítulo 4, versículo 5) “acerca del espacio de media hora”. Apocalipsis 8:1. El silencio revela claramente que la primera sesión de los acontecimientos del Juicio llega a su fin, y que la segunda comienza cuando se acaba el silencio.

  La tercera sesión, que ocurre durante los mil años, se realiza delante del “Gran Trono Blanco” (Apocalipsis 20:11-12), el trono de Aquel cuya presencia huye el cielo y la tierra. En este último trono, no hay “mar de vidrio”, ni “bestias”, ni “León”, ni “Cordero”, y aunque allí hay “tronos” menores (Apocalipsis 20:4), la Inspiración no dice plenamente quienes se sientan en ellos.

 Ahora, la naturaleza del Juicio en cada una de las tres sesiones Judiciales, y en el tiempo en que ocurren realmente, serán vistas en el siguiente examen analítico:

  Aunque los acontecimientos de las primeras dos sesiones son algo diferentes, son en todos los demás aspectos similares. La tercera, sin embargo, es completamente distinta a las dos primeras. Las diferencias se notan, en que antes que la media hora de silencio ocurre, allí está en el trono “un mar de vidrio semejante al cristal” (Apocalipsis 4:6), y ninguno parado en él; pero después de que la media hora de silencio pasa, las escenas cambian: “El mar de vidrio está mezclado con fuego: y los que habían alcanzado la victoria de la bestia,y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre, están sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios”. Apocalipsis 15:2.

   En otras palabras, en la primera sesión del Juicio, no hay nadie parado sobre el mar de vidrio, y el mar mismo es como de “cristal”; mientras que en la segunda sesión, aparece como un río de fuego, y los santos parados sobre él.

  La verdad es que, las primeras dos sesiones toman lugar antes de que la tierra huya, antes de que el presente estado de cosas del mundo llegue a su fin; también es cierto que la segunda sesión finaliza con los santos quienes viven en el mismo tiempo del fin, el período de la imagen de la bestia, el tiempo exacto antes de que la tierra huya; todos éstos proveen evidencia irrefutable de que las primeras dos sesiones, las pre-mileniales, traen al mundo presente a su fin; que el Juicio es nada más y nada menos que la separación de la “cizaña” y el “trigo”, tanto entre los muertos como entre los vivos; que ésta es la entrevista de todos los invitados, a simple vista, para determinar quien tiene y quien no tiene “el vestido de boda” puesto  la misma cosa que decide quien será dejado y quien será llevado a la destrucción al momento que la tierra huye.

  De que los muertos son juzgados en la primera sesión, y los vivos en la segunda, se ve en la simbolización misma de ésta: Como fue señalado anteriormente, en la primera sesión, nadie está parado sobre el mar de vidrio, y el mar mismo “es claro como el cristal”. Pero en la segunda sesión, los santos están parados sobre el mar, y éste está mezclado con fuego (símbolo de la vida).

  Entonces, también, en las primeras dos sesiones, el Salvador está representado como un cordero inmolado (Apocalipsis 5:6), concretamente colocando los eventos durante el tiempo de gracia  mientras que la sangre del Cordero es disponible para realizar expiación por los pecados del hombre. Y la declaración de Daniel que “el Juicio fue dado a los santos del Altísimo”, después de que “vino el tiempo y los santos poseyeron el Reino” (Daniel 7:22), estableciendo sólidamente el tiempo del Juicio adelante del tiempo en que los santos reciben el Reino. Consecuentemente, vez tras vez, el peso de la evidencia sobresale para demostrar que el Juicio es nada más que una inspección de los “invitados” quienes han venido a la cena de bodas del Cordero, quienes se han unido a la iglesia. Aquellos quienes son luego hallados sin el vestido de boda, son echados fuera.

   También, las verdades en la eventualidad cuando el Templo es abierto, de que los siete ángeles y las bestias salen de él, es entonces cuando se llena con el humo de la gloria de Dios, así que ningún hombre puede entrar en él “hasta que las siete plagas se hubiesen cumplidos” (Apocalipsis 15:5-8), hasta que las ciudades de las naciones cayesen, hasta que toda isla huya, y las montañas desaparezcan (Apocalipsis 16:19-20), todas éstas indican definitivamente que en la segunda sesión la multitud en el Juicio se levanta, el tiempo de prueba se cierra para todos, las plagas caen, y la tierra huye. Entonces comienza, ante el Gran Trono Blanco, el Juicio ejecutivo de los muertos, de aquellos que no se levantaron en la primera resurrección, y de los que en vez de ser trasladados, son ejecutados con el resplandor de Su venida.

   Precediendo estos últimos eventos “la bestia fue llevada, y junto con ella, el falso profeta que obraba milagros delante de ella, con los cuales, engañaba, a los que habían recibido la marca de la bestia, y a los que adoraban su imagen. Ambos fueron echados vivos, en el lago de fuego que arde con azufre.

   Y el remanente [el resto del mundo pecador] fue muerto con la espada del que se sienta sobre el caballo, cuya espada salía de Su boca: y todas las aves se saciaron de sus carnes”. Apocalipsis 19:20-21. Luego, es que el ángel ata al Diablo, el último rebelde, y la tierra huye.

   De esta forma el milenio comienza, y así el ángel echa al Diablo en el pozo del abismo en un lugar donde le es imposible a otro ser permanecer lo encierra, y coloca un sello sobre él, “para que no engañase a las naciones más, hasta que los mil años se cumplan [hasta la segunda resurrección]: ydespués de que fue suelto por un poco de tiempo. Y vi tronos, y se sentaron en ellos, y el Juicio les fue dado a ellos durante los mil años.

   Y vi un Gran Trono Blanco y al que estaba sentado sobre él, de delante del cual huyó la tierra y el cielo; y no fue hallado el lugar de ellos. Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros fueron abiertos: y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras". Apocalipsis 20:1-5, 11-12.

   Juan vio que después que estas cosas sucedieron, "el mar entregó a sus muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno entregaron a los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. y la muerte y el infierno fueron echados en el lago de fuego . Esta es la segunda muerte. Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego". Apocalipsis 20:13-15. (Véase también El Conflicto de los Siglos, página 534-535).

 

  Es estrictamente bíblico que al comienzo del milenio todos los impíos son "muertos con la espada de aquel que montaba el caballo; cuya espada procede de Su boca: y todas las aves [son] saciadas de sus carnes" (Apocalipsis 19:21), y los juzgados que se hallan ante el Gran Trono Blanco son los muertos, y que también subsecuentemente todos los juzgados son resucitados al fin de los mil años; es decir, como Juan lo expone, entonces "el mar entregó los muertos que en él estaban, y la muerte y el infierno entregaron a sus muertos que estaban en ellos". Estos hechos certifican, no en términos inciertos, que no se halla viviente alguno sobre la tierra durante "los mil años", y quienes se levantan en la segunda resurrección, son todos los impíos - todos los que no se levantaron en "la primera resurrección" (Apocalipsis 20:6), todos los que están sujetos a la segunda muerte (versículo 14).

   Además, como no hay sino un sólo Juicio durante el milenio, "los tronos" del versículo 4 deben estar en sesión juntamente con el Gran Trono Blanco. Más aún, no es probable que "El Gran Trono Blanco" estuviese en sesión por sí mismo.

 Y, también, observando que la primera resurrección, la resurrección al comienzo del milenio, presenta a todos los santos, y no a otros, se entiende que la segunda resurrección, la resurrección al final del milenio, presenta a todos los impíos, sin que haya un justo entre ellos.

   Todos estos incidentes finales al cierre del período del evangelio, comprueba vez tras vez que ningún impío tiene que vivir durante los mil años, los años después de que la tierra ha huido y antes  de que sea hecha nueva, y consecuentemente durante todo ese tiempo no se halla nadie para ser redimido, ni alguno para perderse

  Como previamente ha sido demostrado, todos los impíos mueren al comienzo del milenio; primero la bestia y el falso profeta, luego el remanente, el resto del mundo. (Véase Apocalipsis 19:20-21). Los santos quienes viven y los que son resucitados al comienzo del milenio, están todos por vivir y reinar con Cristo mil años, no Cristo con ellos. El resto de los muertos, el mundo entero, no vuelve a vivir hasta que los mil años se terminan (Apocalipsis 20:4-5).

  "Voy", dijo Jesús, "a preparar moradas para vosotros. Y si me fuere y os prepararé lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo; para que donde Yo estoy, vosotros también estéis". Juan 14:2-3. Claramente, ellos que viven durante el milenio, viven con Cristo en las mansiones de arriba. Entonces, después de los mil años, Juan revela, que "el mar entregó a sus muertos que habían en él; y la muerte y el infierno entregaron los muertos que en ellos habían, y fueron [los que habían sido] juzgados cada uno según sus obras".

  De esta manera, los impíos son resucitados de los muertos cuando los mil años se acaban, y como resultado Satanás es soltado de su prisión, haciendo posible nuevamente que engañe a los que no fueron hallados en el libro de la vida, "a Gog y Magog, para reunirlos para la batalla, el número de quienes, son como la arena de la mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.

 

   Y el diablo que los engañaba, fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde está la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás. Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda". Apocalipsis 20:7-10, 14. Este último evento en el drama final del pecado, trae eternidad sin pecado a la tierra.

   Aún más, como tanto los santos vivos como los santos resucitados son llevados a "vivir y reinar con Cristo", y como todos aquellos que son llevados ante el Gran Trono Blanco, son juzgados mientras están muertos, la verdad declara más y más claramente que no hay impíos vivos durante los mil años. Ciertamente no, pues para ese tiempo la tierra y el cielo han huido, movidas de sus esferas originales, llegando a estar sin vida, y vacía (Isaías 24:1-6; Jeremías 4:23-26), el "pozo del abismo" (Apocalipsis 20:1) en el cual nadie puede permanecer en pie. Necesariamente, los santos, los que son dejados, vivos y reinan mil años con Cristo en el Cielo de los cielos, donde se encuentran "muchas mansiones". Al fin de los mil años, desciende la Santa Ciudad, las mansiones, la Nueva Jerusalén, y los santos con ella (Apocalipsis 21:2). De allí en adelante los santos no viven con Cristo, sino que El vive con ellos (Apocalipsis 21:3).

   Como previamente fue indicado a Juan, el tiempo del comienzo del juicio fue declarado vagamente de ser "de allí en adelante" a partir de su tiempo, pero a Daniel le fue definitivamente mostrado a convenir algún tiempo después que se levantase "el cuerno pequeño" de la bestia, y antes de que los santos poseyesen el Reino (Daniel 7:8-11). La fecha exacta, aunque, está determinada por Daniel 8:14 "Hasta dos mil y trescientas tardes y mañanas; y el Santuario será purificado", la cizaña será quitada de éste. En ese tiempo, mientras la limpieza está en progreso, la iglesia proclama: "Temed a Dios y dadle gloria porque la hora de Su Juicio es llegada". Apocalipsis 14:7. (Para una exposición completa de Daniel 8:14, léase el Tratado          No. 3, El Juicio y la Cosecha).

   Como el libro sellado con siete sellos, el único libro que "ningún hombre ni en el cielo ni en la tierra … puede abrir … ni aún mirarlo", salvo el León de la Tribu de Judá, es incuestionable que los hechos de la humanidad se hallan en forma cronológica, como los sellos mismos lo revelan.

 Este hecho la Inspiración lo confirma nuevamente: "Así hicieron su elección los dirigentes judíos. Su decisión fue registrada en el libro que Juan vio en la mano de Aquel que se sienta en el trono, el libro que ningún hombre podía abrir. Con todo su carácter vindicativo aparecerá esta decisión delante de ellos el día en que este libro sea abierto por el León de la tribu de Judá". Palabras de Vida del Gran Maestro, página 237.

   Lo que el libro contiene, ahora viene a ser extremadamente claro: Contiene la historia del mundo y las obras de toda la humanidad. Y por supuesto, normas lógicas que con la apertura del libro, el Juicio investigador de las obras del pueblo profeso de Dios debería comenzar, como El Apocalipsis mismo revela. Además, como tanto la redacción como el simbolismo del Apocalipsis rechaza cualquier interpretación diferente a la ya aquí establecida, la verdad de estas cosas en este momento se mantiene firme y segura.

   El santuario (la iglesia), el lugar que alberga al pueblo de Dios debe ser purificado. Eventualmente, como fue anteriormente mostrado, toda la humanidad, aún los paganos, deben venir ante el tribunal de Dios, delante del "Gran Trono Blanco".

   Así en realidad, el evento tuvo que ser "después de estas" del tiempo de Juan, el tiempo en que tenían que ser investigadas las cosas que tomaron lugar antes del tiempo de Juan, y las cosas que tenían que suceder después de su tiempo (Apocalipsis 1:19)  las obras de toda la humanidad desde el principio hasta el fin.

 

   Proféticamente, el Juicio comenzó y los libros fueron abiertos, pero nadie en el inconmensurable universo de Dios, era digno deabrir el libro sellado, ni aún de mirarlo, con excepción del Cordero  el Salvador del mundo, el Rey de reyes, el León de la tribu de Judá, nuestro Rey y Abogado, el Alfa y Omega de la creación, el Principio y el Fin. De esta manera, es que nuestro único Defensor, El que ha vivido entre nosotros, El es el único quien puede por medio de la experiencia personal comprensiva y compasivamente poner al descubierto los secretos del pasado, del presente, o del futuro  el único digno de abrir el libro y defender a la humanidad caída.

  La puerta que se abrió al comienzo de la visión de Juan, apunta hacia atrás al día de la Expiación, el tipo, el único día en todo el año en el cual la puerta entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo era abierta, los dos departamentos se convertían en uno solo, y al mismo tiempo la puerta exterior era cerrada. Por tanto, habiendo mostrado el comienzo de la Expiación antitípica, Juan vio la puerta interior abierta, los dos departamentos convertidos en uno.

   En la Expiación típico el destino de cada de entre el profeso pueblo de Dios, era para siempre arreglado  aquellos quienes cumplían con las demandas de la ley se les permitía vivir, y los que no cumplían, eran "cortados" de entre el pueblo. Así debe ser también en la antitípica Expiación.

 

  "En el servicio típico, solamente aquellos quienes se habían presentado ante Dios con confesión y arrepentimiento, y cuyos pecados, eran transferidos al Santuario por medio de la -- sangre de la ofrenda por el pecado, tenían parte en el servicio del día de la expiación. Así en el gran día de la expiación final y el juicio investigativo [el juicio de los dos primeros eventos, el tiempo para separar a la cizaña del trigo, el pescado malo del bueno, de entre los muertos y los vivos  la cosecha], los únicos casos que se consideran son los de quienes hayan profesados ser hijos de Dios". (El Conflicto de los Siglos, página 535), aquellos quienes aceptaron el llamado, en un tiempo u otro, tienen el derecho a ser vestidos con "el vestido de boda". Así que la pregunta: ¿Si el Juicio "primero comienza por nosotros, cuál será el fin de aquellos, quienes no obedecen el evangelio de Dios?. 1 Pedro 4:17.

  Mientras los libros de registros son abiertos en el Juicio, todos los vivos quienes "la red" (la iglesia) de salvación atrapó alguna vez, buenos y malos por igual, vienen a ser investigados delante de Dios, para ser allí segregados. Allí la elegibilidad de cada uno es examinada y determinada. En verdad, el Juicio es la cosecha. Sí, cualquier cizaña arrancada y colocada para destrucción, y cualquier trigo colocado en "el granero" (reino) para uso del Maestro, son segregados en el antitípico día de Expiación. Comenzando con los que vivieron primero sobre la tierra, nuestro Abogado presenta los casos de cada generación sucesiva, y concluye el juicio pre-milenario con los miembros vivos de la iglesia.

 

La gloria de Dios está representada por la semejanza de piedras preciosas. Y el arco iris sobre el Trono del Juicio revela su inquebrantable promesa y gran misericordia. Esto él lo hizo saber a Noé cuando proclamó:

 "Y dijo Dios: Esta será la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y toda alma viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco pondré en las nubes, el cual será por señal de convenio entre mí y la tierra. Y acordarme he del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y toda alma viviente de toda carne; y no serán más las aguas por diluvio para destruir toda carne". Génesis 9:12-13, 15.

 La presencia del Cordero ante el trono nos asegura que "Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo". 1 Juan 2:1.

 Los siete cuernos del Cordero significan plenitud de poder y autoridad, en la seguridad de que Cristo dijo: "Todo poder me he es dado en los cielos así como en la tierra". Mateo 28:18. Su poder ilimitado es para nuestro bien, y para nuestro uso. El proclama: "que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí para allá: y se pasará: y nada os será imposible". Mateo 17:20.

 Los siete ojos del Cordero denotan que todas las cosas, están abiertas y a la vista de El.

   "¿A dónde", pregunta el salmista, "me iré de Tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de Tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú: Y si en abismo hiciere mi estrado, he aquí allí tú estás. Si tomare las alas del alba, Y habitare en el extremo de la mar, Aún allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aún la noche resplandecerá tocante a mí. Aún las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día: Lo mismo te son las tinieblas que la luz". Salmos 139:7-12.

    Sí, los siete "cuernos", "los ojos", y "las lámparas de fuego" simbólicos, en realidad son "los siete Espíritus de Dios", la obra del Espíritu en todas sus fases, enviadas a toda la tierra, para dar a los santos poder contra las fuerzas del mal, también luz sobre el Evangelio de Cristo, una visión del presente estado de ellos y de sus glorias futuras, y así sucesivamente. He aquí la seguridad del Salvador, "Empero yo os digo la verdad: Os es necesario que yo vaya: porque si yo no fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si yo fuere, os le enviaré". Juan 16:7. "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho". Juan 14:26. Claramente, entonces, cualquiera cosa que la Inspiración misma no enseñe e interprete, no vale la pena recordarla, enseñarla, ni siquiera escucharla.

   Las lámparas de fuego siendo siete literalmente, ellas, por supuesto, sólo pueden representar la iglesia eterna (Apocalipsis 1:20) vestida con la luz de la completa verdad de Dios  la verdad presente de la iglesia para cada sucesiva generación desde que el mundo comenzó, la verdad por medio de la cual las obras de cada uno, son investigadas y juzgadas, la justicia de cada uno pesada.

   Luego, para que alguno rechace el poder, la visión, la luz del Espíritu, es verdaderamente pecar contra el Espíritu Santo, y "no se le perdonará, ni en este mundo ni en el venidero". Mateo 12:32. En el Juicio el tal con seguridad será hallado falto.

   En lo referente al mar de vidrio, en las palabras de Daniel, es "un río de fuego", así como en las palabras de Juan, "es un mar de vidrio mezclado con fuego". Este río de fuego viniendo del trono del juicio temporal, y el Río de la Vida del eterno trono administrativo (Apocalipsis 22:1), debe representar en algunos aspectos, algo que es común en ambos tronos. Y ¿qué podría ser? Si el río, junto con el Árbol de la Vida, es una representación de la esencia la cual perpetúa la vida, entonces el mar es una representación de la existencia eterna de la vida, porque "el mar" es el almacén, la fuente de todas las aguas, la fuente de toda agua esta conserva los ríos fluyendo

  "El fuego" es un símbolo apropiado de la vida, y "el mar" es un símbolo apropiado de la eternidad, mostrando que estos dos, la vida y la eternidad, vienen únicamente del trono de Dios.

   "Claro como el cristal", por supuesto, indica libre de todo defecto. Estos dones, sin los cuales todos los demás están perdidos, son dados gratuitamente a todos cuyos pecados son lavados en la preciosa sangre del Cordero, el Salvador, el Mediador entre Dios y los hombres.

   "No entrará en ella [la ciudad] ninguna cosa sucia, o que hace abominación y mentira; sino solamente los que están escritos en el libro de la vida del Cordero". Apocalipsis 21:27.

 Obviamente, todos quienes obtienen la victoria "sobre la bestia, y sobre su imagen, y sobre su marca, y sobre el número de su nombre", reciben su recompensa  "están en pie sobre el mar de vidrio".

 La consecutiva apertura de los siete sellos y sus contenidos individuales, revelan respectivamente que la historia de la humanidad está dividida en siete períodos diferentes.

   Ahora la Verdad revela que con el rompimiento del primer sello con la apertura de la primera sección del libro el Juicio comienza. También es evidente que en el Trono del Juicio de Dios, en sus tres sesiones, el simbolismo apocalíptico ilustra las naciones y pueblos, santos y pecadores, iglesias y prelados, Satanás y sus ángeles,  el pasado, el presente, y el futuro. Así "todos los libros de la Biblia comienzan y terminan en el Apocalipsis". Hechos de los Apóstoles, página 468.

   Y ahora para continuar con el estudio sobre el tema, sería bien tener en cuenta que cualquier interpretación de la escritura que falla en construir una indestructible estructura de la Verdad y aportar una lección de especial importancia para el entonces tiempo presente, es errónea, no inspirada por el Espíritu de la Verdad  una cosa inútil.

   Además, ya que la información explícita en estas páginas y la explicación justa de la Escrituras bajo consideración; no pueden ser ignoradas por alguno que sea honesto consigo mismo, por lo tanto, para satisfacción de ellos, debe ser que el fundamento para la aplicación de las "cosas" vistas por Juan, está establecido firmemente.

   Las Escrituras, como todo estudiante de la Biblia sabe, son diseñadas para que sea la Verdad Presente en ciertos períodos  "alimento a su tiempo", especialmente adaptadas para satisfacer las necesidades de las gentes. "Y estas cosas les acontecieron en figura; y son escritas para nuestra admonición, en quienes los fines de los siglos han parado". 1 Corintios 10:11. En otras palabras, las Escrituras son como los bonos a largo plazo o certificados de crédito que se vencen en determinado tiempo. Entonces, obviamente el tiempo señalado por la Inspiración es el tiempo en el cual uno debe hacerlos efectivos, por así decirlo.tiempo para el cual fue escrito, ahora podemos, por medio de la experiencia, de todo corazón y sin reserva reiterar: "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escrita: porque el tiempo está cerca". Apocalipsis 1:3.

 

   Habiendo pasado en este momento a través de estas preliminares, el estudiante de la Verdad Presente debería entendidamente estar listo para estudiar La Revelación de las cosas que tienen que preparar el camino y hacer posible conocer, de todo corazón, que el tiempo está a la mano, que un conocimiento del Apocalipsis lo capacitará para permanecer firme en "el día grande y terrible del Señor". El debería estar capacitado para ver que ahora es el tiempo de beneficiarse del conocimiento de "las cosas" que no podrían ser comprendidas antes de--LA APERTURA DE LOS SIETE SELLOS.

  "Y miré cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno los cuatro animales diciendo como con una voz de trueno: Ven y ve. Y miré, y he aquí un caballo blanco: y el que estaba sentado encima de él, tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió victorioso, para que también venciese. Y cuando él abrió el segundo sello, oí al segundo animal, que decía: Ven y ve. Y salió otro caballo bermejo: y al que estaba sentado sobre él, fue dado poder de quitar la paz de la tierra, y que se maten unos a otros: y fuéle dada una grande espada. Y cuando él abrió el tercer sello, oí al tercer animal, que decía: Ven y ve. Y miré, y he aquí un caballo negro: y el que estaba sentado encima de él, tenía un peso en su mano. Y oí una voz en medio de los cuatro animales, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario: y no hagas daño al vino ni al aceite. Y cuando él abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto animal, que decía: Ven y ve. Y miré, y he aquí un caballo amarillo: y el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte; y el infierno le seguía: y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las bestias de la tierra". Apocalipsis 6:1-8.

   Considerando el hecho de que los sellos contienen la historia del mundo, los diferentes colores de los cuatros caballos blanco, rojo, negro y amarillo (pálido) describe definitivamente cuatro condiciones diferentes, una siguiendo a la otra.

   También, entonces, la corona del primer jinete, y la espada del segundo jinete, también la balanza del tercer jinete, y el nombre de la muerte en el cuarto,  todos cuatro de una manera simple como el simbolismo Divino representa, revela que por las obras de los hombres, el mundo ha pasado de bueno a malo, y luego, de malo a peor, y que el hombre necesita ser socorrido de su brutalidad, y necesita ser re-educado conforme a la voluntad de su Creador. Aunque, la revelación de la voluntad de Dios, se hace clara únicamente en el contexto del consentimiento de uno para renunciar a nuestras teorías y voluntad propia.

 

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   Moisés, halló mil veces más fácil sacar al pueblo fuera de Egipto, que sacar a Egipto fuera de ellos. Sacando ventajas de sus tropiezos, descartandotoda teoría y toda voluntad propia de una vez, no tomando cuarenta años ni aún cuarenta días, los Calebs y Josués de hoy, sin una traza de duda ven que por medio de los caballos está representado algo que es creado por Dios, pero gobernado (conducido) por el hombre. ¿Y qué más puede ser sino la tierra, la cual, le fue dada al hombre para sojuzgar?

   Entonces, manifiestamente, cualquier cosa más que el simbolismo (caballos y jinetes) pueda representar, revela con certeza que la divergencia del hombre del derecho ha rebajado su carácter, le ha hecho perder su corona otorgada por Dios y con ella su caballo blanco, su gobierno justo y pacífico; es decir, lo que una vez fue puro, "blanco", sin mancha, el hombre lo ha hecho ser impuro, tiránico y pendenciero, dominante y asesino.

   A medida que el pecado se ha multiplicado, maldición tras maldición se ha añadido, y consecuentemente, el caballo blanco fue sucedido por el rojo, el rojo por el negro, y el negro por el amarillo.

   Ahora, al explorar la verdad de los contenidos de cada sello, las cosas que el libro sellado llama a la atención de ambos, la multitud en el Juicio que rodea el trono de el Anciano de Días, y de nosotros quienes leemos con mente abierta, en búsqueda de la verdad salvadora, comenzaremos con-- El SIMBOLISMO DEL PRIMER SELLO.

 

  "Y miré cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno los cuatro animales diciendo como con una voz de trueno: Veny ve. Y miré, y he aquí un caballo blanco: y el que estaba sentado encima de él, tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió victorioso, para que también venciese". Apocalipsis 6:1-2.

  Naturalmente, el primer sello, el sello con el que el juicio comienza, debe abarcar las cosas en el mismo principio de la raza humana. Entonces, lógicamente, el caballo blanco, el primero en el simbolismo, identifica el primer estado de las cosas del mundo  la pureza y la ausencia de pecado con un líder divinamente coronado para gobernar (jinete), quien en el principio no tenía objetivo alguno sino el de subyugar la tierra y llenarla con seres a la semejanza Divina. La tierra misma estaba envuelta en un atavío de belleza y pureza, con todas las maravillas de la tierra y en el mar. No faltaba nada.

  En el Jardín del Edén "habían árboles de todas las clases, muchos de ellos cargados con frutos fragrantes y deliciosos. Habían encantadoras vides … presentando una muy grácil apariencia, con sus ramas colgando por el peso del fruto tentador, de los más ricos y más variados matices". Patriarcas y Profetas, página 28.

   La tierra en su juventud, llena de delicadas flores y cubierta con una alfombra de verde viviente, tendido por los cielos azules, exhibía una belleza y elegancia natural que ningún idioma puede describir. Una maravilla viviente sin defecto alguno, que únicamente el Gran Maestro podía producir.

   El jinete y su caballo blanco (el rey coronado de Dios), Adán, y su gobierno de paz, su caballo blanco, son, en consecuencia, los primeros en ser pesados en la balanza, los primeros en ser examinados ante el Trono del Juicio. A partir de ahora, se nos recuerda que este evento escudriñador del carácter, el Juicio, es la misma cosa que tomó lugar "después de estas" del tiempo de Juan, años después del primer siglo de la era Cristiana.

   El jinete coronado y su arco, nos advierte del cargo que el hombre ocupó en el mismo instante cuando Dios dijo, "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra". Génesis 1.26. Y Dios bendijo a Adán y a Eva, y Dios les dijo: "… Fructificaos y multiplicaos, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra". Génesis 1:28.

   Claro está que en el Trono del Juicio, el caballo blanco, el jinete, y su corona, figurativamente identifican a Adán, el Rey creado por Dios, y su reino. Y si la única cosa que le fue ordenado a conquistar fue la tierra, llenándola y sojuzgándola, entonces ¿qué más en el campo del simbolismo puede "el arco", el instrumento para conquistar, representar lógicamente sino Eva?

 La generación siguiente que es llamada a dar cuenta de su fe y fidelidad, es traída a la luz por-- EL SIMBOLISMO DEL SEGUNDO SELLO.

 "Y cuando él abrió el segundo sello, oí a la segunda bestia, que decía: Ven y ve. Y salió otro caballo rojo: y al que estaba sentado sobre él, fue dado poder de quitar la paz de la tierra, y que se maten unos a otros: y fuéle dada una grande espada". Apocalipsis 6:3-4.

   Ya que el caballo blanco y su jinete coronado representan el primer período de la humanidad, entonces, el caballo rojo y su jinete homicida y destructor de la paz, deben representar el período siguiente, el período en la que el asesinato y la guerra resultó por primera vez.

 

  Abel, por supuesto, fue la primera víctima. Y como resultado, el mundo entero del tiempo de Noé fue destruido por el diluvio, y "una tercera y terrible maldición pesaba sobre ella como consecuencia del pecado". Patriarcas y Profetas, página 98

  No obstante, este castigo y su lección objetiva, tan pronto como los habitantes de la tierra se multiplicaron después de la inundación; asimismo, el pecado se multiplicó. Y aunque la gente sólo pudo dar crédito a la predicción correcta de Noé acerca del Diluvió, desconfiaron de él en su siguiente predicción: la predicción de que no habría más "diluvio para destruir la tierra". Génesis 9:11. Aún el arco iris en las nubes, la señal misma del pacto del Señor, para no traer otro diluvio sobre la tierra por segunda vez, no logró convencerles.

  ¡Qué misterio es el pecado en realidad! Primero, ni siquiera creyeron en la posibilidad de un Diluvio, y luego, ¡no creyeron en la imposibilidad de uno! En realidad, el juicio de los incrédulos es tan absurdo, como el juicio de la campesina quien, cuando vio por primera vez un tren, aunque encendido estaba detenido, y declaró enfáticamente, "¡No va a echar andar jamás! Entonces cuando lo vio partir, declaró nuevamente, tan enfáticamente como la vez anterior, "¡Nunca se detendrá!". Mientras que así, el espíritu de incredulidad en la Palabra siempre ha nublado la mente, y sujetado el cuerpo al pecar y al decaer, aún en los días cuando los hombres eran fuertes y de larga vida; este mismo espíritu está teniendo aún, un mayor asidero sobre la humanidad hoy día.

  Más bien que liberarlos del temor la Palabra de Dios, declarada por Noé, obligó a los postdiluvianos a sentir que existía una necesidad inevitable para construir la torre de Babel, como defensa contra un segundo diluvio. Desaprobando la incredulidad de ellos y la falsa alarma, el Señor demostró, no obstante, su disgusto interfiriendo en sus proyectos, impíos y absurdos: El destruyó su torre y confundió su lenguaje. De esta manera, fue como la confusión en Babel (Génesis 11:8-9) dio a luz la existencia de los idiomas.

  Finalmente, mientras los confusos constructores partían en grupos, los vecinos comenzaron a pelear entre ellos. Eventualmente mientras crecían como naciones, sus peleas se convertían en guerras. De allí que la verdad histórica de que las guerras se desarrollaron después de la confusión de lenguas, muestra que el caballo rojo y, en particular, su jinete, describen el período en la que la torre de Babel fue destruida, y la paz dio lugar a las guerras.

 Además, otro apoyo a la verdad, es la frase, "Quitar la paz de la tierra", pues ésta, obviamente, implica que hubo paz antes de ese tiempo.

   Las consecuencias del pecado de Adán, aun, no se detuvieron con los actos de destrucción de la vida y la propiedad, tal como es la guerra. Condujo a sus descendientes a una mayor degradación, a la idolatría misma, a la destrucción de las almas por medio de la religión, la que en el drama del pecado, es revelada en-- EL SIMBOLISMO DEL TERCER SELLO.

   "Y cuando él abrió el tercer sello, oí a la tercera bestia, que decía: Ven y ve. Y miré, y he aquí un caballo negro: y el que estaba sentado encima de él, tenía un peso en su mano. Y oí una voz en medio de los cuatro animales, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario: y no hagas daño al vino ni al aceite". Apocalipsis 6:5-6.

 

  Ya que hemos visto, que el caballo blanco representa el gobierno de la tierra por el hombre, mientras permanece puro y libre. Y ahora, que el caballo negro Ya que hemos visto, que el caballo blanco representa el gobierno de la tierra por el hombre, mientras permanece puro y libre. Y ahora, que el caballo negro es lo opuesto del blanco, debe representar el caballo negro, el gobierno del hombre en la obscuridad espiritual y cautividad  una condición opuesta a lo representado por el caballo blanco

  Esto es confirmado por la historia: Todavía, tan remoto como en el tiempo de Abrahán, tan sólo trescientos años después del Diluvio, la idolatría había sobrecogido a los habitantes del mundo. Fue entonces, cuando Abrahán dejó Harán, la casa y el país de su padre (Génesis 11:31; 12:1). Sus descendientes, Israel, finalmente llegaron a ser esclavos de Faraón, y luego, del Rey de Babilonia, Nabucodonosor.

  El par de balanzas en la mano del jinete, debería indicar de manera más contundente el período en el que el caballo negro y su jinete se extienden, y lo que ellos representan. Como que ya hemos visto, el arco del primer jinete representa los medios por los cuales Adán sojuzgó la tierra (porque toda la raza humana vino a través de él); y la espada del segundo jinete, los medios por los cuales los descendientes de Adán quitaron la paz en la tierra. De forma similar, las balanzas del tercer jinete necesariamente deben representar aquello que la humanidad introdujo después. Y además, ¿qué clase de comercialismo podría describir el simbolismo? Cualquiera puede reconocer inmediatamente que un hombre con un par de balanzas, tiene que ver algo con comprar y vender.

  En los tiempos de Abrahán, el intercambio comercial entre naciones era desconocido. Sin embargo, la idea nació durante el período siguiente, el tiempo representado por el caballo negro. Fue entonces, que Sidón y Tiro llegaron a ser los principales centros de comercio. Y la Inspiración plantea una pregunta: "¿Quién decretó esto sobre Tiro la coronada, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra?" Isaías 23:8.

 

  Tiro, la majestuosa ciudad de los Fenicios, estaba a corta distancia de Sidón. "Con el tiempo tuvieron que expandir sus colonias comerciales por todo el Mediterráneo, y arriba hacia otras tierras, siempre a la búsqueda de nuevas áreas de intercambio y centros comerciales. Ellos eran las abejas del mundo antiguo llevando su polen de cultivo doquiera ellos iban. Las necesidades de intercambio y comercio los condujeron a perfeccionar el alfabeto, y el mundo occidental lo obtuvo de ellos. En algunos aspectos eran únicos en el mundo antiguo, y está distinción era enterrada en ellos. Pues no tenían interés alguno en las conquistas, excepto en el comercio; no les importaba pagar tributos a los poderes militares, siempre y cuando esos poderes no interfirieran con sus derechos de comerciar. Tenían una capacidad como los Griegos de asimilar para sí mismos cualquier cosa que Egipto, Babilonia, Asiria, Persia o cualquier otra fase de la civilización ofreciese; no obstante, su principal ingenio yacía en la invención, las habilidades técnicas, actividades de negocios, y en la industria. No tenían, en la manufacturación del hierro, oro, marfil, cristal y tintes de púrpura, quien se les igualase en el mundo antiguo.

 "… A través de sus ciudades fluía el intercambio comercial de Arabia y el Este: sus fabricantes se mantenían ocupados convirtiendo sus productos de metales, vidrio, y púrpura. Por mar y tierra viajaban a todos los lugares misioneros del comercio los maestros en el arte de negociar del Mundo Antiguo". Conocimiento Esencial, Los Fenicios (Essential Knowledge, The Phoenicians), Vol. I, páginas 69-70.

 

  El mandato: "No dañes al aceite ni al vino", vino del medio del trono del Anciano de Días, no del jinete. Así que, las dos mercancías, el aceite y el vino, representan no sólo algo que Dios puede crear, sino también, lo que El determina preservar mientras que los impíos lo destruirían; por consecuencia, surge la necesidad de El de dar una orden contra cualquiera que quiera dañarlos. ¿Y qué otras mercancías espirituales podrían representar el aceite y el vino en ese tiempo especial el tiempo del caballo negro sino los productos que en ese entonces la Biblia trajo? Además, es un hecho aceptado por casi todos los estudiantes de la Biblia, que "el aceite" simboliza verdad profética, la verdad que arroja luz acerca del futuro, que alumbra el camino del viajero (Salmos 45:7; Zacarías 4:12); y que el vino representa esa parte de la verdad que hace feliz al receptor de ella, le hace actuar diferente que antes (Isaías 61:1-3).

  Para resumir, es obvio que el mandato: "No dañes al aceite ni al vino", prohibía la interferencia con los escritos de la Biblia, probando nuevamente que la apertura del tercer sello revela el período en que el alfabeto fue inventado, y en el que el comercio se originó; el período en que la Biblia estaba siendo escrita, y en el cual una nación subyugaba a la otra; el período que dio nacimiento a los Imperios.

 De allí, que mientras el tiempo del Antiguo Testamento se terminó con el tercer sello, el principio del Nuevo es revelado en--EL SIMBOLISMO DEL CUARTO SELLO

  “Y cuando él abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto animal, que decía: Ven y ve. Y miré, y he aquí un caballo amarillo [pálido en inglés]: y el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte; y el infierno le seguía: y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las bestias de la tierra". Apocalipsis 6:7-8.

 Ya que, el caballo pálido cae en el mismo período que la bestia indescriptible de Daniel 7:7-8 (véase páginas 16, 17), el período subsecuente al del tercer sello, ellos consecuentemente se parecen uno al otro. En realidad, siendo su color débil, deficiente, no poseyendo

un color o carácter específico, es también en un último análisis indescriptible también. Muy evidentemente el jinete del caballo pálido es sinónimo de aquel quien habló contra del Altísimo, de aquel quien quebrantará a los santos, "y pensará en cambiar los tiempos y la ley." Daniel 7:25. El representa el clímax de la idolatría. El antiguo gobierno Romano es simbolizado apropiadamente por la bestia indescriptible, porque en verdad su administración fue una mezcla de leyes civiles y religiosas, de doctrinas Paganas y Cristianas. En realidad nadie podría decir si el gobierno Romano fue Pagano o Cristiano, Judío o Gentil.

 El nombre del jinete, "muerte", se ajusta perfectamente también al espíritu persecutorio y cruel tanto de los Judíos como los Romanos. La historia y la profecía lo confirman asimismo, que el poder subversivo Romano "devoró, quebrantó en pedazos, y hollaba el residuo con sus pies". Daniel 7:19.

 La verdad concerniente a la "cuarta parte de la tierra", sobre a quienes el poder les fue dado, "para matar con la espada, y con la muerte, y con las bestias de la tierra", es descubierta fácilmente: dividiendo 6000, los años desde la Creación hasta el comienzo del milenio, en cuatro partes iguales, resulta 1500 años ("la cuarta parte"), al final de cada período el poder tenía que menguar. Nuevamente, siendo verdadero que la matanza de los santos empezó con la crucifixión de Cristo, esta "cuarta parte

de la tierra", por lo tanto comenzó en ese tiempo, y finalizó con la "Confesión de Augsburgo", un documento compilado por Lutero y presentado en la Dieta de Augsburgo al Emperador Carlos V, en el año 1530,  exactamente 1500 años después de la resurrección de Cristo (considerando que la era Cristiana es de 3½ años antes de la fecha), el tiempo que el poder Romano disminuyó.

 Estas deducciones vienen a ser más censurables a la luz del hecho histórico de que el conflicto Protestante contra el despotismo, finalmente permitió que cesare la persecución. Así que está parte de la Escritura en discusión, tuvo su cumplimiento en el año 1530 por medio del debilitamiento de la matanza con espada, hambre, muerte y las bestias de los poderes Judío-Paganos y Cristiano-Paganos.

 (Incidentalmente, esta parte de la profecía, derriba la falsa idea de que la tierra ha permanecido en existencia por más de 6000 años).

 Hasta este punto, es bueno notar que mientras el número de caballos, cuatro, representa los cuatros puntos cardinales de la tierra, el número de sellos, siete, indica la plenitud del evangelio, el sellamiento de los santos.

 Habiendo visto la verdad de los primeros cuatro sellos revelados, ahora tenemos que explorar-- EL SIMBOLISMO DEL QUINTO SELLO

 

  "Y cuando él abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían. Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra? Y les fueron dadas sendas ropas blancas, y fuéles dicho que reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos". Apocalipsis 6:9-11.

  La certeza de que las almas clamaban de debajo del altar, el lugar del cual la verdad de Dios es dispensada, hace obvio de que fueron muertos por su firmeza en la Palabra de Dios, y que por su fidelidad les fueron otorgadas ropas blancas  ellos fueron contados como dignos de la eternidad. Que ellos fueron los mártires del período precedente, el período del cuarto sello, es claro el hecho, que ya estaban muertos cuando el quinto sello se abrió.

   Además, un altar indica renovación de la fe, reforma. Esto fue lo que quisieron hacer entender Noé, Abrahán, Isaac, y Jacob en los momentos que construyeron sus altares (Génesis 8:20; 12:8; 26:25; 35:14). Estando las almas debajo del altar indica, que sacrificaron sus vidas por una causa similar a la causa de los mártires durante la Reforma Protestante. Y la pregunta: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas? también la respuesta, "y fuéles dicho que reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos", comprueba concretamente que la persecución y el martirio del cuarto sello tenía que introducirse hasta el quinto sello, y que el Juicio de los muertos (los mártires), no comenzaría hasta después que la persecución hubiese cesado, para que entonces ciertamente comenzase.

 Esta secuencia histórica de eventos nos conduce ahora al tiempo de los siguientes eventos revelados en-- EL SIMBOLISMO DEL SEXTO SELLO

 "Y miré cuando él abrió el sexto sello, y he aquí fue hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de silicio, y la luna se puso toda como sangre; Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera echa sus higos cuando es movida de gran viento". Apocalipsis 6:12, 13.

   Esta es una de las creencias fundamentales de la Denominación: que las profecías del sexto sello comienzan a cumplirse con el gran terremoto de Lisboa del 1 de Noviembre de 1755. Después del terremoto, el 19 de Mayo de 1780, el sol se obscureció, y la luna apareció como sangre la noche siguiente. Luego vino "la caída de las estrellas", la gran lluvia de meteoritos del 13 de Noviembre de 1833 (El Conflicto de los Siglos, páginas 349-355, 380-382).

 

   Anticipando estas demostraciones celestiales (las señales de los tiempos), Jesús advirtió que aparecerían "inmediatamente después de que la tribulación" había cesado (Mateo 24:29). De esta manera, mientras la paz, las guerras, el comercialismo, la escritura, y la persecución son las señales de los tiempos y la identificación de los primeros cinco sellos, de la misma manera el terremoto, el día obscuro, y la lluvia de meteoritos, son señales de los tiempos y la identificación del sexto sello.

    Estos disturbios globales y exhibiciones celestiales entre los años 1755 y 1833 no obstante, en sí mismas aparecen para ser pronósticos de las cosas que se cumplirán durante el "grande y terrible día del Señor". Si esto es cierto, entonces el terremoto prefigura la venida del zarandeo, la separación, entre las naciones, como está predicho por los profetas:

    "He aquí que el Nombre del Señor viene de lejos: su rostro encendido, y grave de sufrir; sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume; Y su aliento, cual torrente que inunda: llegará hasta el cuello, para zarandear las gentes con criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos, haciéndoles errar". "El escudo de sus valientes será bermejo, los varones de su ejército vestidos de grana: el carro como fuego de hachas; el día que se aparejará, temblarán las hayas". Isaías 30:27, 28; Nahum 2:3.

    El oscurecimiento del Sol anunciaría la clausura del Evangelio, el fin del tiempo de gracia, el tiempo cuando el hombre "correrá de un lado para el otro buscando la Palabra del Señor, y no la hallará". "Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad los pueblos: más sobre ti nacerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria". Amós 8:12; Isaías 60.2.

     La luna, asociada con el sol, hace un símbolo apropiado de la iglesia, la agencia por la cual la Palabra de Dios, la luz del mundo, es reflejada. La conversión de la Luna como sangre siguiendo inmediatamente, el oscurecimiento del Sol, negándose a reflejar la luz, sería un presagio de que la iglesia habiendo finalizado la obra de la salvación; no necesita más reflejar la Luz del evangelio. Y la iglesia misma, por supuesto, en ese tiempo es imbuida con la vida eterna, librada de la destrucción como fueron los primogénitos en las moradas donde los frontales de las puertas habían sido pintados con la sangre del sacrificio en la tarde de la Pascua en la tierra de Egipto.

     La caída de las estrellas son sugestivas del grande y terrible día del Señor  "el día en que los cielos … pasarán" (2 Pedro 3:10), el día en que las huestes de ellos son disueltas, y en el cual el Diablo y su hueste, también el impío en la iglesia y en el mundo, "caerán como la hoja se cae de la parra, y como se cae la de la higuera". Isaías 34:4.

 Todas estas señales permanecen como firmes testigos de que el sexto sello, el sexto período del tiempo, conduce al día grande de Dios, la ira del Cordero.

 

 

   "Y el cielo se apartó como un libro que es envuelto; y todo monte y las islas fueron movidas de sus lugares. Y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquél que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero. Porque el gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?". Apocalipsis 6:14-17.

   En estos versos están dibujados el destino, el miedo, y las consciencias destruidas de todos aquellos quienes no pudieron sostenerse en el día del Juicio de los Vivos, el grande y temible día del Señor la ira del Cordero en el gran "tiempo de tribulación tal como nunca hubo" (Daniel 12:1), el día siguiente de la aparición del antitípico "el profeta Elías" (Malaquías 4:5) sí, el día en el que los que no estaban vestido con el traje de boda, eran echados a la obscuridad, allí será el crujir de dientes. (Mateo 24:11-13).

   En estas escrituras también (Apocalipsis 6:14-17), el Espíritu de Verdad afirma, "… se nos presentan dos categorías de personas. Unas se han dejado seducir y han tomado posición con los enemigos del Señor. Interpretaron erróneamente los mensajes que les fueran dirigidos y se revistieron de su propia justicia". Testimonios para la Iglesia, Volumen 9, página 214.

 

     Así es que mientras los primeros cuatro sellos nos llevan a través de los períodos del día en la cual las obras de los hombres son hechas manifiestas, -los tres últimos sellos nos llevan a través del día de Dios, el día en el cual su Verdad y sus obras serán hechas manifiestas.

    De que debería existir un clímax de alguna clase en la obra del Juicio en este punto particular de las Escrituras (Apocalipsis 6:14-17), no es un misterio. El ser marcada con los eventos que llevan a su fin el reino del pecado, y siendo esto comprendido aún por los mismos pecadores, es una buena indicación que durante el sexto sello el Juicio de los muertos se cierra, y comienza las preparaciones para el Juicio de los vivos. Este es el "día terrible" para los impíos.

     Además, como la primera fase del Juicio pasa con el capítulo seis de Apocalipsis, la segunda fase comienza, con el séptimo capítulo, es decir, comienza con el sellamiento de los santos vivos, los primeros frutos. Es "el gran día" para los justos.

    "Y después de estas cosas vi cuatro ángeles que estaban sobre los cuatro ángulos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento sobre la tierra, ni sobre la mar, ni sobre ningún árbol. Y vi otro ángel que subía del nacimiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo: y clamó con gran voz a los cuatro ángeles, a los cuales era dado hacer daño a la tierra y a la mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que señalemos a los siervos de nuestro Dios en sus frentes. Y oí el número de los señalados: ciento cuarenta y cuatro mil señalados de todas las tribus de los hijos de Israel". Apocalipsis 7:1-4.

    De la implicación de que "los cuatro vientos" tienen que soplar y los cuatro ángeles tienen que destruir tan pronto como los siervos de Dios estén sellados, es inminente la llegada del "tiempo de angustia" como nunca antes existió (Daniel 12:1).

    Moviéndose desde los cuatro puntos cardinales, los vientos deben representar disturbios de alguna clase por todo el mundo. También es muy obvio, que los vientos soplando y el destruir de los ángeles, representan dos ejércitos en conflicto. El viento soplando es, por supuesto, la ira de las naciones contra los santos; y la acción destructora de los ángeles es, sin duda, el Juicio de Dios cayendo sobre sus enemigos. En otras palabras, los ángeles y los vientos juntos representan un conflicto entre Dios y las naciones, involucrando tanto a los santos como a los impíos. Verdaderamente, es el grande y terrible día del Señor.

    La diferencia entre "la gran tribulación, tal como jamás hubo desde el principio del mundo" (Mateo 24:21), y el "tiempo de angustia, como nunca antes fue desde que existió nación" (Daniel 12:1), es que durante la "gran tribulación" los santos son muertos (Mateo 24:21,22), mientras que en el "tiempo de angustia" ellos son liberados (Daniel 12:1).

    El que los ángeles estén sosteniendo los vientos no indica la restricción de guerrear entre las naciones, se hace manifiesto por el hecho de que los vientos no fueron detenidos del entrar en conflicto viento contra viento (nación contra nación), sino más bien, del destruir la tierra, el mar, y los árboles. Además, el que las naciones del norte y del sur, del este y del oeste, estuvieran comprometidas en la Primera Guerra Mundial, y también en la Segunda Guerra Mundial, aunque los 144.000 no están aún sellados, es otra evidencia irrefutable de que el conflicto que está pronosticado por los vientos soplando y los ángeles destruyendo, es aún futuro. De que éste es un problema mundial es otra vez visto en el hecho de que los vientos por un lado, y los ángeles por otro lado, tienen que perturbar tanto a la tierra como al mar.

    Esta siendo una conclusión anterior que Satanás está contra los santos, y que el Señor está en contra de los que odian la verdad y la multitud impía, el asunto viene a ser tan claro como el cristal: Cuando son soltados, los vientos tienen que acometer contra el fiel "remanente", contra aquellos que fueron dejados después de que la tierra abrió su boca y se tragó "el río", "la cizaña" (Apocalipsis 12:16, 17); pero los ángeles quienes están puestos allí para herir, están por destruir a aquellos quienes hacen guerra contra el remanente. Aquellos cuyos nombres son hallados en el libro, son "libertados" Daniel 12:1. Viendo que los 144.000, los siervos de Dios, no están aún sellados (no aún encerrados, protegidos, vigilados, y listos para estar en pie con el Cordero sobre el Monte de Sión, sino que más bien todavía están entremezclados con la cizaña) los ángeles son ordenados a prevenir el conflicto.

   Consecuentemente, cuando la obra del sellamiento esté completa, entonces los ángeles quienes sostienen los vientos, los dejarán soplar, y los ángeles quienes están por herir la tierra, el mar, y los árboles, entonces comenzará su encomendada obra. Dicho de otra manera, dejar los vientos soplar, es permitir a la bestia de dos cuernos decretar: "que cualquiera que no adore la imagen de la bestia sea muerto" (Apocalipsis 13:15); y dejar a los ángeles destruir, es permitir que el decreto del Señor siga su curso: "Y el tercer ángel los siguió, diciendo en alta voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y toma la señal en su frente, o en su mano, este también beberá del vino de la ira de Dios, el cual está echado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles, y delante del Cordero" Apocalipsis 14:9, 10. Esta advertencia viene seguida con el siguiente pronóstico:

 "Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban aparejados para la hora y día y mes y año, para matar la tercera parte de los hombres". Apocalipsis 9:15.

 Ambos decretos serán impuestos después que los 144.000 son sellados.

    Aquí se observó, que entre los primeros frutos de la cosecha vienen los 144.000, los siervos de Dios para el cierre de la obra de la gran cosecha. Estos son los primeros santos que nunca han sido liberados de la "cizaña" entre ellos. Prepárate, Hermano, Hermana, pues el tiempo está a la mano.

    Hemos visto hasta ahora que los primeros seis sellos revelan una fase de la Verdad cubriendo la historia del mundo desde el tiempo de Adán hastanuestro tiempo. Esta fase de la Verdad revela el sellamiento de los primeros y segundos frutos: De entre los 144.000  12.000 de cada una de las doce tribus de los hijos de Israel. A través de los siglos ellos han descendido primero como Jacobitas y luego como Cristianos. Después de éstos, vienen los segundos frutos, la gran multitud que sale de entre "todas las naciones". Apocalipsis 7:9-17.

 (La teoría de que los santos vivientes en la venida del Señor son solamente 144.000 en número, es desacreditada porque esto no deja oportunidad para que persona alguna sea salva de una nación diferente a los descendientes de Jacob, ni siquiera de los descendiente de Abrahán, excepto, a través de Jacob mismo. Además, la teoría hace al término, "primeros frutos" una cosa vana porque esto no apoya los segundos frutos).

 LA SIMBOLIZACIÓN DEL SÉPTIMO SELLO

   "Y cuando él abrió el séptimo sello, fue hecho silencio en el cielo casi por media hora. Y vi los siete ángeles que estaban delante de Dios; y les fueron dadas siete trompetas.

    Y otro ángel vino, y se paró delante del altar, teniendo un incensario de oro; y le fue dado mucho incienso para que lo añadiese a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y el humo del incienso subió de la mano del ángel delante de Dios, con las oraciones de los santos.

Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y echólos en la tierra; y fueron hechos truenos y voces y relámpagos y un terremoto. Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas, se aparejaron para tocar". Apocalipsis 8:1-6.

 Después de un rato, las manifestaciones del Juicio -  las voces "diciendo, Santo, Santo, Santo, Dios Todopoderoso", los truenos, y relámpagos, - cesan por espacio de media hora, e indican de una manera muy definida que la multitud Judicial de la primera sesión del Juicio se levanta.

 Seguido de esto, los siete ángeles reciben las siete trompetas. Mientras tanto, el ángel que está parado al lado del altar, ofrece las oraciones de todos los santos, toma el incensario, lo llena con fuego del altar, y lo arroja a la tierra. Entonces es cuando el fuego del cielo, los "truenos, relámpagos, y voces", con los cuales la primera sesión del Juicio comenzó en el Santuario Celestial (Apocalipsis 4:5), descienden a la tierra en inverso orden (voces, truenos, relámpagos  Apocalipsis 8:5), en adición a esto ocurre un terremoto.

 Luego las siete trompetas suenan, una tras la otra. Al sonido de la séptima trompeta (no en la apertura del séptimo sello) hay "grandes voces", diciendo, "Los Reinos del mundo han venido a ser los reinos de nuestro Señor, y de su Cristo: y reinará para siempre jamás". Apocalipsis 11:15.

La media hora de silencio en el cielo traen las voces a la tierra, y al sonido de la séptima trompeta el misterio de Dios se termina (Apocalipsis 10:7). Entonces, es cuando "los reinos de este mundo llegan a ser los reinos de nuestro Señor". ¿Qué significa todo esto?  Solo esto:

 Como hemos visto, el silencio divide las dos sesiones judiciales pre-mileniales, una para los muertos y la otra para los vivos, y el fuego del altar celestial, las voces, los relámpagos, y los truenos descienden a la tierra. Estos hechos, junto con varias escrituras sobre el tema además del resto del Apocalipsis, los capítulos después de la apertura del séptimo sello, prueba que el Juicio de los vivos, la limpieza del templo terrenal, es algo que ocurre en la tierra, no en el cielo solamente.

 "He Aquí", el Señor declara, "He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí: y luego vendrá a su templo … ¿Y quién podrá sufrir el tiempo de su venida? o ¿quién podrá estar cuando él se mostrará? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Malaquías               3:1, 2.

 Sí, la obra de la segunda sesión del Juicio incluye el santuario terrenal, la iglesia. En ese momento, el "fuego" del Señor está "en Sión, y Su horno en Jerusalén". Isaías 31:9.

"Y vendrán muchas gentes, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y enseñáranos en sus caminos, y andaremos por sus veredas: porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor. Y juzgará entre muchos pueblos, y corregirá fuertes gentes hasta muy lejos: y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces: no alzará espada gente contra gente, ni más se ensayarán para la guerra. Y cada uno se sentará debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien amedrente: porque la boca del Señor de los ejércitos lo ha hablado". Miqueas 2:2-4.

 "… entonces se sentará sobre el trono de Su gloria. Y serán reunidas delante de él todas las gentes: y los apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a la izquierda. Entonces el Rey dirá a los que estarán a su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo…

 Entonces dirá también a los que estarán a la izquierda: Apartáos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles". Mateo 25:31-34, 41.

"Y el reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo; cuyo reino es reino eterno, y todos los señoríos le servirán y obedecerán. Hasta aquí fue el fin de la plática. Yo Daniel, mucho me turbaron mis pensamientos, y mi rostro se me mudó: mas guardé en mi corazón el negocio". Daniel 7:27, 28.

 Todas estas cosas indican definitivamente que el tiempo en el cual "arrojará el hombre sus ídolos de plata, y sus ídolos de oro", precisamente lo que causa la caída de "los Asirios", el poder que gobierna a Jerusalén en el tiempo que Dios liberta a Su pueblo (Isaías 31:7, 8).

 Por lo tanto, la verdad se encuentra libre de confusión: Entre el Juicio de los muertos y el Juicio de los vivos permanece la media hora de silencio, el tiempo consumido entre la primera sesión hasta el cierre, y la preparación para la segunda sesión.

 El resto de los versículos del capítulo 8, también los capítulos          9-11, dan una descripción de las siete trompetas, un tratado completo que se encuentra en el Tratado Nº 5, "La Advertencia Final".

 Nosotros ahora presentamos el capítulo 12 de Apocalipsis, el cual trata con el tema de

    El primero de los dos, que pasa a ser examinado ante el Trono del Juicio, es la iglesia eterna.

 "Y una grande señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas:

Y estando preñada, clamaba con dolores de parto, y sufría tormento por parir

Y fue vista otra señal en el cielo: y he aquí un grande dragón bermejo, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas.

Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las echó en tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que estaba para parir, a fin de devorar a su hijo cuando hubiese parido.

Y ella parió un hijo varón, el cual había de regir todas las gentes con vara de hierro: y su hijo fue arrebatado para Dios y a su trono.

Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan mil doscientos y sesenta días". Apocalipsis 12:1-6.

 Es evidente ver que esta "mujer" estaba vestida del Sol y atacada por el dragón, aún antes de nacer su hijo, Cristo; sí, años antes que la iglesia Cristiana y el Evangelio llegasen a existir. Decir, entonces, que ella representa la iglesia del Nuevo Testamento vestida con el evangelio de Cristo, es ciertamente tan infundado y tan ilógica como teoría, como decir que la gallina empolla antes de que el huevo sea puesto.

 "Vestida del Sol", la mujer es, por supuesto, la iglesia eterna de Dios vestida con la Luz del Cielo, la Biblia. "Su Palabra", dice el salmista, "es … como una luz a mi camino". Salmo 119:105.

   La luna, como ya sabemos, es el medio por el cual la luz del Sol es reflejada y la noche iluminada. Hallándose debajo de los pies de la mujer, es el más apropiado símbolo del período anterior a la existencia de la Biblia, el período de la Creación hasta Moisés. Esta fase del simbolismo señala muy definidamente a esa mujer que estaba emergiendo del período en el cual la Palabra de Dios, "el sol", era indirectamente reflejado, fue pasado de padre a hijo, y en el que estuvo entrando hasta el período en que estaba vestida con la Luz de Dios, la Biblia.

    Además, ella se hallaba encinta en el tiempo que estaba vestida con el sol, y la luna permanecía bajo sus pies. Esto muestra positivamente, en sí mismo, que a su comienzo, ella representa la iglesia después de que había recibido la promesa de traer al Redentor del mundo, el "Hijo, quien regiría a todas las naciones con vara de hierro". El "fue arrebatado para Dios y su trono". Por supuesto, El es Cristo, el Señor.

    Las doce estrellas que comprenden la corona de la mujer, describe más obviamente el gobierno de Dios sobre la tierra, la autoridad acumulativa de la iglesia  aquella de los doce patriarcas, de las doce tribus, de los doce apóstoles, y de los 12.000 de cada una de las doce tribus de Israel (los 144.000).

 Se ha observado también que ella representa a la iglesia eterna de Dios, mientras combate con el enemigo.

  "Y fue vista otra señal en el cielo: y he aquí un grande dragón bermejo, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas. Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las echó en tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que estaba para parir, a fin de devorar a su hijo cuando hubiese parido". Apocalipsis 12:3-4.

   Si el estudiante de la Verdad inspirada del cielo está por conocer la lección objetiva que es enseñada por el simbolismo, debería ahora notar con mucho cuidado la importancia, de lo que los cuernos sin corona del dragón y sus cabezas coronadas tienen. También, si el estudiante de la Verdad saca provecho de lo que las Escrituras enseñan, debería completamente comprender que tanto lo anterior como las siguientes consideraciones lógicas y Bíblicas deben ser escuchadas.

    Para comenzar, ya que los cuernos del dragón son un grupo de diez, deben describir todos los reyes o reinos entonces presentes, tal como los diez dedos de la gran imagen de Daniel, capítulo 2, y también los diez cuernos de la bestia del capítulo 7, representan los reyes o reinos existentes universalmente en sus respectivos períodos.

    Tampoco debería dejarse pasar por alto el hecho de que todos los cuernos, las cabezas, y las coronas, fueron agrupadas cuando el dragón se preparaba "para devorar al Hijo de la mujer". Exactamente como el simbolismo revela, ellos representan una coalición de dos distintos y separados grupos (cuernos y cabezas), ambos existentes al mismo tiempo, no uno siguiendo al otro. Es bien recordar, también, que aunque los cuernos crecen y se caen, las cabezas nunca lo hacen.

GUÍA PARA UNA INTERPRETACIÓN CORRECTA DE LOS CUERNOS Y LAS CABEZAS SIMBÓLICOS

 Los cuernos del dragón estando sin coronas, deban describir un tipo de gobernantes similares a aquellos simbolizados por los cuernos sin coronas de la cuarta bestia de Daniel, de su macho cabrío y carnero, y de la bestia escarlata y la bestia de dos cuernos de Juan; es decir, los cuernos sin coronas del dragón indican autoridad sin corona de algún tipo, tal como lo indican los cuernos sin coronas de cualquiera de la bestias simbólicas. Por ejemplo, los diez cuernos sin coronas de la cuarta bestia de Daniel, el ángel explicó, representa Reyes que aún tenían que surgir del Imperio Romano, que aún tenían que tomar sus coronas. Más tarde, sin embargo, el cuerno pequeño (cuerno cabeza) habiendo perdido su poder, y los predichos reyes habiendo recibido sus Reinos, son de ahora en adelante representados por los cuernos coronados, por los cuernos de la bestia semejante al leopardo (Apocalipsis 13), el símbolo mundial después de la caída de Roma.

 De nuevo, los diez cuernos sin coronas de la bestia escarlata (Apocalipsis 17), la bestia que eventualmente reemplazó a la bestia semejante al leopardo, representa reyes que "aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad junto con la bestia". Apocalipsis 17:12. En otras palabras, no teniendo reino propio todo el tiempo mientras Babilonia cabalga (gobierna) la bestia por "una hora", los cuernos están naturalmente sin coronas.

 Ya que estos diez cuernos llegan a la existencia como un grupo, ellos por lo tanto representan gobernantes contemporáneos. Cuando los cuernos representan

poderes que existen uno siguiendo al otro, la Inspiración no falla, por así decirlo, al mostrar ciertos cuernos que se levantan y otros que caen. Por ejemplo, tres

de los cuernos de la cuarta bestia de Daniel "fueron arrancadas de raíz", y en su lugar un notable cuerno pequeño (cuerno cabeza) surgió. De la misma manera, cuando el cuerno del macho cabrío es quebrado,

cuatro se levantaron para tomar su lugar, y un quinto, el cuerno extremadamente grande (que creció en gran manera) siguió de allí en adelante (Daniel 7 y 8). Luego, también, aún las mismas bestias que en sus respectivos períodos representan el mundo, salieron del mar una siguiendo a la otra. De esta manera, la simbolización Divina exhibe los poderes según el tiempo y los eventos les hacen aparecer o desaparecer, según sea el caso.

 En otras palabras, cuando un poder difiere de otro, y cuando existen o no al mismo tiempo, la Inspiración nunca pasa por alto haciendo la distinción. Si lo pasa por alto, al hacer así, piensen entonces, ¡cuán ilógicas, incongruentes, inconsistentes e incomprensibles serían en realidad Sus enseñanzas, y cuán inútil intentar siquiera, sería para cualquiera, conocer la verdad exacta!. La sabiduría humana ya ha demostrado su incapacidad de conocer por sí misma los misterios de la Palabra de Dios, aunque sean delineadas tan perfectas como sólo Dios mismo puede delinearla. En realidad, mientras más tiempo una persona, en su propia iniciativa, trate de explicar los misterios de Dios, más lejos de la verdad se aleja.

 Además, no es posible que la Inspiración sea tan ilógica al agrupar dos elementos diferentes (los representados por los cuernos y los representados por las cabezas) para representar una forma de gobierno. Ni es concebible que ésta agrupase cuernos y cabezas juntas, si ambas no

 

existen literalmente al mismo tiempo. No, la Inspiración nunca confundiría así sus términos, y esperar todavía que comprendiésemos Sus enseñanzas, para saber como interpretar Sus símbolos y cuando esperar que los eventos presentes ocurran. Y ¿cuán lógico sería, si los poderes representados por los cuernos y los poderes representados por las cabezas no variasen en sus características tanto como los verdaderos cuernos y cabezas?.

En cuanto al significado de las cabezas, siendo que la Inspiración misma, es la única fuente de información, vayamos otra vez a la profecía de Daniel 7. Allí se ve, que el cuerno pequeño de la cuarta bestia, teniendo ojos y una boca de "hombre" que hablaba, en realidad era un cuerno cabeza  una combinación de dos elementos separados. Y siendo este simbólico del gobierno de Iglesia y Estado (una combinación de los poderes civiles y religiosos durante la Edad Media), determina más allá de toda duda que mientras la parte de cuerno permanece de parte de la fase civil, la parte de la cabeza permanece del lado religioso  lógicamente, también, porque la religión debería ser el cerebro de todo gobierno. Además, los gobiernos civiles originalmente fueron fundados por los gobiernos religiosos. Así el simbolismo claramente denota que un gobierno Ateísta es tan bueno como lo es cualquier cuerno aparte de su cabeza. El tal podría aún ser comparado, a una gallina sin su cabeza: en su difícil situación, la gallina descabezada salta con gran fuerza, pero no sabe hacia donde se dirige, y vive pocos minutos.

   Además, el gobierno que sigue después de que la autoridad civil es separada del establecimiento político-religioso de la Edad Media, es presentado en el simbolismo de la bestia semejante al leopardo (la única que secuencialmente sigue en la línea del simbolismo de las bestias). En ésta los gobiernos político-religiosos habiendo sido disueltos, es mostrado por medio de una común cabeza herida, un sistema religioso sin autoridad civil, uno que sufre de un golpe mortal  obviamente del golpe el cual arrancó su autoridad civil.

   De estas consideraciones, es notable particularmente que en todos los ejemplos donde las bestias simbólicas tienen tanto cuernos como cabezas, las cabezas en cada ejemplo simbolizan organizaciones religiosas, organizaciones que tienen que ver con las cosas de Dios, que están probablemente mezclando las cosas sagradas de Dios con las cosas comunes del mundo. El nombre de blasfemias sobre las cabezas de la bestia semejante al leopardo, las expone como habiendo cometido ese mismo pecado.

    Y ahora, continuando con el tema del dragón, puede ser observado claramente que para que la consistencia sea mantenida, la interpretación Bíblica de las cabezas y los cuernos del dragón, debe ser, que las anteriores son organizaciones religiosas, y los posteriores, gobiernos civiles. Y ¿a cuántos de ellos, los cuernos y las cabezas del dragón representan? Todos los gobiernos civiles y todas las organizaciones religiosas a ese tiempo específico. ¿Cómo nosotros sabemos esto?  Porque hay diez cuernos y siete cabezas coronadas, y porque el número Bíblico "diez" denota universalidad, y el número "siete" denota completo. (Véase el Tratado Nº 3, El Juicio y La Cosecha, página 94, edición de 1942).

    De los ejemplos antes mencionados, ya vemos que el tiempo ha llegado para que todos los fieles estudiantes de la Biblia, estudiantes tras la Verdad salvadora, comprenden que la Inspiración nunca hace nada en vano o descuidadamente. Su obra es siempre desarrollada exactamente, siempre confiable al valor nominal, y explícita más allá de todo mejoramiento.

   Es un hecho reconocido, también, que las coronas siempre se declaran siempre a favor de la autoridad real. Y como aparecen sobre las cabezas del dragón, no sobre sus cuernos, es especialmente evidente que mientras el dragón gobernó ambos, los mundos civiles y religiosos, aún el coronó los religiosos.

   En otras palabras, la iglesia sostuvo el cetro; la iglesia se sentó sobre el trono del dragón. Y el hecho de que el número de los cuernos del dragón representa universalidad y el número de sus cabezas coronadas representa completo, concuerda con el hecho de que ambos, la iglesia Judía y los Romanos, persiguieron al Señor, muestra que el dragón como un todo representa un mundo Satánico-Eclesiástico completo, que Satanás había tomado al mundo cautivo. Como conquistador de éste y armado con cuernos y cabezas, indujo a Herodes a matar a los niños recién nacidos, tan pronto como supo del nacimiento de Cristo. Esto él hizo con la esperanza de destruir al Salvador, devorar a el niño, y por ese medio, perpetuar su propio reino. Tal fue la condición del mundo en la primera venida de Cristo, y así fue que la iglesia fue capaz de crucificar al Señor, apedrear a Esteban, decapitar a otros, y aún escapar del castigo de las autoridades civiles.

   Por esta misma razón el Hijo del hombre, el Redentor del mundo, vino justamente cuando tenía que venir. El dragón, aun, para defender su dominio satánico, esperó pacientemente y observó cuidadosamente la llegada del prometido Redentor del mundo. Así fue que mientras la eterna iglesia de Dios estaba embarazada, y clamando por ser libertada, el dragón con sus siete cabezas coronadas y sus diez cuernos, estaba listo para devorar al Hijo tan pronto como naciese.

   Precisamente, tal apostasía había tomado al mundo en los días de Noé, también, e hizo necesario que el Señor hiciera algo para salvar al mundo. Por causa de la humanidad, el Creador envió el Diluvio, para llevar a su fin la maldad. De la misma manera, la terrible apostasía de los Judíos en los tiempos de la primera venida de Cristo, exigió otro desastre tan completamente destructivo como el terrible diluvio, para nuevamente borrar la impiedad. Pero, si por ninguna otra razón más que por mantener Su infalible promesa a Su fiel siervo Noé, Dios no podía de esta manera destruir al mundo por segunda vez. Por ello, El envió a Su Hijo, para morir en

lugar del mundo. En esta luz, ¡cuán más brillante que nunca avanza la misión del Redentor! Por Su muerte El en realidad salvó al mundo de la destrucción en ese tiempo, y por Su resurrección hizo posible que permaneciese hoy.

 "Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las echó en tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que estaba para parir, a fin de devorar a su hijo cuando hubiese parido…

 Y fue hecha una grande batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lidiaban contra el dragón; y lidiaba el dragón y sus ángeles. Y no prevalecieron, ni su lugar fue más hallado en el cielo.

 Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña a todo el mundo; fue arrojado en tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

 Y cuando vio el dragón que él había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había parido al hijo varón.". Apocalipsis 12:4, 7-9, 13.

 Aquí están descritas dos diferentes "expulsiones". Note que en el primer ejemplo, el dragón arrastró los ángeles con su cola. Pero, Usted se preguntará, ¿Por qué no con sus garras?  Simplemente, porque tal asunto indicaría falsamente que Satanás derrotó al Señor y consecuentemente sacarían del cielo una tercera parte de los ángeles. Pero desde que él los arrastró con su cola, el verdadero significado es claro  que una tercera parte de los ángeles, le siguió voluntariamente. Ellos se asieron de su cola, por así decirlo, mientras El condujo el camino. "Estos se apartaron

del Padre y del Hijo, y se unieron con el instigador de la rebelión". Testimonios para la Iglesia, Volumen 3, página  129-130. El dragón persuadió a los ángeles, y le siguieron del cielo a la tierra, de donde él buscó devorar a Cristo.

 Este incidente del versículo 4, el dragón arrastrando las estrellas, precedió al incidente del versículo 9, el Señor arrojando al dragón. Lo primero ocurrió antes de que el Señor naciese, y lo último después de Su resurrección. Esto es hecho manifiesto en los siguientes párrafos:

 En los días de Job, Satanás tenía todavía acceso al cielo, ya que se nos dijo: "Y un día vinieron los hijos de Dios a presentarse delante de Jehová, entre los cuales vino también Satán. Y dijo Jehová a Satán: ¿De dónde vienes? Y respondiendo Satán a Jehová, dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella". Job 1:6-7.

 Entonces, Satanás no fue arrojado del cielo inmediatamente después que se rebeló o ni siquiera cuando hizo pecar a Adán y Eva. Más bien, debió haber sido en el tiempo de Job. Pero para determinar exactamente cuándo, debemos leer el versículo 13: "Y cuando vio el dragón que él había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón". El por lo tanto fue arrojado antes de que fuese a perseguir a la iglesia. El hizo esto en el "tiempo que hubo gran persecución

contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y fueron todos ellos esparcidos por todas las regiones de Judea y Samaria, con excepción de los apóstoles". Hechos 8:1. Este hecho es corroborado otra vez por el Espíritu de Profecía:

 Con triunfos el Señor fue tomado para Dios y Su Trono: "Todo el cielo estaba esperando para dar la bienvenida al Salvador a los atrios celestiales. … ofrece a Dios las gavillas de las primicias, aquellos que resucitaron con él como representantes de la gran multitud que saldrá de la tumba en ocasión de su segunda venida. ... Se oye entonces la voz de Dios proclamando que la justicia está satisfecha. Satanás está vencido. Los hijos de Cristo, que trabajan y luchan en la tierra, son "aceptos en el Amado". Delante de los ángeles celestiales y los representantes de los mundos que no cayeron, son declarados justificados".

 "Satanás vio que su disfraz le había sido arrancado. Su administración quedaba desenmascarada delante de los ángeles que no habían caído y delante del universo celestial. Se había revelado como homicida. Al derramar la sangre del Hijo de Dios, había perdido la simpatía de los seres celestiales. Desde ahora su obra sería restringida. Cualquiera fuese la actitud que asumiese, no podría ya acechar a los ángeles mientras salían de los atrios celestiales, ni acusar ante ellos los hermanos de Cristo de estar revestidos de ropas de negrura

y contaminación del pecado. Estaba roto el último vínculo de simpatía entre Satanás y el mundo celestial". El Deseado de Todas las Gentes, páginas 772-774, 709.

 En realidad, al darse cuenta que El hubo acabado con su continua acusación de los hermanos en el cielo, y sabiendo que su estadía aún aquí en la tierra sería por poco tiempo,

 SATANÁS DESCENDIÓ CON GRAN IRA

 Después que el dragón fue arrojado, Juan oyó una fuerte voz en el cielo que decía:

 "… Ahora ha venido la salvación, y la virtud, y el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos ha sido arrojado, el cual los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por la palabra de su testimonio; y no han amado sus vidas hasta la muerte. Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo". Apocalipsis 12:10-12.

 "Las acusaciones de Satanás contra aquellos que buscan al Señor no son provocadas por el desagrado que le causen sus pecados. El carácter deficiente de ellos le causa regocijo porque sabe que sólo si violan la ley de Dios puede él dominarlos". Profetas y Reyes, página 430.

 Vemos que Satanás, anima al pecador a cometer pecado inconscientemente, y de esta manera asegura su condenación, no necesariamente en la tierra, pero en el cielo. Delante del justo Juez, Satanás acusa

al transgresor de "estar vestido con las ropas de maldad y la corrupción del pecado". Pero cuando el Espíritu de Dios sugiere la reprensión, revela el pecado y reprende al pecador a través de Su iglesia.

  El pueblo de Dios siempre debería estar alerta a la voz del Espíritu de Cristo, como también estar en guardia para discernir el espíritu de Satanás. Cuando los dos entran en conflicto, uno lucha por la obediencia a la Palabra de Dios, mientras que el otro excusa el pecado y simpatiza con el pecador. En esta última manera sutil Satanás saca ventaja a menudo y gana al pecador para sus filas, pues el pecador naturalmente ama su pecado. Los fieles le vencen "por medio de la sangre del Cordero y por la Palabra del testimonio de ellos". Ellos aman "no sus vidas hasta la muerte". Apocalipsis 12:11.

 "Y fueron dadas a la mujer dos alas de grande águila, para que de la presencia de la serpiente volase al desierto, a su lugar, donde es mantenida por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo". Apocalipsis 12:14.

  Ya que el desierto es exactamente lo opuesto a una viña, la declaración "para que volase al desierto" implica enfáticamente, que ella debe haber dejado la viña. Y eso es precisamente lo que ella hizo: Poco después de la resurrección, la iglesia (la mujer) abandonó la tierra santa (la viña) y se fue a la tierra de los Gentiles (el desierto).

 

 Además de estos hechos históricos, tenemos también el significado Bíblico de la viña: "La  viña del Señor de los ejércitos, es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa Suya". Isaías 5:7.

 Incuestionablemente, por lo tanto, el desierto, donde la mujer fue alimentada por el tiempo restante, es la tierra de los Gentiles. Y la mujer teniendo que huir de

la presencia de la serpiente en su propia casa, demuestra que el dragón había hecho de la tierra santa su cuartel general. No satisfecho con esto, la persiguió aún al desierto.

 "Y la serpiente echó de su boca tras la mujer agua como un río, a fin de hacer que fuese arrebatada del río". Apocalipsis 12:15.

 Con la esperanza de destruir a la mujer, al comienzo la persiguió. Fallando aun en alcanzar su objetivo, de repente, él cambió la táctica. El cesó la persecución y en vez de eso, comenzó a amistarse con ella. ¡Pero a qué precio para la mujer! Astutamente, echó agua como un río tras ella, pareciendo poner un poderoso esfuerzo para refrescarla, cuando en realidad, fue un poderoso esfuerzo para destruirla por ese medio.

 Las palabras figurativas de la inspiración explican que la compulsiva Cristianización de los Gentiles y el derramamiento de ellos dentro de la iglesia durante el siglo cuarto de la era cristiana, no fue en realidad un acto amistoso. Más bien, fue una torrente devastadora para ahogar el poder salvador del Cristianismo. En otras palabras, la Inspiración predijo el período en el cual el dragón cubrió políticos paganos con una vestimenta de cristianismo, y luego los condujo a obligar a los paganos no-cristianos a unirse a la iglesia, para que de esa forma pudiesen paganizarla, en vez de que ella les cristianizase.

 Para confirmar, citamos una descripción parcial de las obras del señor Gibbon: "A través de los edictos de tolerancia, él [Constantino]

quitó las desventajas temporales que a partir de ese momento habían retardado el progreso del cristianismo; y sus ministros, activos y numerosos, recibieron permiso gratuito, un incentivo liberal, para recomendar las verdades benéficas de la revelación con todo argumento que pudiese influenciar la razón o la piedad de la humanidad. El balance exacto de las dos religiones [Cristiana y Pagana] continuaron sólo por un momento … Las ciudades que mostraron un celo precoz por medio de la destrucción de sus templos [los de los paganos], fueron distinguidos con privilegios municipales, y recompensados con donativos populares…

La salvación del pueblo común, fue comprada a un precio módico, y si esto es verdad que en un año, doce mil hombres fueron bautizados en Roma, además, una cantidad proporcional de mujeres y niños, y que un vestido blanco, con veinte piezas de oro, había sido prometido por el emperador, a cada converso". Esto fue "una ley de Constantino, la cual, dio libertad a todos los esclavos que abrazasen el cristianismo". La Roma de Gibbon, Vol. 2, páginas 273-274 (en inglés).

 "Y la tierra ayudó a la mujer, y la tierra abrió su boca, y sorbió el río que había echado el dragón de su boca". Apocalipsis 12:16.

La tierra, la poderosa arma de Dios, finalmente ayuda a la mujer. Tragándose el "río"; que es, los mismos medios Divinos los cuales, según la parábola, quitan la cizaña y la queman, de la misma manera quitan a todo el que se une

a la iglesia pero que es pagano de corazón todavía. ¿Y qué sucede entonces?  Las Escrituras suplen la respuesta:

 "Entonces el dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo". Apocalipsis 12:17.

 El término "remanente" revela que la simiente está dividida en dos partes: La primera es tomada, la otra es dejada. Nehemías, por ejemplo, explica: "El remanente que quedó de la cautividad allí en la provincia, están en gran dificultad y afrenta". Nehemías 1:3. Un "remanente" siempre representa una parte del todo, grande o pequeño.

 Y note que el dragón hace guerra, no contra el remanente del "río", sino contra la simiente de ella. Siendo Cristo, el único Hijo de la mujer, su simiente son, por lo tanto, los cristianos, los que son nacidos en la iglesia, a través del Espíritu de Cristo. Por consiguiente, el acto de llevar los primeros frutos al Monte de Sión (Apocalipsis 14:1) trae una condición que crea a un remanente de aquellos quienes son aún dejados de entre los Gentiles. En ésta instancia, por lo tanto, ellos, los segundos frutos, son el remanente.

 Recordemos, que esto es después de que la tierra se traga el río que el dragón se aíra contra la mujer, y "se fue hacer guerra contra la simiente de ella [no con ella personalmente], los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo". Apocalipsis 12:16-17. Claramente, entonces, no cabe duda respecto a la conclusión

que la obra de eliminación del río de Satanás es sin duda la purificación de la iglesia, la destrucción de aquellos quienes se han unido a la iglesia con la ayuda de la serpiente. Esta purificación es la misma cosa que capacita a la iglesia como una organización a guardar los mandamientos de Dios y también tener el testimonio de Jesucristo, el Espíritu de Profecía viviente (Apocalipsis 19:10), en su medio. Esta es su única esperanza, su única fortaleza, su única liberación. En esta luz, la Inspiración ahora pone nueva vida en las palabras

 "Despierta, despierta, vístete tu fortaleza, oh Sión; vístete tu ropa de hermosura, oh Jerusalén, ciudad santa: porque nunca más acontecerá que venga a ti incircunciso ni inmundo". Isaías 52:1.

 La purificación de la iglesia, por lo tanto, no traerá un milenio de paz. En realidad no, sino que traerá el fin de los impíos en la iglesia, y con éste, la más grande ira de Satanás contra el remanente, contra los que aunque aún permanecen entre los gentiles, que se atreven desde ese momento a permanecer del lado del Señor. Sin embargo, ellos serán libertados sí, por así decirlo, arriesgan sus vidas  si ellos se colocan del lado del Señor, y así colocan sus nombres en el "libro". Daniel 12:1.

 El dragón no puede hacer guerra contra la mujer, que está compuesta de los primeros frutos, porque en ese tiempo, ella está con el Cordero sobre el Monte de Sión (Apocalipsis 14:1), fuera del alcance del dragón.

Para estudios más avanzados sobre Apocalipsis 12, léase el Tratado Nº 12, El Mundo Ayer, Hoy y Mañana, edición de 1946, páginas 45-48. [El tema a tratar del Apocalipsis ha sido sólo parcialmente tratado aquí, el limitado espacio en este folleto no me permite extenderme].